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El arte cíborg de los jóvenes

El colectivo Desmusea dirige el proyecto Rendija en el Conde Duque, con el objetivo de despertar el interés por el arte entre los adolescentes

Obra de Julia Varela que forma parte de la exposición 'Bajo la superficie' de Conde Duque.
Obra de Julia Varela que forma parte de la exposición 'Bajo la superficie' de Conde Duque.Marco Godoy

Los jóvenes son el futuro, pero también el presente. Dictan tendencias, cuestionan ideas y encarnan una idea de como será el mañana. Proyectos artísticos buscan que los adolescentes se vuelquen más con el sector, a través de su propia representación en las obras. Uno de esos programas es Rendija, que se lleva a cabo por el colectivo Desmusea formado por Clara Harguindey (Madrid, 27 años) y Daniel Pecharromán (Madrid, 28 años) y centrado en utilizar la tecnología como forma de potenciar las muestras artísticas.

Durante el curso 2020/2021, estarán acompañando a las producciones de un grupo de chavales de entre 16 y 18 años, que intervendrán en el programa artístico de Conde Duque (sus exposiciones, instalaciones, propuestas) desde distintas disciplinas, como pueden ser la creación digital, las artes escénicas o la pintura. Este jueves, coincidiendo con el estreno en el centro la exposición colectiva Bajo la superficie (miedos, monstruos, sombras), el grupo visitará la muestra y después de comentarla y cuestionarla, producirán una obra que puede ser contenido digital, artes escénicas u otros aspectos artísticos.

Desmusea se define como un colectivo de mediación cultural cíborg. “Nos dedicamos a realizar proyectos a través de la tecnología, partiendo del arte y de colecciones de museos”. Además, este año, también dedican parte de su tiempo a la enseñanza a través del programa Rendija. “No estamos destinados a la adolescencia, pero como utilizamos mucho material tecnológico y virtual, los jóvenes conectan mejor porque les es más familiar”, manifiesta el artista. El colectivo ya tenía experiencia en el tema educativo, debido a que el año pasado coordinaron en el Museo Reina Sofía el equipo de adolescentes del museo. “Acompañamos a 15 jóvenes y hacíamos actividades para que conocieran la institución y lo que ocurre dentro”, dice Pecharromán. El programa se llamaba Vértice de Experimentación Rara y en una de las sesiones utilizaron el juego Animal Crossing al que trasladaban diseños de algunas obras del museo.

El proyecto del Conde Duque es algo diferente. “Tiene un matiz de creación. Formamos un grupo artístico y buscamos que ellos sean los que crean”, apunta Pecharromán. Los futuros planes parten de la programación del Conde Duque y a partir de ahí, ellos la interpretan y la transforman según sus intereses. “El objetivo es hacer reinterpretaciones desde su lugar de jóvenes, mostrando sus propios intereses e inquietudes”, dice el artista. De momento están en proceso para cerrar el primer plan que va a ir sobre el propio espacio del Conde Duque. “Es un lugar histórico y lo que les llama la atención es la plaza que tiene el que suele estar muy vacía. Les apetece que se llene de gente y se convierta en una plaza pública de verdad”, dice el artista.

El colectivo Desmusea, trabajando con los adolescentes participantes en el proyecto Rendija.
El colectivo Desmusea, trabajando con los adolescentes participantes en el proyecto Rendija.Daniel Pecharromán

El grupo que forma Rendija cuenta actualmente con 12 jóvenes, aunque esperan llegar a los 15. Para escogerlos, organizaron una convocatoria pública donde enviaban sus datos y motivaciones y después seleccionó a algunos de ellos. “El perfil es variado. Todas están entre bachillerato y primero de carrera y comparten una inquietud por el arte y la producción artística. Hay gente que nunca ha creado nada, pero le interesa experimentar y probar” afirma Pecharromán. Sin embargo, entre los seleccionados solo hay un chico y el artista considera que puede deberse al estereotipo de que las carreras humanísticas y artísticas se entienden un poco más feminizadas.

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Desde Desmusea sienten que hay un gran distanciamiento entre los museos y los jóvenes. “Hay intentos por parte de las instituciones, pero vienen desde un lugar muy académico y no responde a los lenguajes de la juventud. No hay obras producidas por adolescentes ni que hagan referencia a ellos”, opina Pecharromán. Por ello, cree que proyectos como Rendija son muy importantes para que se interesen más por el sector. “La intención es que comparten con sus amigos lo que producen y así incentivar un mayor gusto por el arte”, dice el artista. No solo buscan que ellos hagan obras, sino que en los temas que tratan los museos se vean reflejados, como la identidad sexual o el reciclaje. “Queremos abordar el futuro desde un punto de vista esperanzador. Se les ve muy concienciados en temas que nosotros no pensábamos con su edad. Ves que es posible construir futuros más justos y concienciados”, reflexiona Pecharromán.

Otro de los proyectos de Desmusea tendrá lugar el próximo será el 19 de diciembre, cuando participarán en el festival Puwerty que se organiza en La Casa Encendida, en donde crearán un taller de experimentación sonora en torno a la exposición actual de Para qué sirven las canciones.

Reflexionar sobre la crisis sanitaria mundial

'Bajo la superficie (miedos, monstruos, sombras)', la exposición sobre la que tienen que trabajar los adolescentes que forman parte del proyecto Rendija, analiza la crisis sanitaria actual. Además de incluir obras de Julia Varela, Patricia Dauder y Carlos Irijalba, entre otros, la muestra contará con una publicación diseñada por Jaime Narváez. En ella se incluirán textos de diferentes autores como la crítica de arte Bea Espejo, el escritor Agustín Fernández Mallo y la catedrática de la Universidad Complutense de Madrid Marián Cao.

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