14 kilómetros insalvables para 4.500 personas
La primera embajadora de Marruecos en España y su equipo organizaron la repatriación de miles de compatriotas en plena pandemia
Los 14 kilómetros que separan la frontera de España con Marruecos se convirtieron a mediados de marzo en una distancia insalvable para miles de personas. Unos 4.500 visitantes del país vecino, entre turistas, familiares de residentes o enfermos que iban a una cita médica, se quedaron colgados por causa del coronavirus. La embajada marroquí centró todos sus esfuerzos en repatriarlos, con los graves problemas que tiene un cierre de fronteras a ambos lados del estrecho de Gibraltar.
Al frente de este dispositivo, estuvo la Karima Benyaich, la primera embajadora de Marruecos en España. A sus 59 años y con 33 en la carrera diplomática, esta mujer nacida en Tetuán y licenciada en Economía reconoce que no durmió durante los primeros días del estado de alarma. “Recibí muchas llamadas desesperadas, de personas que solo habían venido a pasar un par de días en España y que veían cómo se le cerraban todos los caminos para poder volver a Marruecos”, reconoce esta mujer, que desprende energía y vitalidad en todo momento de la conversación.
Los empleados de la embajada y de los 12 consulados se centraron en ayudar a estas personas que se quedaron colgadas. Los hoteles habían cerrado, no había lugar dónde comer ni posibilidad de viajar de regreso. “Ahí es donde se demuestra la solidaridad del pueblo marroquí. Las asociaciones y muchos voluntarios se volcaron para acompañar y ayudar a las personas que se quedaron bloqueadas. Muchas familias abrieron sus casas para que pudieran estar allí, sobre todo en unos momentos tan duros. Estoy muy orgullosa de cómo reaccionaron”, reconoce Benyaich.
Los equipos de la embajadora trabajaron “24 horas sobre 24 al día, durante los siete días de la semana”. Tuvo reuniones telemáticas a las dos y las tres de la madrugada. No en vano, la marroquí es la población extranjera con mayor representación en la Comunidad de Madrid con 84.500 empadronados. Aparte están los que tiene doble nacionalidad o los que están pendientes de conseguir la española. “Mis compatriotas han sufrido mucho porque muchos se dedican al sector servicio, como la hostelería, y al cerrar todo no tenía ni qué comer”, afirma la diplomática, que mantiene que gracias a la mediación de su departamento y a las autoridades españolas han podido sobrellevar la situación. “He hablado con muchos alcaldes de la región y con la presidenta de la Comunidad de Madrid, que siempre ha mostrado su vocación de solidaridad y de ayuda”, añade.
El Ramadán, que comenzó a finales de abril, hizo que los marroquíes tuvieran que romper sus tradiciones de reunirse con la familia y los amigos tras la puesta del sol. Este mes se quedó deslucido y los musulmanes no pudieron demostrar la hospitalidad de la que hacen gala.
Benyaich coordinó junto con las autoridades de su país y las de España el regreso de 4.500 visitantes. Se fletaron diez vuelos -tres de ellos, en el aeropuerto de Madrid-Barajas-. Primero salieron las personas más vulnerables y las mujeres con niños. A su llegada a Marruecos, se les hizo la prueba PCR y se les tuvo 14 días en cuarentena. Después se les trasladó a sus respectivos domicilios. También estuvo al frente del regreso de 7.500 mujeres temporeras en Huelva, dedicadas a la recogida de la fresa, para las que se dispusieron 10 barcos. En menos de 10 días pudieron regresar a sus hogares. Y todo ello, a coste cero para los afectados. Lo pagaba todo el Gobierno marroquí, a diferencia con otros países. “El rey Mohamed VI creó un fondo de 3.200 millones de euros para poder sufragar todos los gastos y la respuesta fue muy buena. Se ha destinado a la gente que se quedó sin empleo o que vivía en la economía sumergida”, afirma la embajadora.
La población marroquí también ha sufrido pérdidas por la covid. Como su ritual de enterramiento es distinto del católico o del civil español, hay pocos cementerios que tengan un espacio para estas inhumaciones. “Hubo que hablar con las autoridades municipales para que las ampliaran lo antes posible y pudiéramos enterrar a nuestros seres queridos”, confirma Benyaich. En la región, el más importante es el de Griñón.
Una de las consecuencias del cierre de las fronteras fue que este verano no hubo operación Paso del Estrecho. Cada verano, pasan por Algeciras 3,5 millones de personas y 800.000 coches, procedentes de España, Francia, Bélgica, Italia y Holanda, entre otros países. Gran parte de ellos pasan por Madrid en su recorrido. Es un operativo que se inicia entre ambos países en abril y que se prolonga hasta finales de verano. “Esperemos que el año que viene se pueda hacer. Lo único que se ha permitido es ya en junio que operen dos compañías marroquíes con 20 destinos en Europa y que se pueda viajar en barco desde un puerto en Francia y otro en Italia. Eso sí, los viajeros debían tener una PCR negativa con 72 horas de antelación al embarque. A los turistas se les exigía una reserva de hotel”, añade la embajadora.
La diplomática se muestra esperanzada con las vacunas contra el coronavirus. En su país está previsto que a finales este mes o comienzos de diciembre, se pueda empezar a poner la desarrollada por China, que consta de dos inyecciones. Ya está previsto que se inicie con los sanitarios y se continúe con los policías, militares, profesores y personas vulnerables. Aún no sabe si ella se lo podrá poner. “Con todo esto, llevo un año sin poder ir a mi país y ver a mis familiares”, destaca con cierta nostalgia.
“Mi país es un gran desconocido en general”
La embajadora Karima Benyaich habla lógicamente con pasión de su país. “Es un gran desconocido en general. No son solo camellos, que también tenemos, sino que es el amigo, el vecino de España, con estabilidad política y económica”, resume. Es la primera nación africana con tren de alta velocidad y dispone de 1.800 kilómetros de autovías. “El rey Mohamed VI cuando accedió al trono en 1999 ya habló de la importancia de la mujer en su primer discurso”, recuerda la diplomática. Marruecos también se ha adaptado a toda velocidad a las necesidades derivadas de la pandemia. En este periodo ha fabricado más de 340 millones de mascarillas. Su capacidad actual a pleno rendimiento, según la embajadora, es de 16 millones al día. “Aparte de donarlas a otros países que las necesitaban, hemos repartido muchos medicamentos. En la primera oleada, no nos afectó tanto como en esta segunda”, reconoce. En el país vecino, han perdido la vida por el virus 4.200 personas y la tasa de ocupación de las UCI es ahora del 37%.
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