Valencia audita sus puntos negros de tráfico y apuesta por señalizar mejor y cambios en la regulación de semáforos

Una franja roja de menos de un metro y medio de ancho recorre la valenciana Gran Vía de Fernando el Católico. Es un carril bici que comparte espacio con el destinado para autobuses y taxis. La estrechez y esa falta de separación con el resto de vehículos ha provocado las críticas de algunos vecinos que lo consideran peligroso. Lorena Martí (38 años, Valencia) coordina una inmobiliaria justo enfrente de uno de los tramos y durante su jornada es testigo de lo que ocurre sobre esa franja roja: “Desde aquí he visto accidentes y otros que han estado a punto de ocurrir”, señala. El área de Movilidad del Ayuntamiento de Valencia, que dirige Jesús Carbonell, presentó hace unas semanas los resultados de una auditoría sobre cuatro puntos negros de tráfico en la ciudad por su peligrosidad y el número de accidentes que concentran. El Ayuntamiento cree que los resultados y las soluciones propuestas son extrapolables al resto de la ciudad

El informe señala precisamente la confluencia entre Fernando el Católico y Ángel Guimerá como uno de los puntos negros a estudiar. La trabajadora de la inmobiliaria considera que hace falta “algún tipo de división o señalización” y cree que deberían repintar el carril bici porque “tiene poca visibilidad”. Martí, que lleva más dos años en ese lugar, va normalmente al trabajo en coche. Sobre los ciclistas señala que “aunque hay semáforos específicos para ellos, no les hacen caso. Si ven que pueden pasar, pasan”. La Gran Vía, que atraviesa el distrito de Extramurs, es una de las principales arterias de la ciudad. Un bulevar separa las vías que suben al barrio de Campanar de las que bajan a Ruzafa.

Marco Antunes (38 años, Portugal) tiene una bici pequeña ―como plegable o eléctrica― con la que se mueve habitualmente. Este publicista vive en Valencia desde hace 14 años. Para ir al trabajo, a casa o a socializar recorre diariamente el carril bici de Fernando el Católico. Antunes no cree que este carril sea peligroso. “Veo más peligro en grandes cruces como el de Plaza de España o el de Avenida Giorgeta”, apunta. Se refiere a los puntos en los que las bicis y los coches se cruzan en una intersección, en los que “se ponen encima del carril bici y tú no puedes pasar”.

La solución que propone la auditoría para este carril es “reforzar la señalización para alertar sobre bicicletas y VMP (patinetes eléctricos) en el carril bus-bici”. El informe se detiene en otro punto conflictivo muy cercano: el cruce entre las calles Guillem de Castro y Ángel Guimerá. “Muchos ciclistas y usuarios de patinetes usan el carril de bus y taxi de este cruce para incorporarse a Fernando el Católico”. La auditoría propone crear “un carril único para todos y evitar que se crucen distintas vías, o una ciclocalle junto al carril bus”. Sobre esta intersección y el carril bici de la Gran Vía, el informe señala que de los accidentes con víctimas que se han producido “en un 15% hay implicados ciclistas, usuarios con patinetes y peatones”. Aunque es el que menos accidentes tiene relacionados con los usuarios más vulnerables de las cuatro zonas analizadas.

Los otros tres puntos negros en los que se fija la auditoría son la plaza de Zaragoza, el cruce de la avenida Cardenal Benlloch con Blasco Ibáñez y el de Cardenal Benlloch con la avenida del Puerto. En ninguno de los casos que ha estudiado la auditoría se contempla acortar las vías ciclistas.

La red de carriles bici del anterior Gobierno de la ciudad de Valencia, formado por Compromís y PSPV, ha generado cierto recelo en los partidos PP y Vox. Por ello el Ejecutivo de María José Catalá (PP) anunció en enero una auditoría. Aunque Valencia ya contaba antes con una red, fue durante las dos legislaturas del anterior alcalde Joan Ribó cuando más se amplió y se conectó. “Hemos construido 75 kilómetros de carril bici, un 60% más hasta tener 200 kilómetros”, aseguraba Giuseppe Grezzi, concejal de Movilidad Sostenible en la era Ribó.

El carril bici de la plaza Zaragoza es anterior a la gestión de Grezzi. En una esquina, a la salida de la rotonda que configura esta plaza cercana al estadio de Mestalla, el jubilado José Vicente Ferrer (71 años) ha aparcado su coche. La vía ciclista rodea la rotonda por la acera. En las salidas, se genera una intersección entre vehículos a motor y las bicis que circulan por su carril. Este cruce ha provocado “colisiones y situaciones de peligrosidad”, señala el informe. “Ya de por sí, conduciendo por aquí con cuatro o cinco carriles, a veces se te cruza otro coche. Pues esto se complica más con los patinetes eléctricos y las bicicletas. Muchas veces el semáforo está en ámbar y los conductores tiran”, explica Ferrer. En el 24% de accidentes con víctimas en esta plaza están implicados ciclistas, VMP y peatones. Es la que más problemas presenta para este tipo de usuarios.

La auditoría de Movilidad señala sobre la plaza Zaragoza que los coches se acumulan en las salidas y por ello el estudio propone señalizar mejor los carriles para que cada vehículo vaya por donde toca. También propone cambios en las frecuencias de los semáforos y “pequeñas modificaciones de trazado del carril bici para generar zonas de acumulación de ciclistas, mejorar la interferencia con peatones, así como mejorar la visibilidad y el firme”.

El caso de la rotonda de la avenida Cardenal Benlloch con Blasco Ibáñez es similar. La auditoría, además de mejorar la señalización y canalización, propone “cambiar la rotonda partida por una normal”. El concejal de Movilidad ha asegurado que esta medida se incluirá en los Presupuestos de 2025. Para este punto negro la auditoría propone cambios en la regulación de los semáforos, refuerzo de la señalización, poda de arbustos y recolocar el mobiliario urbano.

En el cruce de la avenida Cardenal Benlloch con la avenida del Puerto hay una intersección con carril bici en ambos ejes y con semáforos. “Los coches suelen ocupar las vías ciclistas. Proponemos canalizar el giro con señalización y mejorar la visibilidad quitando mobiliario”, señala Movilidad.

En ninguno de los cuatro casos se recomienda eliminar metros de carril bici. El concejal de Compromís Giuseppe Grezzi, exresponsable de Movilidad Sostenible en el anterior gobierno local, interpreta esta auditoría como un aval a la red construida. El ecologista ha señalado que “el problema son las infracciones y el incivismo de los conductores de vehículos a motor. Considera que esta auditoría era para analizar carriles bici peligrosos tras ocho años de batalla frontal de PP y Vox. Como solución a la siniestralidad, Grezzi apoya poner más radares para los vehículos a motor.