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Un año de tiranteces en los gobiernos de PP y Vox en Madrid: rupturas, desplantes y reproches públicos

De Alcalá a Pedrezuela, y ahora en Torrelodones, la alianza de los dos partidos para gobernar sobre un millón de habitantes ha vivido desencuentros puntuales

Juan José Mateo
Almudena Negro PP
Almudena Negro (PP) se convierte en nueva alcaldesa de Torrelodones con el apoyo de Vox.AYUNTAMIENTO DE TORRELODONES

A primera hora del jueves, Almudena Negro, la alcaldesa de Torrelodones, publica un durísimo comunicado. “Ni una deslealtad más”, escribe la política del PP sobre Vox, su socio de gobierno. “Estamos hartos”, recalca. Y anuncia: el pacto que une a las dos formaciones queda “en suspenso”. Poco más de un año después de las elecciones de mayo de 2023, los ejecutivos formados por los dos partidos para gobernar sobre un millón de madrileños han vivido puntualmente rupturas, desplantes y acusaciones cruzadas en un contexto general de entendimiento. Al punto de no retorno se llegó en Humanes (20.000 habitantes) y Pedrezuela (6.400), donde el acuerdo saltó por los aires. En el estadio de los reproches puntuales se encuentra el pacto más importante, firmado en Móstoles (211.000), y que en ningún momento ha parecido en peligro, como el de Alcalá de Henares (195.000). Y al capítulo de los reproches públicos ha llegado el de Torrelodones (25.000), donde ahora todo son dudas sobre el futuro del gobierno de coalición.

Sábado 17 de junio de 2023. El PP firma acuerdos de gobierno e investidura con Vox en una treintena de municipios de la Comunidad de Madrid, entre ellos los dos más poblados de la región tras la capital (Móstoles y Alcalá de Henares). Desde entonces, día a día, comienza un lento desgaste mientras la relación regional entre PP y Vox en Madrid empeora hasta hundirse a su nivel más bajo. Rivales electorales y socios gubernamentales en múltiples instituciones desde 2019, la tensión que siempre ha separado a estas dos formaciones ha derivado en este momento en hostilidad abierta en la región.

“No sé qué sentido tiene Vox, no sé para qué están ahí”, llegó a decir el 13 de junio Isabel Díaz Ayuso en su doble condición de presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid. “Con la que está cayendo en España, con el momento que estamos viviendo, esa campaña demostrada, continua, contra nosotros [el PP]... ¿de qué sirve? ¿Les sirve a ustedes de algo?”, acusó.

Por su parte, Rocío Monasterio, la líder regional de Vox, ha criticado a la baronesa conservadora repetidamente. “Lo que nos gustaría es que el Gobierno de la señora Ayuso dejara de intervenir las instituciones”, llegó a decir. “Ha habido una intervención de la Cámara de Cuentas. Ha habido una intervención del Consejo de Transparencia. Hay un control de Telemadrid brutal”, ejemplificó. “Por desgracia, vamos camino de la censura total”.

Los encontronazos a nivel regional han tenido su traslado a nivel municipal, cobrando características propias según el municipio, aunque dentro de un funcionamiento correcto de la relación, según las partes implicadas, que diferencian entre los choques puntuales del día a día, y las diferencias de fondo.

Choques por el Orgullo o los Presupuestos

En Alcalá de Henares, el partido de extrema derecha llegó a emitir en abril un comunicado calificando de “mala decisión” los cambios que patrocinaba el PP en la Policía Local, y criticándolos con todo lujo de detalles. Ese mismo mes, en Pedrezuela, el gobierno saltó por los aires cuando el regidor (PP) cesó a la edil de Vox por votar en contra de los Presupuestos. Los dos socios también chocaron por la retirada en Alpedrete de las placas en homenaje a Francisco Rabal y Asunción Balaguer, finalmente abortada. En junio pasó de todo: Vox se quejó de que el PP no cumplía el pacto secreto que les unía en Leganés (donde no gobiernan juntos); y en Humanes, el PP rompió con Vox, y apostó por un partido local como socio, cuando uno de los concejales ultras se marchó al grupo de no adscritos, dejando al gobierno en minoría.

En julio se ha mantenido la misma tónica: en Móstoles, Vox se quejó el martes de que el PP votara en contra de una moción suya, y en junio rechazó que el Ayuntamiento financiara actividades de la semana del orgullo LGTBI, acusando a los conservadores de omitir el concepto de esa partida en los Presupuestos aprobados por ambos.

“En líneas generales todo va bien, y no todos los casos son los mismos”, explicó una fuente que cuenta con la confianza de Díaz Ayuso y conoce las entrañas del PP. “En Humanes no hay problema, se llevan muy bien, pero no había mayoría para votar al nuevo alcalde porque Vox había perdido un concejal suyo... otra cosa es lo que diga Vox”, ironizó. “Lo de Torrelodones es un tema local, donde Vox se empeña en enredar”, criticó. “Lo que no puede pasar es que quien está en gobierno no apoye en pleno los acuerdos que salen de la junta de gobierno. Es una cuestión de seriedad y responsabilidad que seguro todo el mundo entiende”, subrayó sobre esta ciudad, donde Vox se abstuvo el jueves en el pleno extraordinario convocado para aprobar un nuevo pliego de limpieza.

Así explicó su posición Vox a través de un comunicado: “Vox ha soportado los desplantes del gobierno municipal (...) El grupo municipal de Vox mantendrá su independencia ideológica y el respeto del pacto de gobierno tal y como fue firmado (...) Vox Torrelodones no va a permitir que las imposiciones ideológicas apoyadas por el PP supongan un daño económico para los vecinos”.

Con tres años de gobierno aún por delante, solo una cosa es segura en los gobiernos de PP y Vox: el desgaste fruto de la convivencia no ha hecho más que empezar.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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