Bienvenidos al único trastero en venta de la Gran Vía: esconde un piso de 10 metros por 165.000 euros
El local, un semisótano, se vendía esta semana en Idealista con dos ubicaciones diferentes: como trastero por 78.000 euros; y como vivienda, por 165.000
Miércoles. 10.30 de la mañana.
— Buenos días, le llamaba para interesarme por el piso de Gran Vía 17, el de 165.000 euros. ¿Se puede visitar?
— Claro. Ya hemos recibido muchas visitas. ¿El jueves sobre las 13.00?
— Genial.
— Lo único, comentarte que está escriturado como trastero. Aunque lo tenemos habilitado como estudio y vivienda, con su baño, su cocinita… Solo eso, no sé si lo quieres para invertir.
Raúl, el hombre que dice responder al teléfono, es la persona de contacto que aparecía esta semana en el anuncio del portal inmobiliario Idealista donde un semisótano sin ascensor, de 10 metros cuadrados, en el número 17 de la calle Gran Vía de Madrid, se vendía por 165.000 euros. Según esta persona, de la que no se ofrecían más detalles, el habitáculo no es suyo, sino que pertenece a otro hombre que vive en Sevilla y que “en lugar de irse a un hotel, duerme ahí cuando sube a la capital”.
Después de que Raúl preguntara si el interés de la compra es para tenerlo como “inversión”, después de reconocer él mismo que el zulo lo tiene escriturado como trastero, y por lo tanto carece de las condiciones para ser utilizado como vivienda; después de dar los buenos días, de despedirse hasta mañana, después de colgar, Raúl desapareció. Nunca se presentó a su cita. Nunca respondió a los mensajes. Nunca cogió las llamadas y su teléfono ya ni si quiera aparecía en el propio anuncio en la mañana del jueves. Raúl se esfumó casi del mismo modo que el propio trastero que pretendía vender como estudio o vivienda. Un lugar diminuto que no cuenta con ninguno de los requisitos —espacio, luminosidad y ventilación entre otros— para obtener la cédula de habitabilidad. El precio del metro cuadrado en este habitáculo asciende a 16.500 euros —en el distrito centro ronda los 6.397—, un valor que en Madrid solo alcanzan las viviendas de 60 metros en adelante. Está “totalmente equipado”, como dice Raúl, pues cuenta hasta con un microondas sobre el cubo de la fregona, un wifi que descansa en el lavaplatos o una televisión anclada a la pared.
El número 17 de la calle Gran Vía es un bloque dividido en dos partes. En una, la 17-A, se ubica el Oratorio del Caballero de Gracia, que fue proyectado por el arquitecto Juan de Villanueva en 1794. En la otra, la 17-B, hay cuatro plantas de viviendas que pertenecen a la Asociación Caballero de Gracia y que dicha asociación tiene alquiladas a particulares. Ningún vecino reconoce la existencia de un trastero en el semisótano. Según los planos del catastro de Madrid, el número 17 de la calle Gran Vía está estructurado en cuatro inmuebles: tres de carácter religioso y uno residencial. Este último estaría compuesto por tres viviendas y no cuatro como sucede en la realidad. No hay constancia ni en la cartografía ni en los datos de que exista trastero alguno de las dimensiones que aparecen en el anuncio de Idealista.
En el interior del templo, el sacerdote José Ramón Pérez Aranguena oficia la homilía ante medio centenar de fieles afligidos y arrodillados en los bancos. Al despedirles, Aranguena se desviste rápido en su cuartito para marcharse a comer mientras el conserje, un hombre llamado Javier que no quiere dar su apellido, de 76 años, recoge el pan, el vino y la santa Biblia del atril. Al ser preguntado por el anuncio del trastero, por si conoce a Raúl, Javier parece no entender nada, anuncia que lo pondrá en conocimiento del rector y sacerdote del Oratorio, Juan Moya Corredor. Pero antes, advierte:
— Esto es De Dios, chico. Que sepas que aquí no hay ningún trastero.
Desde el portal inmobiliario Idealista aseguran que “todos los anunciantes se comprometen a cumplir escrupulosamente las condiciones de uso de la plataforma”. Sin embargo, no existe ningún filtro para que alguien de el primer paso y coloque en el portal digital un anuncio falso. Solo si aparecen denunciantes que “alerten de fraude, el equipo de calidad pediría los certificados y contrastaría la veracidad del inmueble en cuestión”. Hasta ese momento, no hay fórmula que impida anunciarse a un estafador. Una hora después de la llamada telefónica con un portavoz del portal, el trastero de Gran Vía anunciado como vivienda ya había sido eliminado de la página web. En estos momentos, en Idealista hay 14.063 inmuebles habitables publicados en todo Madrid.
Para Sigfrido Herráez, el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), ”habría que declarar insalubre e inhabitable estos lugares”. En su opinión, “el problema es quién determina, permite y cierra estos trasteros o sótanos que se venden como vivienda. Hasta el momento no conozco ningún caso de sanción en Madrid. El Ayuntamiento es quien debería de pasar una especie de ITV a los inmuebles para confirmar la cédula de habitabilidad. En estos momentos no se hace”. “En el caso de este anuncio, es un peligro absoluto. Desde el momento en el que eso deja de ser para trastos y hay una persona ahí, toda evacuación en caso de incendios o cualquier problema no será como debería, además de no tener cocina ni ventilación. Jamás debería poder obtener el cambio de permiso como vivienda”, sostiene.
Jueves. 19.37 de la tarde.
Raúl contesta por WhatsApp a otro número de teléfono que le pregunta por el local.
―Como te comento, está escriturado como trastero. El precio: 165.000 euros. No está en el portal 17, es el de al lado—, asegura.
Sospechosamente, el trastero/estudio ha cambiado de dirección.
En el catastro, el número 15 de Gran Vía, el bloque que ahora indica Raúl, sí tiene escriturado trasteros, siete en total, de entre cinco y 21 metros cuadrados. Es un bloque ocupado casi entero por hostales. Al bucear de nuevo por el portal Idealista en busca de los trasteros más céntricos de Madrid, aparece de nuevo el mismo anuncio de Raúl, con las mismas fotos y, ahora vendido como almacén, con la ubicación real, por 78.000 euros. El único a la venta en esta calle de Madrid es el suyo y, en este caso, es la agencia Albufera Inmobiliaria quien gestiona la compraventa. Desde la oficina del Paseo de Santa Maria de la Cabeza, la directora, Yarlenis Martínez, avisa desde el primer momento que ese lugar carece de cédula de habitabilidad y que “ahí no se puede vivir. El dueño lo tiene así porque a él le gustaría... pero no es posible. Es ilegal. Se vende para guardar cosas”. “Raúl no es el dueño, seguramente sea un intermediario”, afirma. Este, además de publicitarse mediante la agencia, ha colocado otro anuncio por su cuenta con información falsa, para la venta ilegal de ese trastero como vivienda pensando en inversores, con un sobre coste de casi 100.000 euros y sin que Idealista advirtiera el fraude ni la duplicidad de las publicaciones.
“Es que eso es un zulo”, explica Ángel, el conserje del número 15 de Gran Vía, un joven con americana que lleva desde 2018 en el edificio y que no quiere dar su apellido. Cuenta que existe la sospecha de que el trastero fue comprado hace un año, y que “seis meses atrás se detectó que ese hombre, Raúl, estaba bajando poco a poco material de obra y otras cosas, que venían operarios extraños... Se le llamó la atención y se le prohibió que continuara con sus intenciones. Por las fotos, parece que era demasiado tarde, ya tenía el loft montado”, se lamenta. Para acceder al habitáculo, hace falta bajar cuarenta escalones en forma de U por unas escaleras empinadas sin ventilación. “Hay dos plantas de trasteros, este está en la menos dos. Ahí casi no llega la luz natural”, asegura.
Al comentarle a Ángel que Raúl había concertado la visita para las 21.30-22.00 del viernes y más tarde para el sábado a las 13.30, el hombre explica que “está seguro de que conoce de las dinámicas de los conserjes, y que utiliza las horas en las que estamos de ronda por las plantas de arriba para meter a la gente”. “La avaricia de algunos parece infinita. No se puede hacer negocio con ese sitio, que es peor que una celda”, finaliza.
Sábado. 13.13 del mediodía
— Se tiene que cancelar, lo siento.
Raúl desaparece de nuevo. Su móvil comunica durante el resto del día. En Albufera Inmobiliaria dicen que todavía no le han llamado. “Es sábado”, se justifican. El anuncio sigue en su escaparate y el negocio sin filtros continúa en Idealista.
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