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El PSOE se vuelca en el posdebate y hace autocrítica: casi nada salió como estaba previsto

Los socialistas creen que a Sánchez le arrollaron las “mentiras” de Feijóo en un muy mal día del presidente

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el cara a cara televisivo del lunes. Foto: JAIME VILLANUEVA | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

Es imposible esconder la decepción con el resultado del único cara a cara de la campaña en los círculos de poder del Gobierno y del PSOE. Nadie encuentra una explicación convincente. Desde fuera del núcleo duro algunos apuntan a la preparación del debate que se celebró en la noche del lunes en Atresmedia. Los responsables de ese delicado trabajo están muy claros: todos los que aparecieron en la foto que el propio Pedro Sánchez publicó el jueves: cinco ministros —Nadia Calviño, Teresa Ribera, Félix Bolaños, María Jesús Montero, José Luis Escrivá— y tres miembros del equipo de máxima confianza de Sánchez en La Moncloa: Óscar López, Manuel de la Rocha y Diego Rubio. Pero dentro, las cosas no se ven tan claras. Muchos no creen que el problema fuera la preparación.

El debate estaba muy trabajado. Y no hubo grandes sorpresas en él por parte del líder del PP. El entorno del presidente había apuntado mucho antes la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo saliera al ataque con golpes duros desde el principio, como la burla que hizo del encierro de Sánchez para prepararlo. Habían visto otros debates del líder del PP en el que lo hacía. No era un imprevisto. Y, sin embargo, lo que apenas salió es lo que el propio Sánchez había preparado, en ocasiones escribiéndolo él mismo. En muchos momentos se vio al presidente con dificultades para rebatir posiciones muy previsibles de Feijóo. Sus respuestas no se parecían a las preparadas. Se le quedó mucha munición por soltar, y la que lanzó en muchas ocasiones ni siquiera se escuchó ante lo enmarañado de sus interrupciones y las del líder del PP. ¿Qué falló entonces?

Algunos culpan al equipo, y algunas decisiones estratégicas importantes, como no haber ensayado lo suficiente este formato del cara a cara, que Sánchez no practicaba desde 2015. Se hicieron muchas fichas, se practicaron mensajes y respuestas, pero no hubo un sparring específico que hiciera de Feijóo en modo duro simulando el debate con un plató parecido, como se ha hecho en otras ocasiones. Felipe González se recuperó en el segundo debate frente a José María Aznar en 1993, entre otras cosas porque sí practicó mucho con sparring, después de haber perdido el primer encuentro. Pero Sánchez no tiene un segundo cara a cara. Otros plantean que hubo un problema de expectativas: el PSOE infló la idea de que Sánchez iba a arrasar, y eso favoreció a Feijóo.

En el PSOE se está extendiendo otra explicación más sencilla: Sánchez tuvo un muy mal día en el peor momento posible. Y todos miran a los primeros minutos, que fueron decisivos. “El PP sabía que teníamos ventaja en el bloque económico. Por eso Feijóo salió a romper desde el primer momento con datos falsos y provocaciones. Llegó a decir que habían apoyado la actualización de las pensiones cuando votaron en contra. Y ahí empezó a torcerse todo”, admiten fuentes del Gobierno. “Feijóo no le dejó coger el ritmo desde el primer momento y Sánchez se fue poniendo nervioso con esa ofensiva. No era el Feijóo del Senado”, resume un ministro.

Los socialistas creen que la clave del debate es que Feijóo quiso embarrar el campo desde el primer momento, y lo logró. El líder del PSOE se quedó desconcertado, no lograba colocar sus mensajes ni siquiera en el bloque más favorable para él. Sánchez tardó muchísimo en recomponerse, y cuando lo logró, con algunos golpes certeros en especial con la violencia de género y la puerta que le ha abierto el PP “al machismo de Vox” en las instituciones, ya era tarde. El marco estaba fijado. Y era el de un aspirante que no lograba poner en apuros al favorito, Feijóo.

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Aun así, y sin ocultar la decepción que ha supuesto un debate en el que tenían puestas muchas esperanzas, en la cúpula socialista algunos creen que el encuentro no tiene por qué salirle tan bien a Feijóo como él piensa. Si el debate salió mal para el PSOE, la batalla del posdebate es diferente. Y ahí los socialistas están insistiendo mucho en todo tipo de formatos para tratar de instalar la idea de que Feijóo mintió en asuntos relevantes. De hecho, en los primeros sondeos sobre el resultado del debate no se ve una victoria aplastante del líder del PP como se podría esperar. “La gente pudo ver a un cínico mintiendo sin parar, usando el terrorismo de forma vil y abrazado a Vox. Esto tendrá un efecto negativo para Feijóo”, señalan fuentes de La Moncloa.

En el PP, por el contrario, la euforia es incontenible. Mientras Sánchez, desde Vilnius, a donde viajó por la cumbre de la OTAN, se declaraba “satisfecho” por el debate, pero admitía que había tenido que hacer frente a “un señor Feijóo que, ante la absoluta ausencia de proyecto político y de programa, planteó una montaña de mentiras y el uso descarnado de un terrorismo como el de ETA, que desapareció afortunadamente porque lo venció la democracia española hace 11 años”, Feijóo se dio un baño de masas en Ciudad Real y se acercó a los periodistas con una indisimulada satisfacción. “El partido se ha enchufado”, resumió sobre la sensación en el PP tras el debate. El líder de los populares incluso se burló de Sánchez, tan convencido de su victoria. “¿Para qué tiene 800 asesores?; ¿Para qué invirtió cuatro días en prepararlo?; ¿Para qué?; ¡Para nada!”, dijo en el mitin. Entre los asesores de Feijóo, el martes se supo que Miguel Ángel Rodríguez, hombre de confianza de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, estuvo colaborando en las horas previas a la preparación del duelo televisado con Sánchez.

Ahora los socialistas se vuelcan en intentar ganar el posdebate. Pero ahí también juega Yolanda Díaz, líder de Sumar, que el martes recuperó protagonismo y dejó caer, de forma indirecta, que ella habría planteado otro tipo de debate. Díaz tendrá ocasión de demostrarlo si se mantiene el debate a tres —Feijóo se niega a ir— del próximo 19 de julio en RTVE con Sánchez y Abascal. “Quiero mandar un mensaje de ánimo a toda la ciudadanía que hoy puede estar disgustada”, señaló Díaz en La Sexta. “Ahora toca presentar el proyecto de país, por lo menos en Sumar lo estamos haciendo así”. Para la vicepresidenta, “la gran ausente” del debate fue “la ciudadanía española”, en un formato “lleno de ruido”. Díaz también deslizó que el PSOE podría haber minusvalorado a Feijóo, “capaz de exponer una gran cantidad de mentiras a una velocidad sonrojante”.

Y mientras, el otro gran ausente del debate, pero muy presente de forma indirecta, Santiago Abascal, intentó combatir el mensaje de voto útil de la derecha que está lanzando el PP. “Hace cinco años que La Moncloa está ocupada por un personaje narcisista, agresivo y perturbado. Y a ese personaje peligroso, el señor Feijóo, acaba de ofrecerle una abstención para que pueda seguir gobernando. El señor Feijóo ofrece un pacto a Sánchez para evitar un pacto con Vox”, remató el líder de la formación ultra en las redes sociales.

En el posdebate, a veces más importante incluso que el debate, todos jugaron sus cartas y las seguirán moviendo, porque saben que esta primera semana de campaña casi todo girará alrededor de este encuentro. Pero la que decide de verdad es la última, donde se decanta el grueso de los indecisos. Un 30% del electorado se define en esos días. Habrá que llegar hasta ahí para tener algo más de claridad después del primer gran golpe del cara a cara en el que casi nada salió como habían previsto los socialistas.

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