La Comunidad de Madrid deja sin gestión los Teatros del Canal
El 31 de diciembre, el espacio podría cerrar porque la consejera Marta Rivera de la Cruz no ha presentado los pliegos del concurso para un nuevo contrato, por valor de 10 millones al año
El 1 de enero, los Teatros del Canal caerán en un limbo operativo durante varios meses. La Consejería de Cultura de Madrid asegura que van a “garantizar el servicio público y a mantener la programación”, a pesar de que el contrato de gestión de la unidad escénica más importante de la Comunidad de Madrid ―y probablemente de España― caduca el próximo 31 de diciembre y Marta Rivera de la Cruz (Ciudadanos), responsable del área de Cultura, no ha hecho los pliegos a tiempo para la nueva licitación. Lo que pase a partir del uno de enero está por ver.
En noviembre de 2019 la consejera aseguró en la Asamblea de Madrid que se pondría a trabajar en los trámites. Un año después siguen sin publicarse. Deberían haberse dado a conocer el pasado mayo, para no dejar sin gestión al teatro, pero los pliegos siguen sin publicarse y el concurso para el nuevo contrato no puede ponerse en marcha. Podría darse el caso de un cierre de los teatros hasta que se convoque y resuelva la convocatoria. Gonzalo Cabrera, director general de Promoción Cultural, prometió este martes en la Asamblea de Madrid que “el periodo de transición será lo más breve posible y no va a causar interrupción”.
La Comunidad de Madrid no tiene previsión de cuánto se va a prolongar este estado para salvar el apagón, ni cuánto va a costar la prórroga del mismo. Los trámites de una licitación de este tipo se dilatan más de medio año desde que la oferta se hace pública y, aunque desde la Consejería de Cultura no quieren aclarar qué gasto extraordinario va a suponer este error, el coste de la prórroga lo pondrá el actual contratista, Clece (empresa de servicios de Florentino Pérez), a su libre disposición. La empresa ha declinado hacer cualquier consideración sobre la negociación del presupuesto extra que deben resolver ahora con la Comunidad de Madrid. Gonzalo Cabrera desconoce, tal y como informan desde la Comunidad de Madrid, la cifra que por estos meses de trabajo “sin contrato” reclamará la empresa y que tendrán que abonarse.
Clece gestiona desde hace once años los Teatros del Canal, y todo apunta a que volverá a ser la empresa beneficiada del nuevo contrato, que alcanza cerca de 10 millones de euros al año. El presupuesto de las luces navideñas del Ayuntamiento de Madrid es de 3,1 millones y se licitó el pasado junio para tenerlo resuelto a tiempo. Todo el personal de Teatros del Canal depende de Clece, salvo la dirección artística, que desde el pasado mes de noviembre es de la coreógrafa y bailarina Blanca Lí, a la que también caduca su contrato de 116.000 euros este 31 de diciembre. El contrato puede prorrogarse anualmente de común acuerdo, hasta 2023, y para mantener la programación a su gusto tiene un presupuesto anual de casi cuatro millones de euros.
Un modelo muy polémico
Tal y como ha podido saber este periódico, Jaime de los Santos, anterior consejero de Cultura del PP, había dejado hechos los borradores de los pliegos para evitar esta situación una vez se consumieran todas las prórrogas del contrato original con Clece. Sin embargo, estos escritos no se han aprovechado, se han descartado y 15 meses después tampoco se han hecho los nuevos. De los Santos ha preferido no hacer declaraciones al respecto, pero una de las novedades que aportaban los nuevos contratos diseñados por el PP era el cambio drástico de modelo de gestión de este espacio público, que por contrato no es de programación pública todo el año. Según el plan creado en época de Esperanza Aguirre, la empresa adjudicataria asume cinco meses de programación. El resto, siete, corresponden a la Administración.
Este paradigma tan inusual ha generado tensión entre la accesibilidad y los beneficios. Por un lado, la Administración perseguía la diversidad cultural con precios asequibles y, por otro, la empresa quería rentabilidad con éxitos de taquilla. Un buen ejemplo de esto fue el montaje hace un año de la obra Escenas de la vida conyugal, protagonizada por Ricardo Darín, con un precio de entrada de 60 euros. Los precios eran más baratos en el calendario público del teatro. Al menos así ha sido hasta la llegada del equipo de Ciudadanos. Con la Administración anterior (PP) la entrada por espectáculo programado por la Comunidad de Madrid suponía 10-12 euros, en este año y medio los precios se han duplicado hasta los 18-22 euros.
El sector de las artes escénicas no ha visto con buenos ojos este modelo que confunde al público con un planteamiento indefinido, entre las propuestas más vanguardistas y las más conservadoras. Y sobre todo, ante un espacio público gestionado por el sector privado. Según el contrato actual puede darse el caso en que si la Comunidad de Madrid necesita una de las salas en el periodo que corresponde a la empresa, la Administración tendría que pagar entre 1.000 y 2.500 euros al día por usar el teatro de todos los madrileños.
Más rentabilidad que acceso
Fuentes cercanas a la elaboración de los pliegos aseguran a este periódico que el modelo que va a aprobar Marta Rivera de la Cruz, si no hay cambio de última hora, es el actual, el creado por el antiguo PP. Es decir, no habrá un contrato solo por la gestión del edificio y sus servicios, sino que también se volverá a sacar a concurso parte del contenido del teatro, para mantenerlo dividido entre dos intereses irreconciliables. Desde la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid se niegan a confirmar este detalle, ni ningún otro.
“Un teatro privado tiene como principal finalidad ser rentable, pero esa no es la principal finalidad de un teatro público. Un teatro público tiene que fomentar el acceso a la cultura, apoyar los proyectos más innovadores, experimentales, no guiarse solo por la ocupación y la recaudación”, señala Jazmín Beirak, portavoz de Cultura de Más Madrid en la Asamblea, para quien “no hay explicación posible a que en estos meses no se haya hecho nada”. “No tener contrato por no haber sido capaces de licitar cuenta tan bárbaro que no parece real”, añade.
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