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Ayuso impulsa el rearme ideológico con el que el PP pretende llevar a Casado a La Moncloa

La líder popular usa el debate de investidura para chocar con Sánchez, contener a Vox, defender las esencias del PP y lanzar nuevas propuestas para recuperar el poder

Los diputados del PP aplauden en pie a Isabel Díaz Ayuso, tras su discurso. En vídeo, Ayuso carga contra Sánchez en su investidura.Foto: S. SÁNCHEZ | EP
Juan José Mateo

Isabel Díaz Ayuso ha escrito este jueves durante dos horas parte del guion con el que el PP de Pablo Casado intentará llegar a La Moncloa. España tiene un presidente que “amenaza” a Madrid, dice ella en el arranque del debate para la investidura a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Un gobernante, asegura, “que vive de la mentira”. Un líder, acusa, que “negocia en la oscuridad”. Los ataques a Pedro Sánchez y su Gobierno son pronto rodeados de anuncios aplaudidos por Vox (se eliminarán cuatro consejerías, y se rebajará el IRPF); de la defensa de las esencias del PP; y de nuevas propuestas en terrenos en los que la líder quiere competir con la izquierda: ecología, salud mental y lucha contra la soledad. Son las líneas maestras del ayusismo, la nueva corriente del PP, que quiere hacer de Madrid un escaparate de gestión y políticas que le permitan recuperar La Moncloa.

Así lo admite en los aledaños de la Asamblea Pablo Montesinos, el vicesecretario de comunicación nacional del partido. “Respaldamos a la presidenta Ayuso y a su programa reformista. El modelo Ayuso es el modelo PP, y por eso logró una gran victoria electoral el 4-M”, dice. “El cambio de ciclo político es imparable. El modelo de Ayuso, su plan de reformas, es el espejo en el que los españoles pueden ver también el futuro gobierno de Casado”, añade. “El PP implantará estas políticas a escala nacional”.

En consecuencia, durante dos horas de discurso, Ayuso sienta las bases de su proyecto para Madrid, que es como poner los cimientos del plan del PP para España. Son 29 folios cargados de ideología y en los que cada propuesta tiene un destinatario.

Los diputados de Vox Íñigo Henríquez de Luna, Rocío Monasterio y José Ignacio Arias.
Los diputados de Vox Íñigo Henríquez de Luna, Rocío Monasterio y José Ignacio Arias.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Un regalo envenenado

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Vox, el partido del que depende la investidura de Ayuso este viernes, aplaude que las consejerías se reduzcan de 13 a 9; que se baje el IRPF en medio punto; que se impulse una norma que facilite la objeción de conciencia de los sanitarios frente a la ley de eutanasia; o que haya un plan de fomento de la natalidad que beneficiará solo a unas 12.000 mujeres. Pero es un regalo envenenado: en esas políticas que agradan a Rocío Monasterio está una invitación implícita a que sus votantes apoyen al PP, y vuelvan, como dicen los portavoces del partido, a casa.

A los electores de centroderecha más cercanos a Cs, Ayuso les ofrece cambiar 16 leyes para eliminar trabas administrativas, una reforma que bien habría podido impulsar Ignacio Aguado, antes de que su partido desapareciera de la Cámara. También promete una ley de autonomía fiscal que blinde la política de bajos impuestos.

A los votantes de siempre del PP les regala los oídos: ”Abiertas las urnas, el resultado ha sido un impresionante sí a las políticas del Partido Popular”.

El enemigo común

Y para unirlos a todos, incluidos aquellos ciudadanos de izquierdas desencantados con el PSOE, Ayuso invoca al enemigo común, que en su caso es como invocar al demonio, tan dura, adjetivada y grandilocuente es su descripción de Pedro Sánchez, y tan fiera su crítica al indulto a los líderes independentistas catalanes condenados por el Tribunal Supremo, que califica de “inmoral”.

“El resultado de las elecciones del 4 de mayo no es ajeno a las decisiones que el Gobierno central ha tomado contra la comunidad y contra algunas instituciones de la sociedad española”, lanza la aspirante. “La decisión de amenazar a la región con subir los impuestos ha pesado en el resultado de las urnas; el abandono en la defensa de la unidad nacional, la igualdad de todos los españoles, la protección de la clase media, el ataque a la prensa y a los jueces por parte del Gobierno central, también”, añade. “Es imprescindible que se deje de amenazar al poder judicial, a la prensa y a cualquiera que no se mueve a conveniencia de Sánchez”, opina. Y lanza una última andanada: “El Gobierno central no tiene rumbo, o no traza más caminos que los que le dictan desde la ultraizquierda, los separatistas y los herederos de ETA. Y esos caminos de Sánchez negociados en la oscuridad, sin ninguna transparencia, ocultos a la democracia, conducen al precipicio, que es donde parece que algunos miembros del Gobierno se preparan para saltar”.

Guiños a los nuevos votantes

Los 136 diputados de la Asamblea de Madrid asisten mayoritariamente en silencio a la intervención, también cuando la aspirante defiende su polémica gestión de la pandemia. Solo de vez en cuanto interrumpen los aplausos de la bancada popular. Algunos son protocolarios, propios de un guion profesional. Otros, enfervorizados. Y algunos sorprendidos.

Porque Ayuso no se dedica solo a recitar los viejos clásicos del PP, esos temas que siempre funcionan y contentan a su público. Al contrario. En ese esfuerzo continuo por ensanchar su base electoral, la aspirante a la presidencia, que reconoce haber recibido muchos votos prestados de todo el arco ideológico, lanza guiños a sus nuevos votantes. Y no solo eso. Muestra su voluntad de pelear banderas políticas muy queridas por la izquierda.

La líder de la oposición, Mónica García (Más Madrid), en la primera fila a la derecha, sigue la intervención de Isabel Díaz Ayuso.
La líder de la oposición, Mónica García (Más Madrid), en la primera fila a la derecha, sigue la intervención de Isabel Díaz Ayuso. Fernando Villar (EFE)

Pasa con el ecologismo, tan propio de Más Madrid, que se presentó a las elecciones definiéndose como un partido feminista y verde. “Es imprescindible anotar en nuestros objetivos como sociedad el cuidado de la naturaleza y la necesidad de equilibrar la emisión de gases de efecto invernadero, la descarbonización”, subraya la candidata a la investidura. “Vamos a invertir más de 24 millones en una planta de generación de hidrógeno verde”, sigue. “Este mismo año, finalizaremos la mayor electrolinera de España, que estará situada en Pozuelo de Alarcón y tendrá 30 puntos de carga rápida y ultrarrápida”.

Pasa, también, con la lucha contra la soledad, que atañe más a un sector social que ideológico: el de los mayores.

Y pasa con la salud mental, un terreno en el que el PP no ha buscado enarbolar grandes banderas: promete un plan de prevención del suicidio, plantea una conferencia en otoño dedicada a las adicciones tecnológicas y subraya la necesidad de afrontar las consecuencias que han tenido la pandemia y los confinamientos en los más pequeños.

Con estas palabras, Ayuso inicia dos largos años de precampaña. En 2023 volverá a haber elecciones

Con esas palabras, Ayuso inicia dos largos años de precampaña. En 2023 volverá a haber elecciones. Y su equipo apuesta por intentar llegar a las urnas con un balance de gestión que haga olvidar que en su primera etapa como gobernante (2019-2021) Ayuso no aprobó ningún presupuesto (siguen vigentes los de 2019); ninguna nueva ley de calado (apenas una modificación de la del suelo) y rompió una racha de rebajas fiscales continuas que había arrancado en 2004.

Nada de eso lo escucha Casado, desplazado a Cataluña para participar en el Cercle d’Economia. El presidente del partido estará el sábado en la toma de posesión de la baronesa conservadora. Habrá, seguro, profusos gestos de complicidad entre dos políticos que se conocen desde los tiempos de las Nuevas Generaciones del PP. Muchas cosas, sin embargo, han cambiado desde aquellos días. Hace tiempo que Ayuso es quien marca el paso.

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Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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