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El “colapso total” de las urgencias del hospital Infanta Sofía

Los profesionales denuncian la saturación del centro y la falta de plantilla y piden que se reabran las dos plantas que hay cerradas

Hospital Infanta Sofia
El traslado de un paciente a planta en el hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes, en mayo de 2020.SUSANA VERA (Reuters)
Isabel Valdés

Es jueves, 15 de julio, y en la Urgencia del hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes, hay 66 pacientes ingresados para un espacio habitual de 49 plazas y 38 más pendientes de una cama. Llevan 10 días con una subida continua de enfermos y los profesionales denuncian el “colapso total” que están sufriendo. Desde el centro, una portavoz explica a primera hora de la tarde que están haciendo una reorganización interna para que quienes están esperando ingreso puedan subir a planta.

Ese centro, construido en 2008, ha visto cómo iba creciendo la población a la que atiende, sin que su plantilla aumentara en proporción. Según los profesionales, hay cerradas en este momento dos plantas de hospitalización, que suponen alrededor de 60 camas; desde el centro, afirman que “no son dos plantas”, aunque no pueden decir “el número exacto de camas” que no están operativas. También vacía y sin actividad está una de sus torres, la cuarta, que la Consejería de Sanidad tenía previsto habilitar en 2019.

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Lo anunciaron en una nota de prensa el 17 de noviembre de 2018: “El Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes habilitará nuevas zonas de hospitalización en la Torre 4 a partir de 2019. Las áreas que se verán más beneficiadas serán principalmente hospitalización, atención ambulatoria y los servicios de urgencias”. Marina Parras, médica de Urgencias de ese centro, dice al teléfono que “nunca ocurrió” y que “cada verano es lo mismo, no es sorpresa”.

En la Comunidad, de junio a septiembre, se inhabilitan miles de camas. Hace dos semanas, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso dio luz verde a 21 hospitales de la red pública para el cierre de 2.141 camas entre el 1 de julio y el 1 de octubre, a pesar de que las listas de espera acumulan cada vez más pacientes: 13.000 más que antes de la pandemia esperando para una cirugía, según los datos de la Consejería de Sanidad. Según esas cifras, la demora media estructural es del 76,68%, frente al 47,02% del pasado año. Desde Comisiones Obreras, el sindicato que informó del cierre de esas camas, aseguraban que es “una situación insostenible para el buen funcionamiento de la sanidad pública madrileña”.

La portavoz del Infanta Sofía asegura que, en el caso de ese hospital, “no es falta de voluntad por abrir las camas” sino de falta de personal: “No hay bolsa de Enfermería, no hay manos para abrir esas plazas y hay gente de vacaciones, que las merecen”. En ese centro, que cubre a la población de la sierra madrileña, la afluencia no baja en el periodo estival como sí puede ocurrir en otras zonas. “En verano siempre hay muchos pacientes desplazados, que viven durante el resto del año en otras zonas de Madrid pero que en verano se mudan a la sierra y este es el hospital que les toca”, cuenta Parras, delegada de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores (Amyts).

No son contagiados de covid: “El perfil que estamos viendo es un paciente joven con test positivo en los últimos días y malestar general que no revisten gravedad y se van de alta. Y alguno hay, todos los días hay alguno, que necesita ingreso, pero se trasladan al Zendal”. La tarde de este jueves el centro intenta aliviar las plantas de hospitalización para poder subir enfermos desde la Urgencia. “Hemos doblado algunas habitaciones y hemos intentado adelantar la hora de alta de los pacientes que ya podían marcharse”, explica la portavoz.

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Aunque no sean infectados de coronavirus lo que está llegando como urgente a ese hospital, la pandemia sigue agudizando los problemas. “Este año es peor aún, porque la atención primaria está muy precaria y eso hace que suba la afluencia a urgencias”, dice Parras. En marzo de 2020, cuando llegó el virus, los servicios de urgencias y emergencias (Suap) se cerraron para derivar a esos profesionales al hospital de campaña de Ifema, que cerró el 1 de mayo, dos meses después. Los suap, sin embargo, no han sido reabiertos.

Huecos por vacaciones no cubiertos

A esa situación, suma Parras, “se añade la vacunación”. El dispositivo de la campaña de inmunización del hospital está compuesto principalmente por enfermeras, las profesionales que inyectan, pero, explica la urgencióloga, “hace falta un médico que supervise los problemas que puedan ocurrir”. El servicio de urgencias se turna con el de Medicina Preventiva: “Pero cuando llevas 10 días en los que no hacen más que llegar pacientes perder un efectivo es mucho. Desde ayer [por este miércoles] no estamos yendo, no podemos”. Además, “hay gente de vacaciones y esos huecos no se cubren, nunca se cubren”.

En un escrito que Amyts ha enviado tanto a la dirección del centro como a la Consejería de Sanidad, ahondan: “No se cubren con nuevas contrataciones ni la cuarta parte de las vacaciones de la plantilla, por lo que no es posible cubrir de forma completa los puestos de mañana, tarde ni fin de semana, a pesar de que estamos sobrepasando repetidamente el máximo obligado por ley de 48 horas semanales contando jornada ordinaria y complementaria en promedios de seis meses”.

Parras apunta a una última cuestión, la Gerencia está vacía y también la Dirección de Enfermería: “La Dirección Médica está cubriendo las funciones de gerencia y dirección, la directora de Enfermería se fue a finales de junio y la nueva directora de Recursos Humanos llegó hace poco, el mes pasado. Y esto agrava la situación”. La sensación, dice, es de “descabezamiento”.

La médica se pregunta cuál es la solución: “En realidad el problema de fondo no es de Urgencias. Hay dos plantas cerradas, si hubiese más capacidad, nosotros recuperaríamos el ritmo normal”. La dirección, a la que han comunicado esta situación, “dice que es por la falta de efectivos de Enfermería”, explica Parras. En cualquier caso, el cierre de camas y la falta de recursos humanos en general supone “un embudo” para la urgencia: “Hay gente que se queda sin poder subir a planta. Volví el lunes de vacaciones y ya había 66 personas ingresadas. Hay espacios donde las camas se han doblado y los pacientes están muy juntos”. Esta mañana, recuerda, ha visto a una mujer a la que lleva viendo varios días: “Es su cuarto día en urgencias y aquí sigue”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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