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En busca de Marta y Eider, dos primates robadas de un centro de rescate madrileño

Los animales desaparecieron en la noche del miércoles de Rainfer, situado en un pequeño municipio de la región

Marta y Eider, las dos primates robadas en el centro Rainfer.
Marta y Eider, las dos primates robadas en el centro Rainfer.Centro Rainfer
El País

El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil está buscando a dos primates ancianas pertenecientes al Estado que fueron robadas en la noche del miércoles del centro de rescate de primates Rainfer, situado en un pequeño municipio de la región.

“Rompiendo las barreras de seguridad de nuestro santuario, han robado a dos de nuestras más ancianas primates. Marta y Eider, amparadas bajo la protección del CITES y pertenecientes al Estado tras haber sido rescatadas del tráfico ilegal en 1999. Desde entonces han pasado 21 años viviendo una vida tranquila y pudiendo mantener sus conductas salvajes afines a su naturaleza, hasta día de hoy”, cuenta el centro en un comunicado publicado en redes sociales.

Debido a su avanzada edad, los animales cuentan con “un estado de salud muy delicado y necesitan medicación diaria”, por lo que, tal y como explica Rainfer “implican un riesgo sanitario para las personas que puedan tratar con ellas de forma directa".

El centro ha reforzado las medidas de seguridad del santuario para proteger al resto de primates que se alojan en él. “La tenencia de primates está totalmente prohibida en España. Es imprescindible que en esta pandemia global, cuyo origen es la explotación de especies salvajes, nos unamos todos contra el tráfico de especies porque necesitamos lograr un cambio en nuestra sociedad”, recuerdan los responsables de Rainfer.

El que es el mayor centro de rehabilitación de primates de España, con mas de un centenar de ellos incautados del tráfico ilegal y la explotación, trabaja desde hace 25 años en la sierra de Madrid para proteger a estos animales del abandono y el maltrato. La mayoría de ellos llegan allí tras ser rescatados por la Guardia Civil.

“Vienen en condiciones lamentables, con poco pelo por el estrés y la falta de luz. Muchos son más pequeños de lo normal por déficit de nutrientes y por haber crecido en espacios reducidos. Algunos tienen diabetes. En las radiografías, ves que muchos tienen fracturas que han soldado mal, puede que por palizas”, explicaba en 2016 Marta Bustelo, subdirectora del centro.

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