214 medidas para reconstruir la Comunidad

Seamos sinceros: cuando el Pleno de la Asamblea acordó el 25 de junio la creación de la Comisión de Estudio para la recuperación e impulso económico y social de la Comunidad de Madrid, pocos creían que el ejercicio terminaría bien. Pero los optimistas (“sin optimismo no vamos a ninguna parte”, se dice en el “Juan de Mairena”) acertaron: 14 sesiones y 37 comparecientes después, la Comisión aprobó por unanimidad un Dictamen que responde a su mandato de recibir propuestas, celebrar debates y elaborar conclusiones sobre las medidas a adoptar para la reconstrucción económica y social tras la crisis ocasionada por la COVID-19.

El Dictamen contiene 214 medidas para el reforzamiento de la sanidad pública, la reactivación de la economía y el tejido productivo, la educación y las universidades, el fortalecimiento de los sistemas de protección social y la posición de Madrid ante España y la Unión Europea que representan un conjunto articulado -y no una mera suma- para salir de la crisis y construir una Comunidad de Madrid más sostenible, inclusiva y resiliente de cara a un futuro que presenta amenazas y oportunidades, superando las debilidades y aprovechando las fortalezas de la región.

Llegar al consenso entre cinco grupos parlamentarios (PSOE -cuyo portavoz, Ángel Gabilondo, propuso crear la Comisión-, PP, Ciudadanos, Más Madrid, Unidas Podemos-IU-Madrid en Pie) no ha sido nada fácil. Para alcanzarlo, no se buscó el mínimo común denominador, sino el máximo acuerdo posible.

Buena parte de la responsabilidad en el resultado positivo de la Comisión hay que atribuirla a los comparecientes, con su extraordinario caudal de análisis y sugerencias, ajeno a la confrontación partidista, pero enraizado en el conocimiento y el compromiso.

También ha sido clave el procedimiento utilizado, porque, a diferencia de otros parlamentos, la Comisión ha votado únicamente dos veces: al inicio, para elegir presidente, vicepresidente y secretario, y al final, para aprobar el Dictamen. Nadie planteó nunca establecer mayorías y minorías, sino utilizar la palabra paciente para llegar a conclusiones compartidas.

Y, desde luego, la atmósfera de debate ha sido determinante para el resultado: la a veces exagerada dialéctica parlamentaria en el Pleno y las comisiones de la Asamblea de Madrid fue sustituida por la lógica de la colaboración y la ausencia de radicalidad verbal. La Comisión de Estudio no ha sido un monasterio, pero sí una Comisión de Estudio.

Con el respaldo del Pleno de la Asamblea al Dictamen, la ciudadanía de la Comunidad de Madrid constatará varias cosas: que cada partido tiene su programa y lo defiende; que cada grupo parlamentario ejerce el papel que le corresponde en cada coyuntura, apoyando u oponiéndose al gobierno autonómico y aspirando a dirigirlo; pero también que todos son conscientes de que la gravedad de la crisis exige reconstruir la Comunidad de Madrid con medidas inaplazables (cuyo aplicación habrá que seguir rigurosamente) sobre las que han sido capaces de ponerse de acuerdo en un contexto de agudo enfrentamiento político, lo que subraya el ejemplo dado en la Comisión de Recuperación de hacer Política con mayúsculas y, con ello, rendir profundo homenaje a todos los que han perdido la vida y sufrido por el virus.

Carlos Carnero, diputado socialista a la Asamblea de Madrid, ha sido presidente de la Comisión de Estudio para la recuperación e impulso económico y social de la Comunidad de Madrid