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La espuma de los días
Columna
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La ultraderecha y el significado de la ropa de cazador

Con ellos volverá Castilla La Vieja y en su mundo caqui habrá siervos pero sus votantes, prometido, serán todos señores

Un fotograma de 'La escopeta nacional'
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Raquel Peláez

Llevaba yo una semana dándole vueltas al uniforme de cazador que parece haber sustituido a la camisa azul entre la ultraderecha española cuando se vino toda ella a Madrid a manifestarse en favor del rural vestida como señoritos de Los Santos Inocentes o personajes de La Escopeta Nacional.

No pude ver en persona ese festival de zamarras caqui y pellizas marrones porque tuve que pasar este fin de semana en una ciudad donde no hace mucho se inauguró un museo en el que hay una réplica exacta del siniestro zulo donde estuvo encerrado José Antonio Ortega Lara, fundador de Vox, durante 532 infames días.

Regresé de Vitoria a bordo de un tren de esos que solo se deben coger para ir entre ciudades muy próximas entre sí, si uno no desea fenecer de aburrimiento o de síndrome de la clase turista, esa enfermedad que produce trombos asesinos. Se tarda en llegar a Madrid a bordo de este cacharro la friolera de siete horas en las que la cobertura telefónica es muy deficiente, motivo salvífico por el que no te queda más remedio que leer, si te has acordado de llevar contigo ese libro al que nunca tienes tiempo de echarle el diente, o mirar por la ventanilla, si como fue mi caso, te has olvidado de meterlo en la maleta. Entonces tienes que conformarte con vivir en el momento y ver pasar ante ti el verdor manso de un País Vasco un poco castellano moteado de restos de fortalezas medievales que se va transformando en un amarillo poblado de silos constructivistas.

Miranda de Ebro, Palencia, Valladolid, Medina del Campo. Justo después de Ávila, donde las antiquísimas letras de hierro atornilladas a la fachada de la estación han sido forjadas en la mismísma fragua de Vulcano, la planicie y el trigo se van transformando en peñascos y pinos. La locomotora se mete por un túnel tan angosto que parece una tubería y al otro lado se presenta un horizonte en el que se superponen pictóricamente varias hileras de montañas que parecen moradas y que te suenan de algo.

Es en la parada de El Escorial donde comprendes que las has visto en todos esos cuadros de caza en los que Velázquez retrató a los Austrias practicando una afición que representa el poder antiguo, el que se ejerce combinando tiros a animales indefensos con órdenes incontestables a los sirvientes. Tiene sentido que sea este el rango semiótico que los miembros de Vox hayan escogido para hablar a la gente del rural.

Una forma muy efectiva de viajar al pasado en este país es subirse en un Media Distancia y antes de llegar a Príncipe Pío, fijarse mucho en los pasajeros, la mayoría de las veces vecinos de ciudades donde las prioridades y las modas son la némesis de lo metropolitano. La otra es contemplar los gestos y las maneras de los representantes del nuevo fascismo, quienes creen que llegarán mejor a esos votantes si les dicen que con ellos volverá Castilla La Vieja y que en su mundo habrá siervos, sí, pero que ellos, prometido, serán todos señores.

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Sobre la firma

Raquel Peláez
Licenciada en periodismo por la USC y Master en marketing por el London College of Communication, está especializada en temas de consumo, cultura de masas y antropología urbana. Subdirectora de S Moda, ha sido redactora jefa de la web de Vanity Fair. Comenzó en cabeceras regionales como Diario de León o La Voz de Galicia.

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