El artista Okuda da color a las colas del hambre
El local de la Asociación de Vecinos de Aluche de la capital luce un mural con el que pretende colaborar en la captación de donaciones para la despensa con la que ayudan a los más golpeados por la pandemia
Un chaval se baja de un vehículo VTC a la altura del número 69 de la calle de Quero, en el distrito madrileño de Latina. Rondan las once y cuarto de la mañana. Avanza con cierta desgana rodeado de edificios setenteros de ladrillo visto. Las fachadas lucen al aire los cables y las tuberías del gas. No hay duda de que es él. Sus zapatillas, su chándal, su camiseta, su gorra y su mascarilla no son las de cualquier otro joven. Sus andares llevan consigo un inconfundible aura multicolor que llama la atención del que lo ve acercarse. El rojo, el azul, el amarillo y el blanco imponen su ley repartidos como si de un homenaje a la paleta de Piet Mondrian se tratara. Completa el modelo un bolsito colgado sobre el pecho. Tiene forma de emoticono, amarillo por supuesto, que saca la lengua y guiña un ojo. Okuda está ya en el barrio. Su aterrizaje es casi el de un marciano.
Tras un saludo de codo con el reportero y el protocolario intercambio de ‘qué tal’ y ‘bien’, empieza a posar sin pérdida de tiempo. De inmediato acuden también varios miembros de la Asociación de Vecinos de Aluche (AVA) a darle la bienvenida. Le agradecen su presencia por haber liderado el trabajo para la realización de un nuevo mural en su sede. En apenas unos segundos le rodean el resto de cámaras de televisión y de fotos que han acudido a la cita. Él, poco locuaz pero muy dispuesto, va colocándose la visera de la gorra en un gesto que alterna con la V de la victoria o poniendo pie en pared para dar juego a los reporteros. Posa orgulloso, tranquilo y reposado. Se toma su tiempo. El photocall es para él solito salvo cuando le rodean algunos de los miembros de la asociación. A veces Okuda saca incluso su móvil de carcasa verde agua y posa para sí mismo. También graba algún vídeo del ambiente que le rodea.
“Mi aportación se limita a dar color y un poco de alegría a estos momentos tan grises y tristes”, ha comentado el artista urbano en una acera que suelen ocupar los días de reparto las bolsas de comida y las personas más necesitadas. Oscar San Miguel (Santander, 40 años), más conocido como Okuda, ha hecho un hueco en su agenda para dar marchamo de oficialidad a una intervención que ha diseñado él pero que se ha hecho efectiva a través de su Fundación Coloring the World (dar color al mundo) en la sede de la despensa vecinal de Aluche. Esta red de apoyo, que no solo reparte comida y productos básicos sino que atiende otras necesidades como ordenadores o asesoría, nació el año pasado por iniciativa de la AVA. Se hizo famosa cuando un vídeo de las largas colas de personas esperando a ser ayudadas en las primeras semanas de la pandemia dio el salto a las redes sociales y, después, a los telediarios y el grueso de los medios de comunicación.
Okuda fue de los que se enteró de la iniciativa y anunció que trataría de poner su granito de arena. Su pincelada, en este caso. En la fachada principal del local de la antigua escuela de música y canto, que un benefactor mantiene alquilado para la asociación, convivía un grafiti más bien anodino con algunas de las habituales fechorías a golpe de espray que pueblan la ciudad. Ahora puede leerse en un mensaje arcoíris y con letras grandes “Personas salvando el barrio”. A la vuelta de la esquina, el muro que da al parque de Aluche ha permitido al artista ser más él mismo y dar cuenta de su habitual composición a base de triángulos. Aquí la leyenda dice: “Tu solidaridad da color a Aluche”.
Se apoya en esa pared para una nueva sesión de fotos. Algunos vecinos se llevan también una imagen de recuerdo con él. Okuda podrá gustar más o menos, pero si algo ha conseguido al menos es llamar la atención. El artista conversa en corro con algunos de los miembros de la AVA, que le dan más detalles del proyecto.
“Esto tiene camino de seguir igual” o “más grave”, lamenta Rogelio Poveda, de la red de apoyo. Explica que hay personas que siguen acudiendo a las colas de recogida de comida pese a que han vuelto a trabajar. Con sus ingresos, añade, no pueden afrontar a la vez el gasto de sus viviendas y el de alimentación. La asociación de Aluche atiende ahora mismo, según Poveda, a más de 650 familias entre las que hay más de 800 niños. Esperan que gracias a Okuda puedan mantener vivo el flujo de donaciones tanto económicas como en especie que reciben.
El presidente de la fundación, Óscar Sanz, califica de “superhéroes” a los integrantes de la iniciativa vecinal, todos voluntarios. Sanz, en presencia de Okuda, lo resume en este guiño: “Dar de comer es dar color a la vida de la gente”.
Otra polémica con el Ayuntamiento
El reglamento es desde entonces “mucho más rígido” y hay más “trabas” para poder llevar a cabo un trabajo “que tenía que hacer el Ayuntamiento”, denuncia Rogelio Poveda, integrante de la AVA. “Se ha debido molestar el Ayuntamiento” y ha habido una “reacción tan salvaje” por parte del Banco de Alimentos, añade, señalando también a la organización de la que dependen muchas de las despensas que sobreviven en la ciudad.
Fuentes del área de Familia, Igualdad y Bienestar Social reconocen que esa derivación existió el lunes de la semana pasada y que hay más casos, pero que no saben exactamente cuántos en el total de los 21 distritos de Madrid. Según un informe de los Servicios Sociales de Latina, comentan desde el área, la familia “contó que había acudido en primer lugar a la AVA Aluche, y que la AVA le había dicho que no le darían alimentos si no tenían un documento de Servicios Sociales derivándola”. “Es sorprendente, porque esta asociación siempre se ha negado a colaborar con los Servicios Sociales”, añade el mismo portavoz.
Se trata de un matrimonio en situación irregular con una hija de 8 años. El documento recoge que la familia se halla en situación de “severa exclusión social” y que la falta de alimentos puede “comprometer el desarrollo de la menor”, por lo que “se solicita a esta entidad (la AVA) valoren positivamente la inclusión” en sus repartos de comida y productos de primera necesidad.
Este es un nuevo capítulo del enfrentamiento que protagonizan durante la pandemia las despensas vecinales con el Ayuntamiento por el problema de las colas del hambre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.