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El desahucio de la danza clásica de Madrid

La concejala de Cultura de Pozuelo comunica a Aída Gómez que debe abandonar su sede

La bailarina y coreógrafa Aída Gómez posa en el almacén y lugar de ensayo del Mira Teatro de Pozuelo, que deberá desalojar mañana.
La bailarina y coreógrafa Aída Gómez posa en el almacén y lugar de ensayo del Mira Teatro de Pozuelo, que deberá desalojar mañana.Inma Flores

La bailarina y coreógrafa Aída Gómez (Madrid, 1967) y su compañía deben abandonar la sala del MIRA Teatro de Pozuelo de Alarcón antes del uno de enero, donde residen, ensayan y promocionan la danza clásica y de escuela bolera desde 2012. Después de ocho años de convenio con la Comunidad de Madrid, y en la víspera de Nochebuena, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Pozuelo, Victoria Wharrier (PP), le comunicó a la ex directora del Ballet Nacional de España y Premio Nacional de Danza 2004 que cancelaba el acuerdo. La responsable de Cultura le dio de plazo una semana para abandonar su lugar de trabajo, y llevarse con ella escenografías y vestuarios de los montajes que mantiene en gira.

La Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid no ha impedido que la artista, con más de cuatro décadas de trayectoria profesional, se quede sin lugar de trabajo. Es con el área que dirige Marta Rivera de la Cruz con quien las siete compañías residentes de danza firman el convenio de sus residencias cada año. Aunque el Ayuntamiento de Pozuelo decide sin proceso público de contratación quién ocupa el espacio, es con la Comunidad de Madrid con quien rinde cuentas, proyectos de difusión y programa de actuaciones.

“No esperábamos algo así y mucho menos un día antes de Navidad. De habernos imaginado esto habríamos buscado un sitio o recogido todo mucho antes. Estoy paralizada, justo en el año de la pandemia nos dejan en la calle, y nos avisan con una semana de antelación”, explica Gómez. “Puede que las formas no hayan sido las más adecuadas, pero ha sido un año de gestión muy caótico”, se excusa Avelina Tojo, directora general de Cultura del Ayuntamiento de Pozuelo.

Este periódico no ha podido recoger el motivo de la decisión tomada por Victoria Wharrier, pero su directora de cultura asegura que la razón es “un cambio de proyecto”. “Nadie ha echado a Aída Gómez, simplemente no la hemos renovado. Queríamos otra cosa y ya te adelanto que en su lugar va a entrar Antonio Najarro”, asegura Tojo, que habla en nombre de Wharrier. Sin embargo, la concejala aseguró a Gómez que la decisión está consensuada con Marta Rivera de la Cruz.

No hay “sintonía”

Najarro también fue director del Ballet Nacional de Danza, pero con una trayectoria menos laureada. “La cosa no tiene mayor importancia. Vamos a seguir con una trayectoria de grandes figuras de la danza. Gómez ha cumplido con el convenio y el proyecto y su calidad es indiscutible”, añade la Directora General de Cultura de Pozuelo para añadir más confusión a esta decisión repentina.

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Aída Gómez explica que está desalojando un viejo garaje, ayudada por sus amigos, para trasladar de urgencia todos los enseres de la única compañía de danza clásica de Madrid. La coreógrafa denuncia una persecución por parte del equipo de Rivera de la Cruz contra su persona desde que la actual consejera de Cultura la cesara, primero, como directora del Festival Suma Flamenca, en diciembre de 2019, y, luego, como directora del Festival Internacional Madrid en Danza, el pasado agosto.

“El resto de compañías se mantienen en sus lugares de trabajo desde hace casi 20 años y a mí me echan el día de Navidad. No hay salas de ensayo en condiciones en Madrid y no las vamos a encontrar en una semana para seguir ensayando. Y desde la Consejería me llaman para interesarse por mi situación después de que el periódico ha preguntado qué pasa con mi caso”, comenta Aída Gómez.

Este lunes, día de los Inocentes, una semana después del cese, Gonzalo Cabrera, Director general de Promoción Cultural de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, llamó a la bailarina para explicarle las razones de su expulsión: “No hay buena sintonía con la concejala”, le contó durante la llamada. Sin embargo, Wharrier conoció a Gómez el día que la despidió del teatro. Desde la Comunidad de Madrid aseguran que no tienen responsabilidad en esta decisión, porque aunque son los responsables del convenio, es cada ayuntamiento quien propone la compañía residente. El equipo de Marta Rivera de la Cruz no quiere hacerse responsable de la expulsión de Aída Gómez, a los que acusa de falta de empatía y diálogo. “Estoy en la puta calle”, sentencia la bailarina.

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