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Las capitales europeas respetan o se anticipan a las medidas de ahorro energético de sus Gobiernos centrales

París se adelanta a Macron, Berlín apagó hace días la Puerta de Brandenburgo. La única contestación llegó de Alternativa por Alemania, partido de extrema derecha

Roma
El Coliseo romano iluminado de noche.Picasa (Getty Images)
El País

Las principales capitales aceptan sin discusión las medidas de ahorro energético dictadas por los gobiernos centrales de sus países, que guardan mucho parecido con las adoptadas por el Gobierno español, como reducir la iluminación de centros oficiales o monumentos, e incluso establecer horarios para apagar los escaparates de los comercios o limitar el uso del aire acondicionado. No hay apenas contestación en alcaldías y gobiernos regionales; en París, incluso, el municipio va por delante de las medidas del presidente Macron. Una voz discordante sí ha sido la de un diputado alemán del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania, que criticó que Berlín tendría un aspecto sombrío y señaló que la capital alemana dejará de parecerse a París y se parecerá más a Pyonyang (capital de Coreal del Norte).

París. Ciudad de la luz

París, ciudad gobernada por socialistas, ecologistas y comunistas, difícilmente podría estar disconforme con las medidas contra el despilfarro de energía que prepara el Gobierno centrista de Emmanuel Macron, puesto que la capital francesa se jacta de ir más rápido y más lejos que Macron. El 22 de julio, el Ayuntamiento decretó la obligación para los comercios climatizados de no dejar las puertas abiertas a la calle. El objetivo: ahorrar. La multa, en caso de incumplimiento: 150 euros. Es la primera medida del plan de ahorro que el Consistorio quiere presentar en septiembre, y que probablemente se alineará, a grandes rasgos, con las iniciativas que se preparan en Francia a escala nacional con el fin de reducir el consumo en un 10% en dos años respecto al nivel de 2019. Estas medidas incluyen la reducción en las oficinas públicas del uso del aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno, o el apagón de los carteles luminosos de los comercios a partir de la hora del cierre. Por ahora la Torre Eiffel, símbolo de París y atracción turística, sigue iluminándose cada noche. Y la capital, que este verano vive un boom turístico, preserva su condición de Ciudad Luz con todo su esplendor.

La Torre Eiffel en las conmemoraciones del día de la Toma de la Bastilla.
La Torre Eiffel en las conmemoraciones del día de la Toma de la Bastilla.Antoine Gyori - Corbis (Corbis via Getty Images)

Roma. El Coliseo a oscuras

Italia contempla tres niveles de alarma en su plan de ahorro energético. El más grave se pondría en marcha si Rusia decidiera cerrar por completo el grifo del gas a la Unión Europea. Por el momento, el país transalpino se ha detenido en el primero, que, en lo que se refiere al control energético en el ámbito público, pasa por la limitación de la temperatura de los aires acondicionados a 25 grados en los edificios de la Administración. Los niveles superiores todavía no se han activado, pero en casos límite de escasez de recursos energéticos, el plan estatal incluye restricciones en la iluminación pública. Llegado el caso, se apagarían las farolas de la red de carreteras de la ciudad y del extrarradio, y la iluminación de monumentos y edificios históricos a partir de una determinada hora. No obstante, algunas administraciones locales han decidido comenzar a ensayar las limitaciones. Por ejemplo, Turín ha ajustado la intensidad de las farolas para ahorrar energía, se mantienen encendidas el mismo número de horas, pero dan menos luz. En la capital, algunos edificios emblemáticos como el Coliseo o los Foros imperiales han apagado sus luces algunos días para concienciar sobre el ahorro energético y la sostenibilidad, en el marco de la campaña “Me ilumino menos” impulsada por el Ministerio de Cultura, con el consenso de las autoridades locales.

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Berlín. El gran apagón

Cuando la escasez de gas ruso en Alemania comenzó a convertirse en una amenaza real para el país, las autoridades de Berlín tomaron una decisión simbólica: desde el miércoles, el Gobierno de la capital ordenó apagar los focos de unos 200 edificios y monumentos emblemáticos de la ciudad.

“En vista de la guerra contra Ucrania y de las amenazas de la política energética de Rusia, es importante que utilicemos nuestra energía con el mayor cuidado posible. Esto se aplica también y especialmente al sector público”, dijo la senadora de Medio Ambiente, Bettina Jarasch (Verdes). Los primeros edificios y monumentos en quedar a oscuras durante la noche fueron el Palacio Bellevue, residencia oficial del presidente del país, la Columna de la victoria, la sede del Ayuntamiento, la emblemática Iglesia del Recuerdo, el palacio de Chralottemburg y la catedral. Tres equipos de una empresa eléctrica especializada están trabajando ahora para apagar los focos. Cada día se podrían desconectar entre 100 y 120 luces de esta manera por lo que se necesitarán entre tres y cuatro semanas para que todos los edificios previstos queden a oscuras, entre ellos el monumento más famoso de la ciudad: la puerta de Brandeburgo.

El apagón de Berlín, que ha sido copiado en el resto del país, algo raro en la política, no produjo ninguna protesta popular y el único político que criticó la medida fue el diputado del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) Ronald Gläser: “Por un lado, se nos asegura constantemente que no hay amenaza de crisis eléctrica. Por otro lado, el Senado ya no quiere iluminar las vistas de Berlín para ahorrar energía. Como metrópoli turística, la ciudad pierde así su atractivo. El modelo de Berlín ya no parece ser París, sino Pyongyang. Con la coalición rojo-verde-rojo, Berlín va a ser un lugar sombrío”.

Varias personas en Berlín, frente a la Torre de la Radio.
Varias personas en Berlín, frente a la Torre de la Radio.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

Bruselas. Sin fricciones

En Bélgica se anunció un plan de ahorro para asegurar el aprovisionamiento energético el 15 de julio. En él está prevista “la cooperación entre los distintos niveles de Gobierno para concienciar a hogares y empresas sobre el ahorro energético”. Bélgica es un estado federal que concede mucha autonomía a las regiones (Valonia, Flandes y Bruselas) y las fricciones suelen ser habituales en los distintos ámbitos de competencias. Sin embargo, desde que la ministra de Energía, Tinne Van der Straeten, hizo públicos estos planes la prensa belga no ha registrado ningún roce sonoro, tampoco las regiones han hecho anuncios de planes o programas de ahorro energético.

La Haya. Independencia para las flores

Países Bajos importa un 15% de gas ruso, pero no solo se usa para calentar las casas o para cocinar, sino que sirve también para los invernaderos. De modo que las flores y las verduras dependen también del gas. La consultora en transición energética Kalavasta calcula que el país se gasta 30 millones de euros diarios en gas ruso (casi 2 euros por persona). Según el Gobierno holandés, “hay suficiente gas almacenado para pasar el invierno y varios meses después, pero se trata de ser independiente”. Para hacer posible esa transición, los ayuntamientos —entre ellos el de Ámsterdam— fomentan los planes de sostenibilidad del Ejecutivo. En la capital, el Consistorio ha reducido ya tres grados la temperatura de los edificios oficiales. Ello equivale a una rebaja del 15% en el consumo de gas. Al mismo tiempo, publica en su página de web las formas de ahorro de energía en el hogar, “para reducir al menos 100 euros anuales”. Ofrece también asesoría gratuita a la ciudadanía.

Lisboa. Respeto institucional

El Gobierno portugués anunció ayer que presentará en breve un plan con medidas de ahorro energético, que incluirá limitaciones en los edificios públicos, según confirmó el Ministerio de Medio Ambiente y Acción Climática a la agencia Lusa. El plan contemplará también una campaña de sensibilización ciudadana para rebajar la dependencia del gas en el país. Ni Lisboa ni otras ciudades portuguesas han diseñado aún planes específicos para ahorrar energía. Es improbable que ninguna ignore las medidas que plantee el Gobierno, ya que el respeto institucional se mantiene aunque no estén en manos de los mismos partidos.

Londres. De perfil

En el Reino Unido, el Gobierno no ha adoptado medidas de ahorro energético, puesto que la preocupación es más el coste de las facturas domésticas, que se prevé que superen las 3.600 libras (unos 4.300 euros) anuales este invierno. Además, el país es significativamente menos dependiente de la energía procedente de Rusia, en materia de gas, por ejemplo, tan solo emplea un 5%, comparado con el 40% de media comunitaria, si bien el objetivo del Ejecutivo es mitigar el impacto del coste sobre los hogares.

Con información de Marc Bassets (París), Enrique Müller (Berlín), Lorena Pacho (Roma), Manuel V. Gómez (Bruselas), Isabel Ferrer (Amsterdam), Eva Millán (Londres) y Tereixa Constela (Lisboa).

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