Absuelto un colectivo feminista de un delito de odio por unas pintadas denunciadas por Abascal
La jueza considera que no se puede determinar la autoría material de las imágenes de la cara del líder de Vox con un punto rojo simulando un disparo, ni se acredita la incitación a actos violentos
El Juzgado de lo Penal 3 de Castellón ha absuelto a la asociación feminista Subversives Castelló y a su presidenta de los delitos de odio y amenazas contra el presidente de Vox, Santiago Abascal, en relación con unas pintadas donde se veía el rostro del político con un punto rojo en la frente que simulaba un disparo. La magistrada establece en la sentencia que “no concurren los requisitos del delito de odio” ni ha sido posible “determinar la autoría material de las imágenes”. También considera que no ha quedado acreditado que con esas imágenes “se incite a la comisión de actos violentos”. La sentencia puede ser recurrida en apelación.
El juicio se celebró el 22 de noviembre y la Fiscalía, en sus conclusiones definitivas, consideró que los hechos no eran constitutivos de delito y solicitó el dictado de una sentencia absolutoria. Por el contrario, la acusación particular, ejercida por el propio líder nacional de Vox, calificó los hechos como un delito de odio y solicitó para la Associació Feminista Universitària Subversives Castelló, como persona jurídica, cinco años de multa, la suspensión de actividades y la clausura de sus locales y establecimientos.
Para la presidenta de esta entidad, la acusación pidió tres años de prisión y el pago de una multa por un delito de odio o, subsidiariamente, dos años de cárcel por un delito de amenazas no condicionales, han informado desde el Tribunal Superior de Justicia valenciano.
La sentencia se conoce días después de que una maraña de personas y entidades vinculadas a Vox patrocinaran la concentración en que se apaleó un muñeco de Pedro Sánchez al grito de “¡Hay que acabar con él!” frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz en la pasada Nochevieja. La Fiscalía de la Audiencia Nacional estudia la denuncia presentada por el PSOE por los presuntos delitos de amenazas, odio, desórdenes públicos, manifestación ilícita o injurias graves contra el jefe del Ejecutivo.
En Castellón, medio centenar de personas se concentraron el día del juicio en apoyo al colectivo feminista y a la activista procesada a las puertas de la ciudad de la justicia castellonense, con pancartas en las que podía leerse “Abascal al bancal” o “Totes som subversives i antifeixistes”. En un comunicado firmado por Subversives y Alerta Solidària, ambas entidades sostenían la “clara intencionalidad política” de la querella interpuesta por el dirigente de Vox, con la que buscaba, dijeron, “criminalizar al movimiento feminista y victimizar a la extrema derecha con la finalidad de blanquear su discurso de odio”.
La integrante de Subversives procesada, que en el momento de los hechos figuraba como representante legal de la entidad, negó durante su declaración la autoría de las pintadas y eximió de responsabilidad en los hechos al colectivo feminista. Abascal, que tenía previsto intervenir de manera telemática, no lo hizo finalmente al coincidir la vista con una intervención suya en Bruselas.
La sentencia, que puede ser recurrida en apelación, declara probado que, en fecha anterior al 12 de diciembre de 2019, fueron realizadas varias pintadas en diversos puntos de Castellón, como la fachada de un inmueble en la calle Zaragoza o en el parque Ribalta, donde se veía el rostro de Santiago Abascal con un punto rojo en la frente como simulando un disparo. En algunas de las mismas aparecía al lado, serigrafiada, la firma del colectivo Subversives.
Las pintadas aparecieron tras un acto de Vox celebrado en la capital dos meses antes. Aquella visita de Abascal a Castelló motivó una protesta por parte de Subversives bajo el formato de una “besada popular” como gesto de apoyo al colectivo LGTBIQ. El líder de Vox, Santiago Abascal, presentó entonces una querella por un presunto delito de odio y amenazas.
La magistrada explica en la resolución que no consta la autoría material de las pintadas, pues son varias personas las que integran la asociación encausada “y varias también las que asumen su representación, todo ello con independencia de que la acusada pueda empatizar o mostrarse de acuerdo con el mensaje que se pretendía transmitir con las imágenes publicadas”. Por otro lado, la jueza entiende que no concurren en este caso los requisitos del delito de odio, al no haber quedado acreditado “que se incite a la comisión de actos violentos”.
Subversives nació en 2016 en la Universitat Jaume I de Castelló como colectivo feminista y anticapitalista y con el objetivo de “hacer llegar el feminismo a todos los lugares universitarios y locales, empoderar a las mujeres mediante una sororidad colectiva y acabar con el patriarcado”, indicaron en su carta presentación. En ella abrían un espacio “donde las mujeres pueden expresarse libremente, sintiéndose cómodas” invitándolas a “formar parte nuestra lucha anti-patriarcal”.
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