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La Comunidad de Madrid pide 150 rastreadores al Ejército ante los repuntes de coronavirus

El Ejecutivo de Díaz Ayuso cuenta con 560 profesionales para casi siete millones de habitantes

Juan José Mateo
La ministra de Defensa, Margarita Robles (d), asiste a un acto en Madrid en el que dos de los 2.000 rastreadores de las Fuerzas Armadas, que ya están a disposición de las comunidades autónomas para ayudar en el rastreo de casos de coronavirus, han dado cuenta de su nueva misión.
La ministra de Defensa, Margarita Robles (d), asiste a un acto en Madrid en el que dos de los 2.000 rastreadores de las Fuerzas Armadas, que ya están a disposición de las comunidades autónomas para ayudar en el rastreo de casos de coronavirus, han dado cuenta de su nueva misión.Zipi (EFE)

La Comunidad de Madrid ha solicitado al Ejército contar con 150 de los 2.000 rastreadores que ha puesto a disposición de las administraciones regionales el Ministerio de Defensa. Así lo aseguran desde el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso, que ha visto cómo se han acelerado los contagios por coronavirus en la región en agosto (más de 29.000), con la consecuente multiplicación de las hospitalizaciones (1.601). La petición confirma que el Gobierno de la Comunidad no contaba con los recursos necesarios para hacer frente a los repuntes, ya que solo ha logrado contratar a 53 rastreadores en lo que va de verano, para un total de 350 (a los que se suman 210 telefonistas) dedicados a controlar a una población de casi siete millones de habitantes.

Además de Madrid, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia y Cantabria, y la Ciudad Autónoma de Melilla, han pedido rastreadores militares, mientras que Galicia ha comunicado a Defensa su intención de hacerlo.

Madrid, que ha registrado más de 15.000 muertos desde marzo por la pandemia, arrancó el verano con menos de 200 investigadores especializados en localizar a las personas que han estado en contacto estrecho con los nuevos positivos, un paso fundamental para contener la expansión de la enfermedad.

Así, la Comunidad admitió el 7 de agosto su “dificultad” para ampliar la plantilla de rastreadores. Tras dejar pasar las semanas de mayo, junio y julio en las que el virus dio una tregua, el Ejecutivo solo logró contratar a 31 nuevos profesionales para aumentar sus equipos. Una respuesta parlamentaria del Gobierno admitió entonces negro sobre blanco que no se habían conseguido firmar a todos los efectivos necesarios.

Apenas tres días después, la Dirección General de Salud Pública firmó un contrato de casi 200.000 euros para dar de alta a dos médicos y 20 auxiliares de enfermería. Así lo justificó: “La situación epidemiológica reflejada por los sistemas de información específicos muestra un incremento en el número de casos que obliga a proveer un mayor número de efectivos destinados a las labores de averiguación y seguimiento de contactos”.

La preocupación de la Administración ante la falta de rastreadores le impulsó a buscarlos por una triple vía: voluntarios entre licenciados universitarios —que no cobran— y trabajadores municipales —que paga cada ayuntamiento—; y desempleados a los que no detalló ni condiciones ni sueldo en la primera fase del proceso. Ninguna de esas opciones aportó los suficientes nuevos rastreadores.

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Esta ha sido la evolución del número de rastreadores de Madrid desde el inicio de la epidemia, según cifras recogidas en respuestas parlamentarias y públicas. En marzo había 36 profesionales. En mayo, el Gobierno regional se comprometió con el central a llegar a 169. En junio, tenía 107. En julio, según sus gestores, 182. Ahora, en agosto, la Comunidad asegura que tiene 560 rastreadores, aunque alrededor de 210 son telefonistas que se dedican a llamar a los contactos de los nuevos positivos tras el trabajo epidemiológico de 350 especialistas.

En consecuencia, si el ejército cubre la petición de aportar 150 efectivos más a unos equipos desbordados por el trabajo, la Comunidad llegará hasta los 710 profesionales para afrontar su gran problema: la enfermedad vuelve a avanzar en Madrid.


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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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