Bomberos buscan su propia protección en la tienda de la esquina

Parece la imagen de adolescentes recolectando unos eurillos para el botellón. Pero son bomberos. Concretamente los del parque de Vallecas. Y reúnen lo que pueden entre todos para ir a la tienda de la esquina para comprar geles hipoalergénicos. Alcohol. Lo que sea. Tienen 15 mascarillas en total y están custodiadas. Se llevan sus propios cubiertos y los lavan con lejía. Comen separados. Se saludan chocando los pies. Están preparados las 24 horas. Con las libranzas suspendidas. Y ya tienen tres bajas por coronavirus. Tres compañeros con fiebre que se han tenido que quedar en casa. “Estamos para ayudar en lo que podamos. Es una situación extrema y para eso estamos. Pero tenemos que estar protegidos porque si caemos nosotros, no podemos ayudar”, explica Mario (nombre ficticio). Los bomberos denuncian falta de medios para protegerse, se lo compran ellos mismos y sus representantes sindicales “están enfadadísimos”.

Mario trabaja en uno de los 12 parques de bomberos repartidos en la capital. El viernes, explica, trabajaron siete, lejos de los 11 efectivos que deben formar un equipo en horas bajas. “Once es el mínimo. Con siete…, imagínate. Están los nervios a flor de piel”. Al mando, un cargo intermedio. Lo mínimo, en ese caso, son tres. Así que cualquier aviso provoca “expectación”. Como el que recibieron el viernes. Una señora mayor, de unos 80 años, llamó al 112 porque se había caído en casa, no podía levantarse y estaba sola. Su marido, positivo por coronavirus, estaba ingresado en el hospital. Así que los bomberos se equiparon como pudieron y se fueron a ayudar a la mujer, que estaba desesperada. Después, se limpiaron bien con el material que ellos mismos habían comprado. “Esto no puede ser”.

Según el protocolo emitido por el Ayuntamiento, hay que extremar las precauciones, especialmente cuando hay que manipular un cadáver. Ese caso también lo ha vivido el cuerpo de bomberos de Vallecas. El lunes pasado. Llamada de centralita. El dueño de un piso en el Puente de Vallecas llevaba 15 días sin saber nada de su inquilino, de unos 60 años. No respondía a las llamadas, ni a los mensajes. Los vecinos llevaban días sin verlo. Y se activó el protocolo de emergencia. Mario y sus compañeros se enfundaron el traje que ellos llaman “de nivel 2” —traje de protección tipo 3-B (con cubrebotas), mascarilla buconasal FFP2, dos pares de guantes de nitrilo y gafas de protección ocular— y reventaron la puerta para ver el interior de la vivienda. El hombre llevaba varios días fallecido. Después, lo mismo: a limpiarse con el material que ellos mismos habían comprado.

Acceso restringido

“En dichas situaciones”, dice el protocolo, “el personal operativo que realice la intervención directa en el siniestro procederá a establecer una zonificación eficaz del siniestro y restringir el acceso al interior de la zona de mayor riesgo”. El equipamiento y medidas de autoprotección del personal de otros organismos en la zona de mayor riesgo serán las fijadas según sus propios protocolos. A la salida de “la zona caliente”, el interviniente aplicará sobre sus guantes y cualquier equipo o herramienta que pueda haber utilizado, espuma detergente desinfectante. Después, se procederá a la retirada de su propio traje, de la mascarilla, el casco y las gafas, donde se aplicará también la espuma detergente desinfectante.

Pero ¿eso está pasando? En parte sí y en parte no. Los cascos y los trajes los limpian los propios bomberos con lejía que les han proporcionado, pero se han tenido que proveer ellos de los dosificadores y de los higienizantes de manos. Se sienten desprotegidos y han tenido que actuar por su propia cuenta. “En relación a los guantes de nitrilo y mascarillas desechables”, explica el protocolo, “es preciso racionalizar al máximo su uso con vistas a garantizar su disponibilidad en aquellos casos en los que sea necesario”.

Sin embargo, dada la situación actual, para ellos ahora es necesario siempre. Tanto en las actuaciones de la Policía Municipal como de los bomberos, el Samur Social o los agentes de Movilidad en las que exista la sospecha de que una persona pueda estar infectada por el coronavirus “la actitud a tomar deberá ser la de ponerlo en conocimiento del Samur o el 112 para el adecuado manejo del paciente, al que se le ofrecerá una mascarilla quirúrgica, al igual que al trabajador municipal”.

Por eso, las mascarillas se han convertido en el bien más preciado, no solo para los sanitarios.

Los protocolos para combatir el coronavirus, mientras, se renuevan cada día y las autoridades ya planifican que los bomberos especializados actúen en dos grupos: uno para descontaminación y otro de ayuda a sanitarios. Mario, desde la calle, lo tiene claro: “El papel lo aguanta todo. La realidad después es otra”.

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