Liberada en Madrid una mujer obligada a prostituirse y entregar 500 euros diarios a su hermana y su cuñado
Un hombre llamó al teléfono contra la trata de la policía para informar de la situación de esta víctima que llegó a España engañada por la pareja que la tenía controlada con palizas y mensajes de móvil
Fue una voz masculina la que llamó al teléfono contra la trata de la policía para pedir que rescataran a una chica de 24 años. Dio su nombre y apellido, detalles del lugar en el que solía colocarse y su descripción. “Las llamadas son anónimas, pero todo indica que era un cliente habitual con el que había cogido confianza, y le entró arrepentimiento”, cuenta uno de los investigadores del caso. Ya fuera culpa u otro motivo el que le impulsó a levantar el teléfono, esa llamada sirvió para liberar a esta mujer y poder escuchar de su boca su realidad: su hermana la había engañado para venir de Rumanía a España y su cuñado la había convertido en una escalava sexual en un polígono de Madrid. La Policía ha detenido a ambos.
Mientras la pareja de explotadores vivía en Toledo, la víctima era obligada a prostituirse día y noche hasta que alcanzara los 500 euros. Si no llegaba a esa cifra, su cuñado le pegaba brutales palizas y le negaban la comida. No hacían falta cadenas para tenerla controlada. Bastaba el terror, las amenazas con hacerle algo a su hija que se había quedado en su país natal y los mensajes constantes de control que llegaban a su movil. “Tenía que informar de todos sus movimientos, los servicios no podían durar más de 10 minutos y cobraba entre 20 y 30 por cada uno. Así hasta 500 euros. Cuando la liberamos vimos a una mujer totalmente sumisa”, apunta este investigador del Grupo 8 de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos.
La víctima confió en las palabras de su hermana mayor que la convenció para venir a España asegurándole que tenía un trabajo de camarera para ella. La mujer liberada es la pequeña de cinco hermanos y dejó una hija pequeña en Rumanía. Cuando llegó a Madrid, la ahora detenida y su pareja la llevaron a un hotel que se encuentra en el polígono Marconi, zona habitual de postitución en Madrid, y le dieron una paliza. Fue entonces cuando se dio cuenta de la trampa que le habian tendido. Le prohibieron hablar con otras mujeres del polígono, con los clientes y, por supuesto, con la policía. “Tenía la orden de decir que estaba ahí voluntariamente para conseguir dinero para su hija si alguien le preguntaba algo”, puntualiza el investigador.
Ella siguió viviendo en ese hotel del polígono, mientras la pareja de explotadores iba y venía todos los días desde Toledo para recoger la recaudación. “Estaba demasiado asustada como para intentar escapar y no conocía a nadie aquí”, explica uno de los policías que llevó el caso. Por suerte, la llamada llegó antes que en otras ocasiones. La víctima fue explotaba durante dos meses que fueron “horribles” para ella. “Cuando llegamos a estas mujeres, han vivido ya cosas atroces en muchos casos. Algunas llegan a asimilar que su vida es así, a muchas las obligan a consumir...”, enumera el investigador.
Finalmente, cuando la habían identificado, unos agentes se acercaron a hablar con ella. Consumida por el miedo, la mujer se mostró “huidiza” al principio. Además, ni siquiera dominaba el idioma porque su vida desde que llegó a España se había reducido al metro de acera que ocupaba en el polígono. Finalmente consiguieron que les acompañara a dependencias policiales y allí, acompañada de la intérprete de una ONG especializada en víctimas de trata, contó algo más de su historia, aunque hubo detalles en los que no quiso entrar.
Cuando analizaron tanto el móvil de la víctima como el de los detenidos, vieron plasmadas en esas pantallas las amenazas y coacciones que mantenían a esa mujer atada a ese pedazo de acera. Debía informar en todo momento de lo que hacía, cuando llegaba un cliente, cuando acababa, lo que le había cobrado, si había alcanzado los 500 euros... En la conversación entre las hermanas, no había nada más que control y escalvitud. Cuando detuvieron a los explotadores recuperaron también el carnet de identidad de la víctima.
Ahora, la chica permanece en un piso de acogida que gestiona la ONG con la que la Policía colabora habitualmente en este tipo de casos. “Nos preocupa que la prostitución se convierta en una forma de ocio más, venimos observando que ha bajado la edad de los clientes”, reflexiona el investigador, que ha visto muchas realidades como la de esta mujer a lo largo de los años. Entre el 1 de julio de 2021 y el 30 de junio de este año, la Policía Nacional ha llevado a cabo 1.613 investigaciones por los delitos de trata de seres humanos y por explotación en las que han sido detectadas 11.110 víctimas. Una chica ha sido rescatada, pero quedan muchas más.
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