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Un kilo de Virginia Woolf y cuarto y mitad de Galdós

En La Casquería, los libros se pesan. Esta librería de segunda mano llevada por una asociación de vecinos de Lavapiés lucha contra la gentrificación de un barrio popular y multicultural

Susana Morán, una de las socias de La Casquería, librería instalada en uno de los puestos del mercado de San Fernando en Lavapiés.
Susana Morán, una de las socias de La Casquería, librería instalada en uno de los puestos del mercado de San Fernando en Lavapiés.Kike Para
Fernando Navarro

La primera vez, a uno le asalta el pensamiento de que, a lo mejor, algo está mal con lo que ven sus ojos: una librería donde debería ir una casquería. De hecho, el letrero lo anuncia bien claro: La Casquería. Solo que, en el amplio puesto que queda a mano izquierda de la entrada principal del Mercado de San Fernando -la de las escalinatas de la calle Embajadores-, los estantes y las básculas no tienen los despojos del animal muerto, sino libros. “Vendemos libros como si fueran salchichones”, dice Luis, el dependiente. ¿Un kilo de Virginia Woolf y cuarto y mitad de Galdós? “Esa es la idea”, sentencia Luis, desplegando una sonrisa.

Luis lleva tres años trabajando en esta librería tan peculiar del mercado de Lavapiés, símbolo de un barrio popular, conocido también como “barrio rojo”, donde siempre han convivido culturas y etnias en pleno centro histórico de Madrid, y que ahora acoge a muchos inmigrantes y a una población joven que lo elige como una primera etapa de su vida independiente. Luis revisa las últimas donaciones de libros mientras clientes habituales recorren con calma sus distintas estanterías: libros a un euro, entre los que destacan atlas, novelitas negras, manuales de idiomas y novelas clásicas manoseadas de la célebre editorial Salvat; biografías a mitad de peso, entre las que se dejan ver algunas de Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca; otra mesa dedicada a Forges; otra más allá con clásicos en libros de bolsillo de la Biblioteca El Sol, con nombres como Stevenson, Kipling, Oscar Wilde o Graham Greene; y al final del pasillo una con libros para viajar. Muchos libros, todos donados, por asociaciones, colectivos, bibliotecas, colegios y particulares. “Queremos que la cultura circule”, comenta Luis.

Aquí no se pide la vez, pero, como cualquier visita al mercado, se viene sin prisa. Con ganas de comprar a gusto, saboreando la conversación y atendiendo a las virtudes del producto. Es decir, al contenido del libro, “al pensamiento”, a todo eso que, según dice Susana, una de las fundadoras de esta librería, “no tiene precio y siempre debe ser libre”.

Luis sale del mostrador y acude a una de las estanterías: “Voy a mirarte si la autobiografía de Pablo Neruda está en otra edición. Me suena que sí”. Es una edición que pesa menos. Y en La Casquería eso es importante: los libros se pesan como si fueran trozos de carne y su precio los marcan sus gramos. Cada 100 gramos, un euro. Aunque el máximo son 800 gramos. Es decir, nunca se paga más de ocho euros por un libro, aunque este pesé 900 gramos o más. “Es nuestra política”, señala. “Nuestra filosofía es dar una nueva vida a los libros, esos productos que alguna gente considera que ya no la tienen”.

La Casquería lleva abierta nueve años, desde que “un grupo de amigos y vecinos de Lavapiés” se juntaron porque querían abrir una librería de segunda mano. Buscaron locales por el barrio, pero eran muy caros, hasta que un día encontraron que algunos comerciantes del Mercado de San Fernando alquilaban sus puestos ante la escasez de clientes y la falta de ayudas para mantenerlos. Corría 2011 y, en plena crisis, surgió esta librería, ubicada en una de las esquinas del mercado y que juntó dos puestos: una pollería y una casquería.

Detrás del proyecto, estaba el grupo de amigos unidos en una asociación, que pone en valor el reciclaje y la recirculación de la cultura y el libro a través de la venta del ejemplar usado a bajo precio. Actualmente, trabajan ocho personas, algunas socias colaboradoras y otras socias trabajadoras, tratando de funcionar con un modelo mixto de trabajo y colaboración que haga sostenible este proyecto, que intenta sobrevivir a la pandemia en un mercado cerrado y, antes, y también ahora, a la gentrificación de Lavapiés.

“Ese es nuestro mayor enemigo”, confiesa Luis, que antes era un donante de libros hasta que un día se puso a trabajar en la librería. “El negocio de la restauración gentrificada se come a todo lo demás”. No solo eso. Desde hace tiempo, se sabe que por cada Carrefour que se abre en Lavapiés se pierde una batalla por conservar la identidad multiétnica y multicultural del barrio. Sin embargo, la guerra también se pierde con minúsculos movimientos estratégicos como la amplitud de horarios y de ofertas insuperables. Mellan tanto al resto de negocios familiares, bares tradicionales y opciones particulares que, aunque no se vea, como la contaminación, afecta a la salud barrial. Tal y como dice Sergio C. Fanjul, autor del interesante libro La ciudad infinita (Reservoir Books), un ensayo lírico sobre el urbanismo y la gentrificación de Madrid, al final todos estos pequeños comercios actúan como “centros sociales de un barrio”, que siempre fue “un hervidero del movimiento político, contracultural y también de muchos colectivos y minorías”.

Colectivos y minorías como la que simboliza La Casquería, donde una de las estanterías está dedicada a las recomendaciones de los lectores, que dejan papelitos sobre los ejemplares metidos en cajas. Entre las páginas de Galíndez, de Manuel Vázquez Montalbán, un papelito sobresale y se lee: “Una estremecedora historia. Se te pega al alma y te acompaña en cada paso. Si la lees, no te olvidarás de la novela”. Tampoco olvidarás su precio: 250 gramos, 2′5 euros.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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