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La rebelión de los jubilados golfistas por la subida de tarifas del 285%

El Club de Campo Villa Madrid, de titularidad municipal y que cuenta con 34.000 socios y una lista de espera de 4.000, sube radicalmente los precios para los mayores de 65 años

Un grupo de socios molesto con el 'tarifazo', en el Club de Campo.
Un grupo de socios molesto con el 'tarifazo', en el Club de Campo.Manuel Viejo González
Manuel Viejo

No se habla de otra cosa en los maravillosos campos verdes de golf del Club de Campo Villa de Madrid. “Pues muy mal. No tienen vergüenza”. La indignación es absoluta entre aquellos que pisan un césped que parece estar cortado al milímetro con un cortaúñas. “¿Qué me va a parecer? Pues que vienen a por nosotros”. Lo dicen en el aparcamiento: “¿Les molestamos los jubilados? Que nos lo digan y punto”. En los alrededores de la cafetería: “Esto es un atraco del Ayuntamiento”. Y en cualquiera de los 18 hoyos: “El rumor que nos ha llegado es que lo hacen porque solo jugamos los mayores. ¿Y qué le vamos a hacer? Si tenemos las mañanas libres”. La historia es sencilla. De la noche a la mañana, el Club de Campo ―que cuenta con el 51% de titularidad municipal— ha cambiado los precios para el año que viene. El mayor palo se lo han llevado los que superan la barrera de los 65 años. Si en 2020 pagaban 495 euros por un abono anual que les permitía jugar hasta 240 partidas, en 2021 tendrán que abonar 1.800 euros. Una descomunal subida del 285%.

El juego ha terminado. Ernesto Rey, de 74 años, es uno de los 33.000 socios de esta institución elitista madrileña. “¡Han subido todo!”, observa mientras sacude sus deportivas azules del golf fuertemente contra el suelo. “Me enteré el domingo al intentar sacar un abono”, explica mientras el vaho de la mascarilla comienza a treparle por las gafas fruto del cabreo. “He ido a preguntar y me lo han confirmado. ¡Que lo suben!”. Rey es socio desde hace cuatro años. Juega al golf desde siempre. “Pero soy algo malo”, susurra entre risas al lado de su coche de alta gama. De repente, aparece un todoterreno al ralentí a su vera. Un señor baja la ventanilla. “¿Es por la subida?”, pregunta. “Pues esto es un atraco. Un momento que aparco”.

Un grupo de jubiladas indignadas con la subida, en el Club de Campo.
Un grupo de jubiladas indignadas con la subida, en el Club de Campo.Manuel Viejo González

Pablo de Diego, de 63 años, no duda ni un segundo. Gira rápidamente el volante a la derecha y aparca en doble fila. Y cuando uno aparca en doble fila es porque tiene que hacer, arreglar o explicar cosas urgentes. “¡Suben todo!”, cuenta incluso antes de bajarse. “La subida es abismal y no solo a los jubilados”, insiste, “es que suprimen todos los abonos del golf. A nosotros no nos suben las pensiones ni los sueldos en esa proporción. Hombre, por favor”.

Ubicado a ocho kilómetros de la Puerta del Sol, las tarifas se han multiplicado de golpe en este club fundado en los albores de la Segunda República. Hasta ahora existían, en líneas generales, tres tipos de abonos en función de la edad. Los adultos de más de 18 años tenían a su disposición uno de 30 partidas de golf por 195 euros. El precio era aún menor para los mayores de 65 que, por 30, pagaban 100 euros. Y si adquirían el abono anual, podían jugar hasta 240 veces por 495 euros Este último era el más escogido por los jubilados. Hasta ahora. Todo cambiará en 2021.

El equipo directivo ha anunciado un gran vuelco en las tarifas. Han dado un portazo a los abonos. A partir del 1 de abril de 2021 jugar una vez al día costará 10 euros para los adultos y 7,50 para los jubilados. ¿Y quien quiera jugar 30, 40 o 200 veces como cuando había abonos? Pues deberá usar una tarjeta monedero. Ahí ingresarán 100, 200 o 300 euros con lo que, en el mejor de los casos, le saldrá la partida a 6 euros. Es decir, unas subidas que llegan hasta el 285%.

“Hemos cambiado los precios porque había más de 50 abonos y cada uno era de su padre y de su madre”, explica un portavoz de la dirección del club. “Los que más juegan, que son los jubilados, sí que es verdad que se han visto afectados por las subidas, pero las hemos subido para adaptarlas a los precios de mercado. ¿No es más lógico subir a los que más usan el club que subir la cuota de todos?”.

El Ayuntamiento, que posee el 51% del capital del club desde 1984, prefiere guardar silencio ante este brutal aumento de los precios. Pese a ser público, el Club de Campo funciona como una institución privada. Ahora mismo cuenta con 34.000 socios y con una larguísima lista de espera de 4.000 llamando a las puertas. Hay gente hoy que no será socia hasta 2040. Una vez dentro, el abonado podrá colocar a su familia más cercana sin pasar por la lista de espera. Por entrar, eso sí, se piden 3.500 euros a fondo perdido. A lo que hay que sumar una cuota anual de 800 euros y, aparte, la entrada por jugar a las distintas actividades del club: hípica, hockey, tenis, golf… Un auténtico círculo público para privilegiados.

“El golf requiere de dietas, psicología y fortaleza física”, cuenta Joaquín Mesas, de 68 años, uno de los primeros preparadores físicos de golfistas en España. Socio del club desde hace ocho años, también está muy indignado con la subida. “Es una barbaridad”, lamenta mientras observa lo que a su juicio ha sido un gran golpe de un golfista joven en el hoyo nueve. “Yo quiero que me lo expliquen. ¿Vale mucho el mantenimiento de esto? Que lo digan, que lo digan si es por eso”.

De pronto, se genera un corrillo entre un grupo de jubilados que ha terminado la jornada. Informan de que otros socios están recogiendo firmas ante este tarifazo. Son cuatro amigos que vienen a jugar todas las mañanas de lunes a viernes. Dos extrabajadores de la banca, un funcionario y un fotógrafo. “Nos suben los precios porque dicen que bloqueamos el campo. ¡Que nos echen directamente si es lo que quieren!”.

― ¿Os jugáis algo al día?

― No, cada día paga uno una ronda y así.

— ¿De café?

— Sí, hombre. De vino.

Dos golfistas jubilados se dirigen hacia el hoyo 10, en el Club de Campo.
Dos golfistas jubilados se dirigen hacia el hoyo 10, en el Club de Campo.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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