Unidas Podemos retrocede en Castilla y León y ahonda la tendencia a la baja
La coalición electoral, que aspiraba a obtener grupo propio en las Cortes, se queda con un único procurador
Unidas Podemos (UP) retrocede en Castilla y León. La candidatura encabezada por Pablo Fernández, que confiaba en lograr grupo propio en las Cortes, ha obtenido tan solo un procurador y el 5,08% de los votos en las elecciones de este domingo. Se trata de un resultado insuficiente que ahonda la tendencia a la baja de la formación tras el batacazo de 2019, cuando el partido pasó de 10 a dos representantes. Ni la unión con IU, inédita hasta ahora en la comunidad, ni la presencia de UP en el Gobierno nacional de coalición han servido para sumar apoyos.
“Los resultados no son buenos”, reconoció el también portavoz nacional de Podemos en una comparecencia en Valladolid poco antes de las once de la noche flanqueado por otros miembros de su candidatura. “Quien pierde hoy es Castilla y León”, añadió antes de denunciar que el adelanto electoral ha valido para afianzar a Vox. “Es verdaderamente lamentable ver al señor [Alfonso Fernández] Mañueco celebrar un resultado que lo que hace es apuntalar la ultraderecha y dejar que sea quien marque las políticas en Castilla y León”, criticó. El hasta ahora portavoz en las Cortes se dijo “con fuerzas” para seguir al frente del partido en la próxima legislatura e hizo hincapié en que pese a ser la cuarta formación en número de votos, se quedan como la sexta en representación.
“Vamos a seguir trabajando para ampliar este espacio”, defendió también Fernández con la vista puesta ya en las municipales. La alianza con IU debía ser el primer paso para la construcción de un “frente amplio” en todo el territorio que dé apoyo a una hipotética candidatura en las generales de la vicepresidenta Yolanda Díaz, disparada en las encuestas desde hace meses. Precisamente, su liderazgo al frente de Unidas Podemos en el Gobierno y la elección de una nueva dirección en el partido tras la marcha de Pablo Iglesias el pasado mayo marcaban para la coalición electoral un cambio de ciclo. La formación confiaba en ganar votos y llegar incluso a los tres procuradores, pero ha errado.
El auge de Vox y la aparición de las plataformas de España Vaciada amenazaban unas opciones ya de por sí limitadas en Castilla y León. Y Díaz, centrada en sacar adelante la reforma laboral y el acuerdo para la subida del salario mínimo, no ha querido ejercer en estas elecciones el papel protagonista que sí han tenido Pedro Sánchez y Pablo Casado en las campañas del PSOE y el PP. Con una única intervención el pasado jueves, la vicepresidenta se desmarcó del partido y dejó que el peso recayera en los cargos orgánicos de Podemos e IU, que se volcaron como nunca en unos comicios en Castilla y León. Incluso Iglesias reapareció en las últimas semanas y hasta en dos ocasiones se desplazó a la comunidad para dar su apoyo explícito a Pablo Fernández, persona de su confianza y a quien él mismo aupó a la dirección nacional.
“El PP convocó unas elecciones a medida y su deriva ultra solo ha engrosado a Vox. Pierde la democracia en estas elecciones. Unidas Podemos seguirá diciendo las verdades que nadie más se atreve a decir frente a la corrupción y el ataque a lo público”, escribió Belarra en las redes sociales, casi a la vez que intervenía su portavoz en Castilla y León. “Unidas Podemos resiste, pero esto es Weimar”, reaccionó por su parte el exvicepresidente Pablo Iglesias.
El partido, que se mostraba optimista estos días —e incluso en su primera valoración tras el cierre de urnas—, insistía, sin embargo, en la dificultad de prever los resultados, con una oferta mayor que en otras citas y una campaña alterada por la polémica de las macrogranjas que involucró al líder de IU, Alberto Garzón. Este domingo, fuentes de la dirección estatal incidían en la idea de que el papel de su formación en el Parlamento autonómico será “más necesario que nunca” ante la “previsible presencia” de Vox en el Gobierno y los “casos de corrupción” que cercan a Mañueco.
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