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Carlos Mazón, sobre el juicio a Zaplana: “Siempre he respetado los procesos judiciales y esta vez no va a ser una excepción”

El presidente de la Generalitat anuncia en la Santa Faz de Alicante que su gobierno iniciará los trámites para que se reconozca como Bien de Interés Cultural

Carlos Mazon presidente de la Generalitat anuncia en la Santa Faz de Alicante que su gobierno iniciará los trámites para que se reconozca como Bien de Interés Cultural
Miles de personas participan este jueves en la romería al monasterio de la Santa Faz de Alicante para venerar uno de los pliegues que usó la Verónica para secar el rostro de Jesucristo en su camino al monte Calvario, una tradición que se repite desde 1489.MORELL (EFE)
Rafa Burgos

“Siempre he respetado los procesos judiciales y esta vez no va a ser una excepción”, ha manifestado este jueves el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, respecto al juicio del caso Erial, donde se juzga a su mentor político y antecesor en el cargo, Eduardo Zaplana, por un presunto caso de corrupción. “Algunos utilizan un criterio arbitrario al opinar sobre los procesos judiciales: si le toca al de enfrente, sí que opinan, y cuando le toca a uno, no”, ha proseguido. Para el líder popular, “conviene mantener una línea de coherencia” en este sentido. Mazón ha anunciado en la romería de la Santa Faz de Alicante, seguida por unos 330.000 peregrinos, según fuentes municipales, y en la que participaba por primera vez como presidente, que el Consell tramitará que la Peregrina sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

La romería ha partido a las ocho de la mañana de las puertas de la concatedral de San Nicolás, presidida por el obispo Jesús Munilla. En la comitiva, además de Mazón, se encontraban el alcalde de Alicante, Luis Barcala, el presidente de la Diputación Provincial, Toni Pérez, y la delegada de Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, quien se ha referido también al juicio de Zaplana. “La imagen” del expresidente de la Generalitat sentado en el banquillo de los acusados, ha comentado, “nos trae los peores recuerdos de una comunidad en la que la corrupción campaba a sus anchas”.

La peregrinación a la Santa Faz se remonta al siglo XV. Un sacerdote alicantino, Pedro Mena, fue obsequiado durante un viaje a Roma con un pedazo del lienzo de la Verónica. El 17 de marzo de 1489, una fuerte sequía impulsó a la Iglesia a sacar la reliquia en rogativa para pedir lluvia. Durante el camino, cuenta la tradición, del lienzo brotó una lágrima, en el lugar en el que hoy se encuentra el monasterio en el que se custodia el paño. Desde entonces, la romería, considerada la segunda más nutrida de España tras la del Rocío, se celebra cada segundo jueves después del Domingo de Resurrección.

535 años después, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha anunciado que el Consell iniciará de oficio la tramitación de la Santa Faz como Bien de Interés Cultural inmaterial, una figura jurídica y administrativa que ofrece especial protección a los bienes amparados por su catalogación. Mazón, a las puertas de la concatedral de San Nicolás, desde donde sale la comitiva oficial, ha señalado que la Dirección General de Patrimonio, que depende de la Consejería de Cultura, implicará al ayuntamiento, la Diputación Provincial y otras instituciones con el fin de “obtener este logro, honor y merecimiento que tantos alicantinos y alicantinas merecen”. “No depende solo de nosotros”, tendrán que participar también “entidades cívicas, sociales y, por supuesto, religiosas”. Será “la tercera vez” que se acomete el trámite, ha recordado el jefe del Consell, tras los intentos de 2002 y 2016.

El día ha amanecido ligeramente velado por las nubes, circunstancia que han agradecido Fernando y Pepa, una pareja de alicantinos que recorren todos los años los 7,5 kilómetros que separan la plaza del Ayuntamiento del monasterio en el que se conserva la reliquia de la Santa Faz. A las 7.45, comentan, han llegado a la puerta del consistorio, donde se han hecho con una de las 15.000 cañas, rematadas con una ramita de romero, puestas a disposición de los peregrinos. Desde allí, han emprendido una marcha en la que no se han dejado “ni una de las costumbres típicas”, cuentan. “Hemos conseguido sombrero, un vasito de mistela y unos rollos” y, después, han alcanzado el camarín en el que se custodia lo que la tradición señala como un retal del paño con el que la Verónica secó el rostro de Jesucristo durante el Calvario. “Salir de allí ha sido casi imposible, de la cantidad de gente que había”, aseguran.

Las previsiones del alcalde, Luis Barcala (PP), era que se alcanzaran los 330.000 asistentes. Y para Javier y Toñi, también alicantinos, en esta edición “se pueden haber batido todos los récords”. Mientras emprenden el camino de vuelta en autobús, porque el sol ha acabado por imponerse y aprieta el calor, destacan también la fuerte presencia de “personal de seguridad”. Hasta 500 agentes de Policía Nacional y Guardia Civil han cubierto el trayecto en un dispositivo de “máximo nivel de seguridad”, según ha explicado Bernabé, quien también ha agradecido la participación de la Policía Local. Un operativo que apenas ha tenido que intervenir, ya que, al concluir la Peregrina, la representante del Gobierno ha destacado que la romería se ha producido “de forma tranquila y sin incidentes”.

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Un par de escapularios rojos

Los altos niveles de participación implican la asistencia de peregrinos de fuera de Alicante. Como Carmen Berná, quien ha llegado “en tren, desde Callosa de Segura”, localidad situada a 60 kilómetros de la capital provincial, “a las 8 de la mañana”. Desde la estación ferroviaria, ha cruzado hacia la prolongación de Alfonso El Sabio para engancharse a la comitiva en la Avenida de Dénia. “Es la primera vez que vengo, tenía muchas ganas, pero por trabajo no podía”, relata. Ha llegado hasta el monasterio, ha comprado “un par de escapularios rojos” y se vuelve andando con ayuda de dos cañas que ha encontrado por el camino. “Me habría gustado entrar y ver el Camarín”, señala, “pero con la gente que había, era imposible”.

La multitud ha sorprendido también a María Mercedes Villena y Julio Santa Cruz, dos peruanos que viven en Alicante desde hace tres años y que querían “conocer las costumbres religiosas” de sus vecinos. “Al principio”, asegura Villena, “no teníamos claro por dónde iba la romería”, pero al encontrarse con tantos peregrinos “era imposible perderse”. Pese a salir a las 8.30, han alcanzado el monasterio “antes que la comitiva oficial”, por lo que han podido acceder a la misa que ha oficiado el obispo, Jesús Munilla. “Hemos sentido mucha devoción”, asegura Santa Cruz, “te hace sentir parte del grupo”. Después de un recorrido que se les “ha hecho corto”, porque estaban preparados para “andar mucho más”, han hecho cola para volver en autobús, por el calor. “Estaba todo muy bien organizado, muy ordenado y tranquilo”, agradecen.

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