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La Asamblea de Madrid investiga a Vox y a Monasterio por emitir un voto irregular en el último pleno

La formación ultra, que no había sustituido todavía al dimitido Ruiz Bartolomé, registró en una iniciativa más votos que diputados presentes

La portavoz de Vox, Rocío Monasterio, interviene en el pleno de la Asamblea de Madrid celebrado el jueves 1 de febrero.Foto: FERNANDO ALVARADO | Vídeo: EPV
Juan José Mateo

La Asamblea de Madrid ha abierto este lunes una investigación a Rocío Monasterio y a Vox por haber emitido un voto irregular durante el pleno del jueves, cuando se registró un sufragio desde el escaño de un diputado que había dimitido el 25 de enero y aún no había sido sustituido (José Luis Ruíz Bartolomé). Así, el partido de extrema derecha sumó más votos que representantes en la enmienda a la totalidad de Más Madrid a la Ley de Economía Circular, momento en el que se puede ver a la líder de la formación estirar el brazo hacia la pantalla del escaño colindante al suyo, según ella para intentar apagarla. Aunque el voto no alteró el resultado de la votación, el registro de un sufragio fraudulento no tiene precedentes y el culpable, aún por determinar oficialmente, se arriesga a una suspensión de sus derechos como diputado de entre 15 y 30 días, según un portavoz de la Cámara. Un castigo que resumiría todo lo que ha cambiado en la Asamblea tras las elecciones. Porque en política nada es casual. Y que el PP aproveche su mayoría absoluta para airear un desliz de su antiguo socio que podría haber investigado en privado encierra un mensaje: tras absorber a Cs, tiene a Vox y a Monasterio en la diana.

“Se vio en el pleno que había un voto de más y se comprobó”, explica una fuente parlamentaria con conocimiento de lo sucedido. “El presidente, en la junta, ha planteado que hay que estudiar lo que ha ocurrido”, ha seguido. “Íñigo Henríquez de Luna [diputado de Vox] ha dicho que fue él, pero de aquella manera: ha explicado que, al llegar, se registró en un escaño, y que luego se sentó en otro, por lo que tenía dos registros”, ha continuado sobre una reunión mantenida este lunes en el Parlamento, donde se mantiene en duda la autoría del voto hasta que los servicios técnicos confirmen quién cometió la infracción, y si en realidad fue Monasterio, como dan por hecho todos en la Asamblea, y no Henríquez de Luna. “Su versión explica que haya un asistente de más, pero no un voto de más”, ha precisado este interlocutor.

Como el PP de Isabel Díaz Ayuso tiene mayoría absoluta en la Cámara, ese sufragio no alteró el resultado de la votación, pero sí ha provocado un escándalo en el Parlamento autonómico, donde Vox va de crisis en crisis: desde que fracasó en la negociación de los Presupuestos de 2023 por registrar fuera de plazo sus enmiendas, acumula purgas en la lista electoral, bajas voluntarias de diputados que no quieren seguir y sustitutos que declinan recoger el acta. Un cúmulo de problemas que no ha pasado desapercibido en la dirección nacional, donde el liderazgo de Monasterio está más que cuestionado.

“Se encendieron los dos escaños”, ha asegurado la portavoz del partido de extrema derecha. “Henríquez de Luna no sabía si se tenía que sentar en el que estaba al lado mío [vacío por la renuncia de Ruiz Bartolomé], o sentarse en el otro. Yo intenté apagar el que había a mi lado, le di a todos los botones posibles, y eso no se apagaba. En la pantalla salió en verde en todas las votaciones”, ha seguido. “Y lo avisamos”, ha recalcado. “Son cosas de la tecnología que de vez en cuando pasan. Se votó desde donde creíamos que se podía votar”.

Críticas del PP

De esta manera, Monasterio ha sostenido que la culpa es de los servicios técnicos de la Cámara por tener activada la posibilidad del voto en un escaño sin ocupar, y que ella lo único que hizo fue intentar apagar el sistema. Pero esa versión del fallo técnico no ha sido aceptada por nadie. No lo ha hecho el presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio (”Usted es diputada en la Asamblea de Madrid desde hace 5 años y sabe perfectamente que en las votaciones no se apaga nada. Simplemente se aprietan dos botones. Los que están en el escaño de cada uno”, ha dicho en sus redes sociales). Y no lo han hecho el resto de partidos, que se han mostrado muy críticos con las explicaciones de Monasterio, especialmente el PP, que ha decidido pasar al ataque contra Vox, según pudo comprobar este diario.

“Fallo técnico no es, es un fallo humano o un intento de obtener un voto que no se tiene, y si se confirma, habrá que proceder contra alguien que ha intentado votar dos veces”, ha lamentado Carlos Díaz-Pache, portavoz del PP, resumiendo en muy pocas palabras todo lo que ha cambiado en la relación de los dos partidos desde las últimas elecciones. Tanto ha empeorado, que el exviceconsejero ha ido incluso más allá en sus redes sociales: “No desvíes una responsabilidad que es solo tuya”, le ha escrito a Monasterio.

“Está bien que se investigue, porque hay que garantizar que no puedes aprovechar que el escaño de al lado este vacío para darle al botoncito”, ha dicho Juan Lobato, el portavoz del PSOE. “A nadie se le escapa en esta Cámara que Vox tiene ciertas dificultades para estar a la altura del trabajo parlamentario, con rigor y conocimiento para dar respuesta a las necesidades de los madrileños”, ha rematado Manuela Bergerot, de Más Madrid.

Lo que es seguro es que la polémica profundiza la crisis del partido de extrema derecha en Madrid. Así, el pasado miércoles, Pablo Gutiérrez de Cabiedes presentó ante la junta electoral su renuncia a volver a la Asamblea de Madrid como diputado de Vox, como le correspondía en sustitución de José Luis Ruiz Bartolomé, que renunció a su escaño pese a ser la mano derecha de Monasterio.

La salida de Ruiz Bartolomé y la renuncia de Gutiérrez de Cabiedes profundizan la lista de bajas de Vox en los últimos meses. Así, la diputada Carla Toscano, mano derecha de Javier Ortega Smith y portavoz adjunta del partido en el Ayuntamiento de la capital, renunció a su escaño en el Congreso el pasado día 11. En solo cinco meses de legislatura era la tercera dimisión en el grupo parlamentario ultra, tras la de Espinosa de los Monteros y la del doctor Juan Luis Steegmann, quien renunció a ocupar el escaño que dejó vacante el anterior.

Esas decisiones fotografían una crisis marcada por dos fracasos: el de la negociación con el PP sobre los Presupuestos de 2023, que no se aprobaron; y el de las últimas elecciones autonómicas, en el que la extrema derecha perdió votos, escaños y capacidad de influencia, pues Isabel Díaz Ayuso logró mayoría absoluta y dejó de necesitar su apoyo.

A esa cita, Monasterio acudió sin incluir en su lista electoral a nombres propios de la formación en Madrid, como Gádor Joya (la médico que hacía ecografías a las mujeres a la puerta de las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo); Jaime de Berenguer (impulsor del aumento presupuestario pactado con el PP para becar etapas no obligatorias en centros privados); o Alicia Rubio (la diputada que enumeró tantos sinónimos de clítoris como contiene el diccionario en una sesión plenaria). El propio Gutiérrez de Cabiedes, referente del partido en el Parlamento regional, bajó un puesto con respecto a los comicios precedentes, siendo peores las expectativas del partido.

De esta manera, Javier Pérez debe ser el diputado que sustituya a Ruiz Bartolomé. Pero aún no lo ha hecho. Y, como Vox emitió todos los votos de su grupo parlamentario en una de las votaciones del pleno del jueves, se abre la investigación. Una nueva polémica alrededor de Monasterio, cuestionada internamente por su estilo de liderazgo y sus resultados; huérfana de su mano derecha en la Cámara, Ruiz Bartolomé; y ya desprovista del apoyo que le podía proporcionar desde la dirección nacional su marido, Iván Espinosa de los Monteros, que dejó la formación en agosto.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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