Exonerados tres policías que abatieron a un joven en su casa de Puente de Vallecas en 2021
El jurado les declara no culpables al entender que actuaron en legítima defensa contra un ataque con un arma blanca. El fallo también refleja que Kebyn había consumido droga
Un jurado popular ha exonerado del delito de homicidio a tres policías nacionales que el 26 de noviembre de 2021 acabaron con la vida de un joven de 21 años en su domicilio. Los agentes acudieron a la vivienda alertados por una llamada de la madre en la que les pedía ayuda porque su hijo estaba agresivo y los amenazaba con un cuchillo. En el rellano, los policías dispararon contra el chico que falleció de un shock hipovolémico. El jurado ha considerado por mayoría de siete votos de nueve que las patrullas que actuaron esa noche lo hicieron en legítima defensa.
La resolución ha determinado que los agentes usaron las armas “como última acción posible” en una reacción natural ante un ataque con arma blanca que hacía peligrar sus vidas y que cabría esperar de cualquier persona en esa situación. Ahora la Sala tendrá que dictar una sentencia acorde con el veredicto, cuya lectura se ha demorado sobre lo previsto porque el magistrado presidente ha tenido que pedir al jurado que aclarara algunos puntos.
El pasado lunes, la Fiscalía cambió su petición y solicito que los agentes fueran exonerados al concurrir una eximente completa de legítima defensa. Previamente, la fiscal, que a lo largo del proceso cambió varias veces de criterio, solicitaba una condena de dos años y medio de cárcel por homicidio con la eximente incompleta de legítima defensa. Las acusaciones particulares que ejercen dos familiares del fallecido solicitaban que fueran condenados a cinco años de cárcel por homicidio con una eximente incompleta de legítima defensa.
La defensa de los agentes y la Abogacía del Estado siempre han defendido su absolución al actuar adecuadamente ante la amenaza que representaba el joven. En los días previos a su muerte, Kebyn había estado bastante “nervioso”, según explicó la familia en su primera declaración. Por eso, la madre del fallecido había llamado unos días antes a un amigo de su hijo para pedirle consejo sobre cómo acercarse a él. Este chico le contestó que le hablara con tranquilidad y procuraran hacer “cosas juntos”. A la madre le pareció buena idea montar el árbol de Navidad con él ese 26 de noviembre fatídico. Todo iba bien hasta que el hermano mayor volvió de trabajar y los dos empezaron a discutir y Kebyn agarró un cuchillo de la cocina.
Sobre las nueve de la noche, la familia dejó al joven en la casa, bajó a la calle y realizó una primera llamada a la Policía. Mientras esperaban, volvieron al piso, pero al comprobar que Kebyn seguía agresivo, se quedaron en el portal y no volvió a subir hasta que fue abatido. Los agentes dispararon 19 veces y siete tiros alcanzaron a Kebyn.
Los tres policías declararon en el juicio que el chico los atacó con un cuchillo “completamente ido” y, a pesar de que le dispararon varias veces, no paraba de acometerles, por lo que pensaron que no acertaban al disparar o las pistolas no funcionaban. La madre, por su lado, aseguró ante el tribunal que quería que la policía se lo llevara al calabozo para que cambiara “de actitud”. Entre lágrimas, afirmó que quería “una ayuda” y que ahora se sentía culpable de aquella decisión.
Durante la vista oral, los forenses explicaron que habían hallado en el organismo del fallecido tres tipos diferentes de droga y que además esta había sido consumida en las ocho horas previas a la muerte. Los expertos indicaron que esta ingesta podría haber influido en los niveles de percepción y de agresividad del consumidor.
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