Díaz Ayuso, de crisis en crisis
La presidenta debuta este lunes en un debate del estado de la región marcado por su gestión de la pandemia, la tensión en el Gobierno, y las consecuencias sociales, económicas o laborales del virus
El viernes 4 de septiembre, Madrid batió su récord de positivos por coronavirus detectados para un solo día: alcanzó los 4.188. Solo en las diez primeras jornadas de este mes se contagiaron más de 24.000 personas, según el último balance publicado, una cifra tan impactante como para superar al conjunto sumado de mayo (8.544), junio (5.156) y julio (7.046). Y como los hospitales madrileños tienen ya ocupadas alrededor del 20% de sus camas covid (más que ninguna otra comunidad), Isabel Díaz Ayuso acude hoy a su primer debate del estado de la región como presidenta sabiendo que será monotemático. La crisis del coronavirus —que ya deja más de 15.000 muertos y 160.000 contagiados en la región— marcará dos jornadas que intentará llenar de propuestas para solucionar un panorama dantesco, entre ellas aumentar el número de efectivos y mejorar las condiciones de la atención primaria, contratar a profesionales en otras áreas, y multiplicar la inversión en Sanidad.
“La presidenta ha preparado este debate durante las últimas fechas en las que ha mantenido reuniones con todos los miembros de su gabinete en la Real Casa de Correos”, dijeron desde el equipo de Díaz Ayuso. Esa agenda de citas con todos los consejeros resume que la crisis del coronavirus es sistémica, y se ha extendido desde la clave de bóveda de la sanidad a cualquier otra área de la Administración. Madrid afronta ahora una crisis hecha de muchas crisis. Y Díaz Ayuso presenta en estas dos jornadas sus propuestas de solución.
Crisis económica: el PIB caerá entre un 10% y un 15%, según los cálculos de Javier Fernández-Lasquetty, el consejero de Hacienda, con una pérdida de ingresos por impuestos que alcanzará al menos los 1.000 millones de euros.
Crisis laboral: la pandemia ha afectado a 350.000 puestos de trabajo, con 80.000 despidos y unos 270.000 empleados inmersos en expedientes de regulación temporal de empleo, según cifras de la Consejería de Economía.
Crisis social: se anuncian huelgas en educación y sanidad, con los puntos en común de la falta de recursos humanos, el agotamiento de las plantillas y las quejas por la “improvisación” de la Administración ante la segunda ola.
Crisis sanitaria: el Ejecutivo ha invertido 50 millones de euros en un polémico hospital específico para pandemias mientras los sanitarios denuncian la falta de refuerzos, que la atención primaria está desbordada y que hay centros de salud cerrados.
Crisis de gestión: cuando llegaron los brotes que pueden cimentar una segunda ola, entre finales de julio y principios de agosto, no había los suficientes rastreadores, según los sindicatos y el colegio madrileño de médicos, y las vacaciones habían laminado la atención primaria, diezmando la primera línea de defensa contra la expansión del virus.
Crisis política: Díaz Ayuso tiene que responder un día al rumor de que va a hacer una crisis de Gobierno —con el consejero de Políticas Sociales y el de Sanidad siempre en la diana—; al otro a la opción de que Cs, su socio, se sume a una moción de censura de la izquierda; y más tarde a la posibilidad cierta de que acabe adelantando elecciones.
Y la crisis en mayúsculas: las 15.000 muertes, 6.000 de ellas en residencias sociosanitarias, dejan un vacío irrecuperable y llenan el futuro de juicios para dirimir responsabilidades.
Eliminar comisionados
Tanto esa conjunción única de crisis sobre crisis como el pistoletazo de salida del curso político descubren al Ejecutivo de coalición que han formado PP y Cs tan dividido como siempre, y desesperado, además, por encontrar apoyos para aprobar unos Presupuestos adaptados al negro horizonte social, económico y sanitario que se vislumbra.
Aunque Díaz Ayuso anunciará hoy programas de ayudas, contrataciones e inversiones —muchas de ellas financiadas por los fondos estatales para la crisis—, la recuperación en Madrid pasa por aprobar unas nuevas cuentas.
“La alternativa a unos Presupuestos de 2021 son los Presupuestos de 2018. ¿qué tiene que ver la España de hoy con la de 2018? ¿Qué tiene que ver? Necesitamos unos Presupuestos de reconstrucción. ¿Cómo es posible que en Europa lleguemos a un acuerdo con diferentes partidos y diferentes países, y que en España no podamos hacerlo en clave nacional?”.
Las palabras del ministro José Luis Ábalos sobre las cuentas nacionales se traducen perfectamente a la situación de Madrid, donde sigue vigente el proyecto de 2019, que diseñó Ángel Garrido —hoy consejero de Transportes por elección de Cs— cuando aún era presidente regional con el PP.
Aquellos presupuestos, récord de gasto e ingresos, fueron dibujados para un periodo expansivo, en el que Madrid lideraba el crecimiento de España. Esos días son pasado. Aquella realidad está muerta. La región afronta una crisis sin precedentes. Y Díaz Ayuso empleará las próximas semanas para alentar la búsqueda de un acuerdo presupuestario que tiene como único socio posible a Vox.
A cambio de sus decisivos votos, Rocío Monasterio, la líder del partido de extrema derecha, exige una reducción del número de consejerías —que se amplió de nueve a trece para dar cabida a representantes de PP y Cs—. Díaz Ayuso intentará convencerle de que el análisis del tamaño de la Administración debe dejarse para después de aprobar los Presupuestos, y de que se puede ahorrar eliminando otras partidas. La cancelación de subvenciones —apartado en el que los dos partidos ya llegaron a un acuerdo en marzo, reventado luego por Cs—, y la eliminación de comisionados como el de bienestar animal, pueden ser un punto de partida, o de encuentro. También, el compromiso de un aumento de gasto histórico en sanidad, políticas sociales y educación.
“Pero es que ellos son los primeros que no saben lo que es la grasa (partidas que habría que eliminar de la estructura de gasto)”, lamenta sobre Vox una fuente que cuenta con la confianza de Díaz Ayuso. “¿Le quitamos la subvención a la Cruz Roja? ¿Al museo del Prado?”.
Apuesta por el ‘Arco Verde’ para unir grandes parques
Según fuentes de su equipo, Isabel Díaz Ayuso destacará en el debate del estado de la región el plan del Arco Verde como el gran proyecto de infraestructura verde de la región para acercar la naturaleza a los madrileños y que conectará los tres parques regionales —el Parque Regional del Sureste, el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares— con el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (PNSG).
El compromiso del Ejecutivo es plantar 540.000 árboles, que compensarán las emisiones de 40.000 vehículos cada año, según los cálculos del Ejecutivo; crear 25 nuevas áreas de biodiversidad; y mejorar ocho tramos fluviales y de diversos humedales de especial valor ambiental.
Las cifras del proyecto dan cuenta de su envergadura: implicará poner en marcha actuaciones verdes en 26 municipios de la región que conectarán 30 áreas verdes de uso público ya existentes (más de 2.000 hectáreas).
Con ello se pretende también fomentar la movilidad sostenible, con el uso de la bicicleta, a través de la conexión de los parques periurbanos de la región, los tres parques regionales y el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama.
El proyecto ya arrancó con la siembra de los primeros árboles en el Monte de Boadilla del Monte, dentro del marco de la Cumbre del Clima (COP25).
También se ha acondicionado Bosquesur, a su paso por Pinto, para integrarlo en el conjunto del proyecto, se ha habilitado una nueva zona húmeda para reptiles y anfibios, se han plantado 1.000 árboles y arbustos de alineación y se han acometido obras de mejora en las zonas de uso público.
Además, el Gobierno regional pondrá en marcha el proyecto Madrid ES Acción para impulsar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas alineados con las políticas regionales.
Acuerdos con el PSOE
¿Y con el PSOE? Ángel Gabilondo se ofreció a participar en una gran negociación que incluyera a municipios y agentes sociales, pero Díaz Ayuso le rechazó (“yo no pacto con el desastre”, dijo).
Eso ha dejado a la Comunidad de Madrid en una posición incómoda por comparación. Municipios como los de Alcobendas o Torrejón han logrado que todas sus fuerzas políticas suscribieran acuerdos para la reconstrucción local, sin importar los colores. Y comunidades como la de Castilla y León, donde también gobiernan PP y Cs, en este caso sin necesitar a Vox, han logrado lo mismo. Algo que parece imposible en Madrid.
Que tres diputados de Cs apoyaran una moción de censura de la izquierda bastaría para cambiar un Gobierno que no ha logrado aprobar ni una sola ley desde que llegó al poder, allá por agosto de 2019. En consecuencia, el balance de Díaz Ayuso en el debate del estado de la región no podrá pivotar alrededor de la obra legislativa de su Ejecutivo. Será, dice una fuente de su equipo, una defensa de su gestión frente al coronavirus, que se mezclará, probablemente, con un listado de reproches al Gobierno de España. Pasará hoy y mañana. Una cita a la que por primera vez llegan todos los partidos coincidiendo en el diagnóstico: hay una crisis histórica.
La lucha en las trincheras de la pandemia
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