Y se hizo la luz en el Ritz Madrid
El hotel de lujo ha reabierto este jueves sus puertas con un tradicional corte de cinta y la mirada puesta en el final de un año de restricciones y pérdidas en la región
La iluminación natural inunda de nuevo los salones principales del Ritz Madrid, que conectan la Plaza de la Lealtad con la calle de Felipe IV. El hotel, el primero de lujo en la historia de España, va camino de cumplir 111 años en la ciudad reabriendo sus puertas en la mañana de este jueves, tras casi tres de reformas. Desde 2015 pertenece a la cadena Mandarin Oriental, que decidió iniciar unas complejas obras de remodelación por valor de más de 100 millones de euros que la crisis del coronavirus han terminado por prolongar más de lo deseado.
Bajo los rayos de sol, que ahora pueden colarse a través de una renovada bóveda de cristal que ha pasado ocho décadas constreñida por unas cubiertas opacas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha definido este regreso como “un símbolo del volver a la vida en Madrid y el síntoma de recuperación” de todo un sector. El sector al que se refiere y que centra su atención es el del turismo de alto poder adquisitivo, para el que la región ya oferta más de 11.000 habitaciones de cinco estrellas, ha puntualizado. “El Ritz es un icono y un destino en sí mismo”, ha proclamado la presidenta, amiga del eslogan con gancho, durante el tradicional corte de cinta al que ha asistido junto a James Riley, CEO de Mandarin Oriental Group, y Greg Liddell, director general del Ritz Madrid. El hotel, además, regresa con el mismo número de trabajadores que el que tenía antes del parón, ha apuntado Liddell. La noche más barata en sus camas cuesta a partir de 600 euros.
También ha estado allí el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida. Él ha preferido dejar, literalmente, la campaña electoral del 4 de mayo a las puertas del majestuoso edificio ideado en su día por el arquitecto francés Charles Frédéric Mewes y remozado en este siglo XXI por el español Rafael de La-Hoz y los interioristas franceses Giller & Boissier.
Bajo la ya célebre y anhelada bóveda transparente (por si no ha quedado claro, es uno de los puntos fuertes de esta reapertura), Martínez-Almeida se ha centrado en festejar la arquitectura de La-Hoz y la gastronomía de Quique Dacosta, el chef multiestrella Michelin que se estrena como director gastronómico de los cinco nuevos espacios de restauración. En la calle, minutos antes del inicio del acto oficial, el regidor sí que ha despachado los asuntos diarios ante el habitual ramo de alcachofas que desayuna cada mañana y que, de momento, no parece que formen parte de la carta de Dacosta. Ha respondido ante las cámaras sobre Toni Cantó y la actual ministra de Sanidad, Carolina Darias, mientras un grupúsculo de almeiders, todas ellas admiradoras con edad de haber recibido ya la vacuna, le ha hecho la ola. “Es el mejor alcalde que ha tenido Madrid”, dice una a viva voz, quizá con la esperanza de que su comentario se colara en los micrófonos de Susanna Griso y Ana Rosa Quintana. “Y el más… joven”, añade otra. “Claro que es el mejor. ¿Cómo se llama? ¿José Luis?”, remata una tercera.
La representante de los trabajadores jubilados del hotel, así como el trabajador activo que entró hace más tiempo en el Ritz, en el año 1971, han abierto de forma simbólica las grandiosas puertas del edificio. En el acto, en cambio, no ha habido mención para el costamarfileño Romulus N’ Yuawode, de 41 años, el trabajador fallecido en octubre de 2018 a causa de un accidente laboral durante las obras de remodelación del edificio, ni a los otros 11 compañeros que resultaron heridos.
Antes del final de esta inauguración, uno de los conserjes apostados en la Plaza de la Lealtad ha accedido a ser retratado por los fotógrafos: “No me importa. Llevo 26 años aquí. Tengo fotos hasta con Yasir Arafat”. El líder palestino dio en estos salones su primera conferencia de prensa en Occidente, cuenta el periodista Felipe Serrano en su libro Hotel Ritz: Un siglo en la historia de Madrid. Y entre sus paredes vivieron su historia de amor el maharajá de Kapurthala y Anita Delgado. Son solo algunos de los poderosos del planeta que han pasado por las instalaciones del templo del lujo, cuyos trabajadores también han asistido a otro tipo de líderes, como el dictador rumano Nicolae Ceaucescu y el expresidente ruso Boris Yeltsin. Aunque el libro recuerda que, durante un tiempo, el código de etiqueta del lugar impedía la entrada a actores, cantantes y demás titiriteros, a partir de los años 50 Rita Hayworth y Frank Sinatra estuvieron allí. Los responsables del hotel lograron en tiempo récord un piano blanco para satisfacer el capricho del estadounidense, cuenta una de sus leyendas. Además, fue el habitual lugar de encuentro de Florentino Pérez y Joan Laporta como presidentes del Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona en los clásicos futbolísticos disputados en el estadio Santiago Bernabéu en los primeros años 2000. Sus citas en el Ritz, tras la reciente victoria electoral del catalán, quizá puedan volverse a hacer realidad.
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