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Badenas, teniente de alcalde de Vox en Valencia, sobre los disturbios: “Ser nazi no es un delito, aunque yo nunca lo sería”

El portavoz municipal de la formación ultra defiende separar a los violentos en las protestas frente a las sedes del PSOE. La edil socialista Sandra Gómez pide su dimisión

Ferran Bono
Juan Manuel Badenas, el de 11 de octubre, cuando cubrió la tilde abierta del nombre autóctono de Valencia con una bandera de España.
Juan Manuel Badenas, el de 11 de octubre, cuando cubrió la tilde abierta del nombre autóctono de Valencia con una bandera de España.

Juan Manuel Badenas, segundo teniente de alcalde de Valencia y portavoz municipal de Vox, ha defendido este jueves la legitimidad de las recientes protestas frente a las sedes socialistas, si bien ha incidido en que hay que “retirar” a los violentos. Durante una entrevista esta mañana en PlazaPodCast, se le ha preguntado qué tendría que hacer la policía, ¿no debe cargar contra los manifestantes, que llevan pasamontañas y se significan como nazis, cuando intentan acceder al perímetro de las dependencias del partido, como sucedió el lunes y el martes en Madrid? Badenas ha respondido: “[La policía debe] separar a las personas que tienen una actitud violenta. Si lo que hacen es simplemente manifestar símbolos, pero no atentan contra nadie, es como si usted quiere llevar una camiseta rosa o de color amarillo. Otra cosa es cuál es mi actitud llevando esa camiseta”.

“Es que había nazis”, le comenta entonces el periodista José Forés. ”Pero es que ser nazi no es un delito. Yo no lo sería nunca, pero se debe dejar que, por derecho a la libertad ideológica, cada uno sea lo que quiera. Una cosa es que uno diga que es un nazi, y otra cosa que se comporte como un violento o un asesino. Lo que se castiga no es el pensamiento. El pensamiento no delinque”, ha respondido. Ante la insistencia del informador sobre el hecho de que la ideología nazi está vinculada a la violencia, el catedrático de Derecho Civil, que fue rector de la privada Universidad Internacional de Valencia (Viu), señala: “Que el pensamiento no delinque nos lo enseñaban en Derecho. Si la persona se comporta de forma violenta, hay que retirarla”. Y en alusión a la petición que formuló Santiago Abascal, líder de Vox, a los agentes hace unos días para que no obedecieran las órdenes del Gobierno, Badenas ha reiterado que no hay ninguna norma superior a la Constitución a la que puedan acogerse los policías si consideran que las órdenes son ilegales.

La delegada de la fiscalía de Delitos de Odio en Valencia, Susana Gisbert, explica por qué ser nazi no es delito: “El Derecho Penal castiga siempre conductas, no maneras de ser o pensamientos. Otra cosa es que la persona que manifiesta ser nazi tenga conductas y lleve a cabo acciones conforme a esa ideología. Entonces, se ha analizar si esas conductas son constitutivas de delito o no. Llevar una bandera nazi no es un delito, aunque podría ser objeto de una infracción administrativa, en función de la norma que rija en el territorio. Ahora bien, si además de llevar esa bandera se va gritando que hay que matar a los judíos, entonces sí se cometería un delito”, afirma.

Sobre los disturbios violentos en las protestas de Madrid, Gisbert señala que hay que ver la conducta de cada uno de los posibles casos. Habría que determinar si el que porta una bandera nazi y lanza insultos de odio contra los socialistas “lo hace por ideología o por simple oposición” a una determinada decisión.

En el artículo 510 del Código Penal, actualizado en julio de 2022, se señalan expresamente los delitos de odio: “Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a 12 meses: a) Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad.

En el segundo apartado del mismo artículo, se indica: “Los hechos serán castigados con una pena de uno a cuatro años de prisión y multa de seis a 12 meses cuando de ese modo se promueva o favorezca un clima de violencia, hostilidad, odio o discriminación contra los mencionados grupos”.

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Tras la entrevista, la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Sandra Gómez, ha exigido a la alcaldesa, María José Catalá (PP), el cese inmediato de Juanma Badenas por apología del nazismo y por justificar la violencia contra los socialistas. Gómez ha mostrado su “indignación” y ha recordado que el nazismo fue una “ideología y una política que mató a millones de personas en Europa y que nos llevó al peor momento de nuestra historia”.

Invención marxista

Badenas entró en el Gobierno de Valencia en octubre. Antes, había llegado a amenazar con no respaldar los presupuestos del Ayuntamiento si los populares, que gobernaban en minoría, no se abrían a la entrada de Vox. Este miércoles, se produjo una llamativa discrepancia entre los dos socios de Gobierno. El PP y la oposición de Compromís y PSPV-PSOE, representados en la Comisión de Hacienda del Consistorio, votaron a favor de solicitar al Gobierno de España la declaración de los Gay Games “como acontecimiento público excepcional”, un mecanismo habitual para obtener exenciones fiscales. Vox votó en contra.

Y se opuso porque estos juegos son “una invención del marxismo cultural, de la izquierda política y los defensores de la política identitaria que pretenden imponer ideas absolutistas sobre nuestra sociedad”, según aseguró el propio Badenas al referirse al acontecimiento deportivo para cuya celebración en 2026 se ha escogido Valencia.

Los Gay Games son un evento deportivo y cultural, diverso, inclusivo, reivindicativo y abierto al público que se celebra cada cuatro años y que fue fundado en 1982 por el pentatleta olímpico estadounidense y médico Tom Waddell. Desde entonces, se ha ido consolidando como una cita internacional con potencial para atraer a un buen número de participantes y visitantes a la ciudad que los alberga.

Valencia salió elegida hace dos años para ser la sede de la próxima edición en 2026, recogiendo el testigo de ciudades como Hong-Kong, Guadalajara (México), París, Cleveland o Colonia. Se prevé la participación de entre 13.000 y 15.000 deportistas y la asistencia de unos 100.000 visitantes que podrían generar un impacto económico cercano al centenar de millones de euros, según la estimación del Ayuntamiento de Valencia, presidido María José Catalá, del PP, que gobierna en coalición con Vox.

Gay Games
Los atletas de Australia durante la ceremonia de apertura de los Gay Games en Hong Kong, el pasado 4 de noviembre. BERTHA WANG (EFE)

Los Gay Games son, según recalca el consistorio en un comunicado, “una de las competiciones deportivas y culturales más importantes del mundo” que se celebran cada cuatro años desde 1982 y reúnen a deportistas y aficionados alrededor de principios como la diversidad, la participación, la inclusión y la superación personal. Los juegos están abiertos a la participación de cualquier persona, independientemente de su sexo, la raza, el origen étnico, la discapacidad, la orientación sexual o la religión; se disputarán previsiblemente en junio de 2026 y durarán 10 días. Está previsto que se practiquen más de 37 deportes y 20 eventos culturales repartidos por los barrios y los distritos de Valencia.

Los Gay Games se están celebrando estos días en Hong Kong y Guadalajara, que comparten capitalidad. La pandemia del coronavirus obligó a cambiar su calendario habitual. La edición anterior fue la de París en 2018.

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Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.
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