¿Existen plantas que purifican el aire?
Un estudio de la NASA de 1989 abría la puerta a que algunas especies fueran capaces de eliminar ciertos compuestos orgánicos del aire, pero para ello deberíamos colocar entre 10 y 1.000 plantas por metro cuadrado
Sobre la capacidad de las plantas, así en genérico, de robar oxígeno o purificar el aire se ha escrito largo y tendido. Durante años existió la creencia popular de que no era recomendable dormir con plantas en la habitación porque estas agotaban el oxígeno sin que nadie pareciera caer en la cuenta de que una persona consume mucho más oxígeno y la gente sobrevive habitualmente a dormir en pareja. De hecho, hay algunas plantas con un tipo de metabolismo llamado CAM que, al contrario de lo habitual, absorben dióxido de carbono por la noche y producen oxígeno, como el aloe vera o algunas orquídeas, entre otras.
Otro de los mitos es que hay algunas plantas que son capaces de purificar el aire. Esta idea nace de un estudio realizado por la NASA en 1989 en el que se concluía que existen unas cuantas especies muy eficaces a la hora de filtrar compuestos orgánicos volátiles (VOC), como el benceno, el tricloroetileno y el formaldehído. Estas sustancias, que se producen por ejemplo por el humo de tabaco, los vapores de pinturas, lacas o disolventes y algunos productos de madera, eran captadas y eliminadas especialmente bien por la gerbera, el espatifilo, la sanseviera, la palmera de bambú y el ficus. Por ejemplo, según esta investigación, la gerbera era la más eficaz suprimiendo el benceno y el tricloretileno y la palmera de bambú para el formaldehído.
Así, durante tres décadas, este estudio se ha tomado como referencia habitual para señalar que estas especies podían purificar el aire sin tener en cuenta una cuestión capital: las condiciones en las que se habían llevado a cabo estas mediciones. Porque dado que se trataba de un experimento llevado a cabo por la NASA, las pruebas se habían realizado en espacios confinados que simulaban las condiciones de las estaciones espaciales.
La importancia del espacio
A finales de 2019, la revista Nature publicaba un nuevo estudio que venía a matizar, y mucho, los resultados obtenidos por la NASA 30 años antes. Sus autores afirman que “las plantas en macetas han demostrado su capacidad para eliminar compuestos orgánicos volátiles (COV) en el aire, en habitaciones pequeñas y selladas durante muchas horas o días”. Así que sí, son capaces de eliminar estos compuestos, pero las cantidades en las que pueden hacerlo son bastante escasas.
Concluyen con un verdadero jarro de agua fría para los que pensaban que poniendo un par de sansevieras en su habitación iban a respirar aire puro para siempre, según confirma la investigación tras revisar 12 estudios y casi 200 experimentos previos, que en un edificio sería necesario colocar entre 10 y 1.000 plantas por metro cuadrado para que la capacidad combinada de eliminación de estos compuestos orgánicos volátiles (COV) de las plantas fuera similar al efecto de un gesto tan simple como ventilar durante una hora.
Otro punto a tener en cuenta en el estudio de la NASA es que en este solo se habían observado 12 especies: la aglaonema, la hiedra común, el tronco de Brasil, el crisantemo y las dracaenas janet craig, marginata y deremensis, además de las cinco mencionadas. Sin embargo, en 2018 un equipo de la Universidad de Washington modificó genéticamente un poto, una de las plantas más comunes y fáciles de cuidar, para lograr que eliminara dos compuestos concretos (cloroformo y benceno) a una velocidad muy superior a la de otras especies. Concretamente, en tres días frente a 11.
A este poto le insertaron una proteína llamada citocromo P450 2E1 que, en el caso de los humanos, se encuentra en el hígado y es capaz de transformar el benceno y el cloroformo. Para comprobar si el experimento funcionaba, después de que se alargara durante dos años, pusieron las plantas en tubos de vidrio a los que agregaron, por una parte, benceno y por otra, cloroformo. Comparándolas con los potos no modificados, la concentración de cloroformo se redujo un 82% en tres días y la de benceno un 75% en ocho días, según los datos facilitados por la universidad.
Así pues, es cierto que algunas plantas pueden eliminar ciertos compuestos químicos del aire. Pero para que lo hagan en una cantidad significativa, por el momento, es necesario que hayan sido modificadas genéticamente.
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