Datos y gráficos para entender el 23-J: Cataluña, el voto exterior y una vuelta a 2019
Analizamos ocho de las claves, unas previsibles y otras sorprendentes, de estas elecciones
Las elecciones del domingo dejan otra vez una aritmética complicada. En agregado, el equilibrio entre la izquierda y la derecha no fue muy diferente al de 2019. Sin embargo, el voto por territorios ha cambiado. A continuación, repasamos ocho datos clave.
1. El resultado del 23-J nos ha devuelto a 2019: la ola azul no llegó y se votó más parecido a entonces
Hace cuatro años, los bloques prácticamente empataron a votos. En abril, la izquierda ganó por nueve décimas y en noviembre por dos. Hace una semana, la expectativa era que la derecha se impondría con margen —por cuatro, seis o más puntos—, siguiendo una oleada que se elevó en las autonómicas de los últimos tres años. Pero no pasó eso: la suma de PP y Vox se impuso a la de PSOE y Sumar, pero solo por 1,5 puntos. España, en su conjunto, votó de manera similar a cómo lo hizo hace cuatro años.
2. Y ahora, ¿qué? Las mayorías posibles
El resultado electoral ha producido una aritmética endiablada, sin mayorías claras ni para el PP ni para el PSOE. Los populares no suman 176 asientos con Vox ni con un hipotético apoyo de Coalición Canaria y UPN. Necesitan convencer a otro partido —ya sea el PSOE, Sumar, PNV o Junts— algo a priori impensable.
Tampoco hay vías fáciles para el PSOE. Incluso repitiendo todos los apoyos en forma de voto afirmativo o abstención de 2019 —con Sumar, PNV, BNG, ERC y Bildu— se queda en 172 escaños, lejos todavía de la mayoría. ¿Su alternativa? Contar también con votos o abstenciones de Junts para conseguir la investidura.
3. La derechización fue diferente por comunidades: intensa en algunas, débil en otras e inexistente en Cataluña
Fue la sorpresa clave de las elecciones. En algunas regiones, la derecha ha crecido con fuerza, como la Galicia de Alberto Núñez-Feijóo (que se mueve ocho puntos en esa dirección), Andalucía, La Rioja o Madrid.
En otras regiones, el equilibro se ha mantenido más estable y la derecha solo ha avanzado entre dos puntos y nada.
Y en Cataluña, el cambio ha sido justo el contrario. Allí la izquierda de PSOE y Sumar ha logrado un avance de 12 puntos respecto a la derecha desde las últimas elecciones. Este crecimiento, en una comunidad de casi ocho millones de habitantes, le ha servido a la izquierda para compensar buena parte de las pérdidas en el resto de las regiones.
4. El PSOE sube 14 puntos en Cataluña
El PP creció en toda España, como era previsible, aprovechando la desaparición de Ciudadanos, la debilidad de Vox y el pequeño paso adelante del electorado de derechas. Pero el PSOE también fue capaz de crecer en muchas regiones. Lo hizo en Cantabria —donde no se presentó el PRC—, en la Comunidad Valenciana y, muy especialmente, en las cuatro provincias catalanas, empujando la suma de izquierdas.
5. Vox sufre un gran castigo en escaños, no tanto en votos
El partido de Santiago Abascal ha perdido un tercio de sus asientos, cayendo de 52 a 33, pero su retroceso en voto es menor: solo ha perdido el 20% de sus apoyos. Es decir, los votantes de la extrema derecha siguen siendo uno de cada ocho españoles.
Su pérdida en escaños es en parte responsabilidad del sistema electoral. En 2019, con un PP más débil y Ciudadanos en el bloque de la derecha, Vox fue más competitivo en provincias pequeñas, de cuatro o menos diputados. Si entonces lograron ocho escaños de esas provincias, ahora se han quedado en uno. En votos, Vox ha retrocedido donde era más fuerte: en Murcia (cae seis puntos), Huelva (seis), Cádiz (seis), Almería (5,5) y Málaga (cinco).
6. Del 28-M al 23-J hubo giros intrigantes
Entre unos comicios y otros, el PP logró crecer bastante en provincias como Navarra, Ourense, Asturias y gran parte de Cataluña. En cambio, sufrió retrocesos en provincias donde había sido muy fuerte, como Almería o Málaga.
El PSOE ha retrocedido fuertemente en zonas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. A cambio, crece más de 10 puntos en Cataluña, Navarra, Cantabria y parte del País Vasco.
7. ¿Los sondeos? No estuvieron mal
Los sondeos privados sobrestimaron la fuerza de la derecha, que efectivamente se impuso, pero lo hizo por 1,5 puntos y no por 5,5 como decía nuestro promedio, ni por los cuatro que daba el último sondeo de 40dB. (que fue de los mejores).
Además, el modelo probabilístico que publicamos en EL PAÍS se demostró útil para transmitir una incertidumbre que resultó justificada: avisó de que era una posibilidad muy real que PP y Vox no tuviesen mayoría, algo a lo que atribuimos casi la mitad de las opciones, un 40% de probabilidades.
En cuanto al CIS, estuvo tan preciso como el promedio, pero sigue sesgado. Aunque la izquierda sorprendió por su buen resultado, el CIS volvió a sobrestimarla. Su última encuesta flash decía que la izquierda ganaría por 4,5 puntos y podría gobernar con menos apoyos que en 2019, pero en realidad la derecha se impuso por 1,5 puntos y esa mayoría resultó imposible. Desde la llegada de José Félix Tezanos a la dirección del CIS, el centro ha sobrestimado los votos de la izquierda en 36 de 37 elecciones.
8. Aún hay escaños en juego por el voto exterior
Hasta este viernes 28 de julio no se conocerán los resultados del voto de los españoles residentes en el extranjero (voto CERA). ¿Podrían esos votos sumar o quitar escaños a uno de los dos bloques?
En el siguiente gráfico se ven los escaños que quedaron más apretados una vez contado el voto de residentes (presencial y por correo). Por ejemplo: en Madrid, el PP quedó a 1.750 votos del último asignado al PSOE. Allí, el voto CERA en 2019 repartió 8.425 votos al PSOE, 7.140 al PP y 3.840 a Ciudadanos.
Este año, por primera vez desde 2011, el voto exterior en España no es rogado y se prevé que sea mayor que en los últimos comicios. Ese sistema había reducido la participación de los expatriados tanto, que en noviembre de 2019 solo votaron el 6,8% de los españoles residentes en el extranjero, unas 144.000 personas. En las últimas elecciones sin voto rogado, las de marzo de 2008, votó el 32%.
Recibe cada tarde el boletín Diario electoral, con el análisis de Ricardo de Querol, subdirector, y Luis Barbero, redactor jefe de edición.