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Cursos para educar a humanos con perros: “Estamos a la cabeza en abandono en Europa”

La Fundación Salvando Peludos y seis municipios de Madrid ofrecen talleres gratuitos de educación canina para reducir el abandono animal

Virginia Briceño y su perra Moa, en el curso de educación canina en Fuenlabrada, el 25 de enero de 2025.
Virginia Briceño y su perra Moa, en el curso de educación canina en Fuenlabrada, el 25 de enero de 2025.Juan José Martínez
Juan José Martínez

No ha sido un sábado convencional en el pipicán del sur de Fuenlabrada (Madrid). Minutos antes del atardecer, el parque canino ha empezado a recibir más de humanos que perros. Los animales han venido a educarse; los canes, a olfatear y escarbar en la arena. Una de ellos tiembla con el rabo entre las piernas, mientras una Yorkshire rasca con saña las piernas de su humana para forzarla a jugar. Todo normal, si nos situamos en uno de los talleres que la Fundación Salvando Peludos ha abierto gratuitamente en seis municipios de Madrid para mejorar la convivencia entre peludos y humanos. El proyecto ha surgido ante la necesidad de reducir “el problema del abandono de animales de compañía en España”, puntualiza el presidente de la entidad, Fernando Sánchez (Granada, 44 años), quien lamentar estar “a la cabeza en abandono en Europa”. Más de 170.000 perros fueron abandonados en el territorio nacional en 2023, el 12% por problemas de conducta, según el estudio anual de la Fundación Affinity.

La lluvia ha azotado desde la mañana. Fuenlabrada, encharcado y gris, conjura un sábado fantasmal de esos que dan ganas de cancelar planes. Aun así, han llegado más asistentes que los apuntados inicialmente: cerca de 15 personas —a veces más, a veces menos—, que junto a los Instructores han improvisado un círculo en la arena.

“Hoy vamos a hablar de paseos perronalizados”, dice para quebrar el hielo Javier Mota (Móstoles, 38 años), uno de los educadores caninos que ha impartido el curso. Decidió estudiar la conducta de los perros, a raíz de una relación problemática con un Border Collie demasiado enérgico, que le dio más de un dolor de cabeza. Lo acompaña Pedro Muñoz (Madrid, 48 años), que luce una camiseta azul con la frase en blanco: “Quizás no pueda salvar el mundo, pero sí la vida de un animal”. Ninguno de ellos vienen por trabajo, sino por servicio: son voluntarios del centro de bienestar animal de Fuenlabrada y de Salvando Peludos.

Avanza la sesión. Muñoz gesticula con las manos, hipnótico, ante la mirada atenta de los vecinos, que asienten con la cabeza cuando enumera algunos de los errores conductuales más comunes, como tirar la correa o cansar al perro durante el paseo. Uno de los presentes se presenta como David Alfaro (Madrid, 45 años). Ha venido con un arsenal de preguntas que le han surgido en dos semanas de convivencia con Oto, un mestizo cruzado con Rodesiano que tiene 14 meses y “30 kilitos”, describe el doliente, a quien sus vecinos bromean porque parece que es el perro quien lo pasea a él. “Algunas veces he llegado a mi casa llorando después de sacarlo”, confiesa en el preámbulo de una de las preguntas.

Alfaro lamenta que en solo en dos semanas Oto se está convirtiendo en un problema, cuando estaba invitado a ser una compañía para sus hijas. ”Quizás fallo mío, de no informarme bien de todo lo que conlleva adoptar un perro de esta dimensión, intensidad y edad”, dice como mea culpa este padre, que ha optado por investigar para revertir la situación. “Igual que tengo dos hijas e intento cada día esforzarme por educarlas bien, pues si hemos decidido tener un perro, creo que hay que tener un conocimiento que ahora mismo no tengo y lo estoy sufriendo”.

No todos piensan así: más de 20.000 perros están desamparados anualmente en España por problemas de conducta, la tercera causa de abandono, solo superada por la pérdida del interés por el animal (13%) o las camadas no deseadas (15%). Por debajo quedan motivos como el fin de la temporada de caza (11%), el nacimiento de un hijo (4%) o el divorcio (3%), según la radiografía de abandono animal en España que hace anualmente la Fundación Affinity.

La última entrega con fecha de 2024 estima que 286.000 animales fueron abandonados en España el último año, lo que equivale a 785 mascotas al día. 33 cada hora. Por especie, los perros son los más afectados, con 170.712 ejemplares desprotegidos, seguidos por los gatos con 115.970. En Madrid, 9.235 perros y gatos fueron desatendidos o desamparados por sus dueños entre 2022 y 2023, según datos del Colegio de Veterinarios.

Sánchez alerta de un alto subregistro de animales abandonados: “Nunca sabremos de aquellos perros que mueren en las cunetas de carreteras después de ser abandonados o de los que matan en las haciendas”. El experimentado activista recuerda que la ley de bienestar animal, en vigor desde 2023, “responsabiliza a los ayuntamientos de proponer planes en materia de concienciación, tenencia responsable y prevención del abandono”.

Pasear para fortalecer el vínculo… o agrietarlo

Pedro Muñoz, voluntario y educador canino de la Fundación Salvando Peludos, el 26 de enero de 2025, en Fuenlabrada (Madrid).
Pedro Muñoz, voluntario y educador canino de la Fundación Salvando Peludos, el 26 de enero de 2025, en Fuenlabrada (Madrid).Juan José Martínez

Minutos antes del inicio del taller, Muñoz se pide un café con leche para volver del letargo al que lo induce la comida. Habla de pasear al perro, el tema del taller que está a punto de impartir. Él define el paseo como “el momento en el que el vínculo entre persona y perro se refuerza más” y sostiene que “el mensaje que le tiene que llegar a la gente es que hay una forma de pasear por los perros que tiene que ser distinta a la que predomina”.

Uno de los errores más comunes, explica el instructor, es “inducir al perro al ejercicio explosivo”, o su representación más habitual: lanzarle la pelota. Para zanjar la cuestión, Muñoz comenta que “un perro tranquilo no es un perro cansado” y que “correr detrás de una pelota 48 veces le va a generar estrés y ansiedad…”. “Se vuelve una obsesión”, interrumpe Mota, quien no duda en aclarar que es un juego “antinatural”, porque deforma el instinto natural de caza del perro, al despojarlo del acecho y el olfateo.

En este curso improvisado bajo una carpa plástica municipal, también se ha hablado de los 90 minutos que, como mínimo, deben sumar las tres salidas diarias con el can. El recorrido no ha de ser lineal. “Tiene que ser un paseo de borracho”, apunta Mota, mientras mueve las manos en zigzag. La brújula del paseo debe ser la nariz del perro, dado que “15 minutos de olfateo equivale a 45 de carrera”, recuerda Muñoz.

Los vecinos de Fuenlabrada atienden con la mirada a los instructores como asistiendo a un partido tenis. Una señora con chubasquero toma notas en una libreta con la concentración de quien prepara unas oposiciones. Alfaro escribió “mil cosas” en el móvil, como que debe enfocarse más en fortalecer su relación con Oto, antes de centrarse en la relación del perro con otros canes.

E incluso Virginia Briceño Delgado (Madrid, 45 años), animalista, feminista y dueña de Moa —una Yorkshire de 8 años— y Dora —una Salchicha de 12— ahora sabe que tendrá que hacer paseos diferentes para cada tipo de perro. Esta vecina de Fuenlabrada, que trabaja como “terapeuta holística de humanos”, se ha inducido, además, a una reflexión de vida: “Creo que aparte de educar a los animales, somos los humanos los que necesitamos mucha terapia”. Pero eso ya es otra historia.

Afiche del segundo taller de Salvando Peludos en la Comunidad de Madrid.
Afiche del segundo taller de Salvando Peludos en la Comunidad de Madrid.Salvando Peludos

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