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El colapso de la sanidad de Madrid en Navidad: una semana sin cita en la mitad de los centros

El 47% de los ambulatorios tardó siete días o más en que sus médicos atendieran en diciembre, según datos obtenidos por EL PAÍS | Consulte los datos de su centro

Cola para hacerse un test de covid-19 en un centro de salud de Madrid, el pasado 21 de diciembre.
Cola para hacerse un test de covid-19 en un centro de salud de Madrid, el pasado 21 de diciembre.Europa Press

El colapso que provocó la llegada de la versión ómicron del coronavirus en la sanidad madrileña se mide en datos: la mitad de los centros de salud de la región tardó siete días naturales o más en que sus médicos de familia atendieran presencialmente a los pacientes en diciembre, según datos oficiales a los que accedió EL PAÍS en aplicación de la ley de transparencia. La estadística hace algo más que reflejar las colas que se formaron ante los ambulatorios a las puertas de Nochebuena, Navidad y Año Nuevo. También refleja una tendencia iniciada en octubre que hace previsible que la situación empeorara en enero de 2022. Y alerta de las debilidades de un sistema sanitario agotado por la falta de personal y la tensión permanente que han supuesto dos años de lucha contra el virus: en 2021 hubo que esperar casi cuatro días de media para conseguir cita con el pediatra, cinco con el médico, y ocho en enfermería.

Días de demora en atención presencial en cada centro

Una, dos, tres… hasta 14 llamadas ha llegado a contar Beatriz Bellido, de 46 años, en su móvil en una sola mañana. Era junio de 2021. Uno de sus hijos mellizos, de siete años, empezó a quejarse de que un bicho le había picado en la tripa y cuando le levantó la camiseta vio cómo un eczema pasaba a convertirse en ampolla, “con la forma de una sandía”, y cómo el niño lloraba por el picor, por el dolor y por las décimas de fiebre que empezó a tener poco después. Viven en Getafe y su centro de salud es el de Perales del Río, uno que antes de la pandemia “funcionaba como un reloj”. “Inmejorable”. Pero con la covid llegó el desastre. “Tengo la sensación de que estamos abandonados, sin asistencia, sin estado de bienestar”.

Cuando por fin le descolgaron el teléfono tras sus 14 llamadas, sorpresa: el pediatra no recibía a los pacientes presencialmente. Así que tocó explicarle de viva voz lo que veía y lo que el niño decía que sentía. También mandó una foto por correo. Y esperó diagnóstico. “No tengo ni idea de qué puede ser”, le contestó al día siguiente. “Ponle talquistina”, recomendó el doctor.

Y ella cogió al niño y se fue a la sanidad privada. Diagnóstico: picadura de la mosca negra. “Siempre he sido una defensora de la sanidad pública… Y sé que no es culpa de los médicos, ni de los trabajadores, sé que están saturados… pero claro, no puedes esperar tanto para que te den un diagnóstico y menos con un niño de siete años llorando”.

En septiembre, pocos meses después de que Bellido tuviera que recurrir a la privada, le tocó a ella sufrirlo. Un dolor intenso en el oído le paralizaba la mandíbula y el cuello. No podía trabajar. No podía dormir. No podía ni pensar. Las llamadas se multiplicaron de nuevo al centro de salud.

En la web no le daban la opción de conseguir una cita presencial, solo telefónica, y si quería que la viera un médico tenía que probar suerte 15 días después. Y ella no aguantaba con aquel dolor 15 días más. Así que habló por teléfono con su médico de familia, ella le explicó, él le recetó antibióticos, ella se los tomó ocho días infernales en los que no mejoró y volvió a llamar. “Te voy a derivar al especialista maxilofacial porque en la revisión yo no te vi nada”, le dijo el médico. “Pero si no me vio, fue una consulta telefónica”, contestó ella. “¿Y te receté antibióticos sin verte?”, se extrañó el doctor.

Pues sí. Así fue. Buscó entonces especialista, le dio cita dos meses después… y acabó de nuevo en la privada. Una dinámica que no es excepcional. Todo lo contrario, según denuncian los diputados de la oposición.

“Los datos muestran una Atención Primaria en la Comunidad de Madrid incapaz de funcionar según lo que se espera de ella”, opina Javier Padilla, diputado de Más Madrid. “Un sistema que de media te hace tener que esperar 5,2 días para ver a tu médico de familia y una semana para la enfermera es incapaz de resolver problemas agudos de salud, y vive en un colapso en el que tampoco tiene capacidad para atender a los pacientes crónicos”, describe. “Hace falta garantizar que la población puede acceder pronto a sus profesionales de Atención Primaria (menos de 48 horas de media), y que eso no se hace a expensas de sobresaturar las agendas de los profesionales forzando pacientes hasta el infinito”.

La radiografía que hace este médico metido a político es compartida por otros compañeros de bata blanca o escaño. Les provocan gran inquietud datos como que el 65% de los centros de salud tardaron más de una semana en dar cita con sus médicos de familia en algún mes de 2021; o que esa situación se reprodujera para el 99% en la especialidad de enfermería; y el 38% en la de pediatría.

“Es un gran escándalo inaceptable”, lamenta José Manuel Freire, profesor emérito del departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, exdiputado autonómico del PSOE y exconsejero de Sanidad del País Vasco. “Cuando el retraso en un servicio sanitario es demasiado grande, equivale a su denegación”, subraya. Y alerta: “Estos son los problemas que expulsan al aseguramiento privado a las clases medidas madrileñas con recursos, poniendo en peligro la equidad y la sostenibilidad social de la sanidad pública en Madrid”.

“Entre los principios fundamentales de la Atención Primaria se encuentra el de la accesibilidad, y la recomendación es no superar las 48 horas para tener la cita.”, recuerda Vanesa Lillo, diputada de IU adscrita al grupo parlamentario de Podemos, y que reclamó al Ejecutivo estas estadísticas. “Con estos datos, queda demostrado que este principio, razón de ser de la Atención Primaria, no se cumple en la Comunidad de Madrid”, denuncia. “Al cierre de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria desde hace más de dos años, se suman años de presupuestos insuficientes y la negativa a contratar el personal necesario que requiere este servicio, con plazas vacantes o sustituciones que no se cubren”, describe. Y remata: “Todo vale para seguir empujando a la ciudadanía a que contrate un seguro privado. No es casual que nuestra región sea la que menos invierte en Atención Primaria y encabece el porcentaje de personas aseguradas”.

En la Comunidad, el centro con peor media presencial es el Sierra de Guadarrama, en Collado Villalba, con casi 10 días de media de espera total. En la capital pasan 13 días de media para ver a la enfermera en el centro de salud de Villa de Vallecas, 11,3 para el médico de familia en el de San Cristóbal (Villaverde), y 9,8 para el pediatra en el de Londres (Salamanca). Además, los datos reflejan largas esperas para citarse presencialmente con el pediatra en la sierra: 13,8 días de espera de media anual en el centro de salud de La Cabrera; 12,8 en el de Buitrago del Lozoya; y 11,3 en el de Torrelaguna.

¿Cómo explica eso la Comunidad de Madrid? “Los centros de salud siempre atienden a cualquier ciudadano por una consulta urgente o no demorable, es decir, que requiera una valoración en el mismo día”, asegura un portavoz gubernamental. “En algunos, debido a la pandemia y a las bajas de los profesionales por la covid, se registraron demoras medias por encima de lo habitual en meses concretos y en determinadas consultas”, reconoce. “Los profesionales priorizaron la atención por la Covid, también tramitaron bajas laborales, y las enfermeras se volcaron en la vacunación”, abunda. Y concluye: “La Consejería de Sanidad ha puesto en marcha un Plan de Mejora de Atención Primaria dotado con 200 millones de euros para reorganizar y mejorar la atención que se presta en este nivel asistencial. En estos momentos los tiempos de citación se están reduciendo cada vez más debido a la progresiva vuelta a la normalidad”.

Así, lo que ha pasado en Madrid puede describirse como anormal. Un colapso en medio de la pandemia que afecta a la salud de todos.

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