El Gregorio Marañón contrató camas con la privada “para mantener la asistencia a los pacientes no covid”
El hospital cerró con el centro Beata María Ana 17 camas de hospitalización y tres de UCI por 867.480 euros durante dos meses
Hasta el 21 de noviembre, el hospital Gregorio Marañón cuenta con 17 camas más de hospitalización y tres de cuidados intensivos en un hospital privado, el Beata María Ana, situado al otro lado de la calle. Firmó el contrato, por 867.480 euros, el pasado 21 de septiembre “ante la situación de pandemia por la Covid-19 y el aumento de casos durante ese mes”, explica un portavoz del Marañón, tal y como adelantó la cadena SER. En ese momento tenían ingresados 273 pacientes en agudos y 42 en sus UCI, la curva epidémica en Madrid estaba de nuevo en pleno ascenso y los centros llevaban ya un mes viendo llegar de nuevo a pacientes con coronavirus, llenando sus plantas y sus unidades de críticos. El objetivo, señala el mismo portavoz del centro hospitalario, es “mantener la atención sanitaria tanto a pacientes con infección por coronavirus como al resto de pacientes”.
Durante la primera ola, ante la avalancha de enfermos de covid, los hospitales tuvieron que dedicar prácticamente la totalidad de sus recursos a atender a estos pacientes. El miedo, el confinamiento y el colapso del sistema sanitario hicieron que los miles de ciudadanos que acuden cada día a los centros —a urgencias, a consultas y a operaciones programadas— desaparecieran casi por completo. Hubo que suspender cirugías y pruebas y se guardaron esfuerzos y efectivos para atender lo urgente, lo emergente y lo oncológico no covid. Solo en marzo y abril, el virus obligó a aplazar 50.000 operaciones y casi un millón de consultas.
“Eso no puede volver a suceder”, afirma el portavoz del Marañón, “por eso, estas camas permiten equilibrar la demanda asistencial derivada de la segunda ola de la pandemia, facilitando que sigamos prestando atención, como centro de tercer nivel, a otras patologías médicas y quirúrgicas, especialmente las de mayor complejidad”. El hospital, el más grande la Comunidad, gestionaba de forma habitual antes de la pandemia 1.349 camas que atendían 7.537 profesionales; en abril llegaron a tener 1.565 plazas y tuvieron ingresados en su pico a 1.171 pacientes: necesitaron 1.367 profesionales de refuerzo para hacer frente a lo que les llegó. Este martes inauguraron una nueva unidad de UCI “flexible”, que podrá pasar de las 23 camas con las que funcionará en circunstancias normales a 35 si llega un pico asistencial. En febrero, cuando el virus aún no había movido toda la estructura de este centro, había 18 plazas de críticos.
“Esta segunda ola está siendo distinta, la llegada de enfermos fue más pausada, pero no nos podemos arriesgar y hay que estar preparados”, afirma un portavoz del centro, que asegura que las camas contratadas se han mantenido “ocupadas en todo momento”, y hasta el momento se ha atendido a 51 pacientes: “La colaboración entre centros hospitalarios, tanto públicos como privados, es continua ante una situación pandémica como la que vivimos y permite coordinar la asistencia de una forma más equilibrada. Esta medida no se llevó a cabo por falta de personal sino para mantener la asistencia a los pacientes no covid”.
La factura desconocida de la sanidad privada por el virus
Este traslado de pacientes de centros públicos a privados ya ocurrió durante la primera ola y derivó, cuando pasó el pico de la crisis, en una situación tensa entre la Consejería de Sanidad y la sanidad privada por el coste económico que había supuesto la absorción de esos enfermos. Esos centros también tuvieron que paralizar su actividad rutinaria para atender covid. La factura aún no se conoce, pero, según el contrato firmado por el Marañón, que fija 626 euros por cama y día para agudos y 1.272 por cama y día en UCI, se puede hacer un cálculo, aproximado, porque no se conoce el acumulado exacto de enfermos de covid que han tenido los centros madrileños.
Solo hasta mediados de abril la privada había recibido más de 2.000 pacientes en plazas de hospitalización y tenían 256 de críticos, según detalló entonces la Consejería de Sanidad. Solo esos 2.256, durante un solo día, habrían costado 1,5 millones de euros a la Comunidad.
Madrid tiene 49 hospitales privados con 6.819 camas (según el catálogo de hospitales, con datos de 2017), y fueron puestos a disposición del sistema público para hacer frente al virus ya en marzo. A finales de abril, ese sector aún no sabía cuándo ni con cuánto iban a ser retribuidos. Y Aspe, la Alianza de la Sanidad Privada Española, que representa al 80% del sector, aseguró en ese momento que desde que había comenzado la crisis, en “zonas de foco alto como La Rioja, Barcelona o Madrid" había habido "un 85% de descenso de la actividad habitual, de promedio, en centros con internamiento”. La situación económica para ellos era, decían desde esta organización, “lamentable”.
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