La sequía provoca un aumento de los sacrificios de vacas por el aumento de costes en el norte de Castellón

La situación hídrica en la zona de la Cenia-Maestrazgo, al norte de la provincia de Castellón, es de emergencia desde principios de año, tal como indican los informes de la Confederación Hidrográfica del Júcar. En municipios como Ares del Maestrat, la sequía ha obligado, desde hace meses, que el abastecimiento para el consumo humano se realice mediante cubas. A finales de mayo también se secaron las balsas de las que bebe el ganado. Ante el aumento de los costes de producción por la ausencia de pasto y el gasto que supone el traslado de agua, algunos ganaderos han optado por llevar a los animales al matadero y desprenderse de cabezas antes de lo que desearían.

Según el secretario general de la Unió Llaudora i Ramadera, Carles Perís, el incremento de los costes de producción es de, aproximadamente, un 60% y el ritmo del sacrificio y el envío al canal de distribución de las reses ha aumentado entre un 20 y un 25%.

Los datos del Ministerio de Agricultura desvelan que el aumento de los sacrificios se registra desde enero. En el primer cuatrimestre del año, el número de cabezas de ganado bovino sacrificado en mataderos de la Comunidad Valenciana aumentó cerca de un 11,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Y los datos ya mostraban que la tendencia iba en aumento, puesto que en el mes de abril el incremento prácticamente alcanzó el 39% respecto al mismo mes de 2023.

En la zona hay unas 400 explotaciones ganaderas de las que algo más de medio centenar se concentran en Ares, según su alcalde, José Luis Marqués. El municipio se abastece de un manantial que, cuando llueve con normalidad, recoge toda el agua necesaria para el consumo humano e, incluso, puede aportar sobrantes para las balsas de los animales. El problema es que no ha llovido. “Desde junio del año pasado, lo más que ha llovido en un día han sido 43 litros. La situación es dramática”, admite el alcalde. “Normalmente tenemos dos nevadas al año y no es que no haya nevado, si no es que no ha llovido prácticamente nada”, añade. Marqués explica que los ganaderos han estado, en algunos casos, transportando agua de fuentes en las que aún quedaba algo y pese a lo costoso que es ese transporte. Además, ratifica el diagnóstico de la Unió y sostiene que como no ha habido pasta porque no ha llovido, han tenido que gastar más dinero en pienso y, en algunos casos, han preferido llevar al matadero hasta una cuarta parte de sus animales porque no los podían mantener.

Para tratar de paliar la situación, el recién nombrado consejero de Agricultura, Miguel Barrachina, ha visitado Ares este viernes y ha anunciado una inversión de 1,4 millones de euros para dotar de suministro de agua directamente a las explotaciones ganaderas y así garantizar la supervivencia de cerca de 76.000 cabezas de ganado en toda la Comunidad Valenciana. Barrachina ha avanzado que “se pondrán en marcha 200 camiones cisterna de 25.000 litros, lo que supondrá llevar hasta cinco millones de litros de agua y así poder ayudar a 338 explotaciones ganaderas”. La decisión ha sido aplaudida por la Unió que, en boca de su secretario general, considera que las ayudas con “un éxito de la organización por el trabajo, la presión e insistencia durante los últimos meses en denunciar la situación de los ganaderos extensivos y proponer continuamente medidas de apoyo”.

Hasta el momento, la consejería de Agricultura ha hecho un envío de emergencia con 15 camiones cisterna y, “dados los buenos resultados obtenidos, hemos decidido lanzar esta nueva encomienda que permitirá atender a más explotaciones, no solo de la provincia de Castellón, sino también de las de Alicante y Valencia”, ha explicado el consejero.

La prioridad será atender las necesidades de las explotaciones extensivas y semiextensivas de bovino, mediante la evaluación previa de su situación ante la carencia hídrica. Así, se van a localizar los puntos desde donde se puede obtener agua de calidad suficiente, gracias a la colaboración y los acuerdos con las comunidades de regantes, previa autorización de la confederación hidrográfica, para poder realizar las cargas de agua. De este modo, se garantizará la accesibilidad de la ubicación, la capacidad del depósito, el consumo previsto y se podrá determinar si el servicio puede ser puntual o debe instaurarse uno periódico de suministro de agua a la explotación.