Condenada una mujer a 21 años de cárcel por maltrato a sus hijos menores y agresión sexual a una de las niñas
La Audiencia de Castellón impone seis meses de cárcel al padre por delitos de maltrato habitual y exhibición de material pornográfico y obliga a la pareja a indemnizar a cada víctima con 20.000 euros
Durante los diez años que vivieron con sus padres, a la situación de abandono, falta de alimento y cuidados sufrida por cinco hermanos en Castellón, se unieron los malos tratos y vejaciones habituales, los golpes con cinturones, palos y hierros, así como su uso por parte de los progenitores para practicar la mendicidad y buscar la droga consumida por ellos.
La Audiencia de Castellón ha condenado a una mujer a penas que suman 21 años y medio de prisión por delitos continuados de agresión sexual, exhibicionismo y exhibición de material pornográfico a menor, lesiones de grave enfermedad psíquica y malos tratos habituales en el ámbito familiar cometidos sobre tres de sus cinco hijos, menores en el momento de los hechos.
La sala ha apreciado en su conducta las atenuantes de drogadicción y dilaciones indebidas, así como la agravante de parentesco para todas estas infracciones penales a excepción de las lesiones, según recoge el fallo hecho público este martes, que obliga a la condenada a indemnizar con 60.000 euros a su hija mayor por los daños y las secuelas sufridos.
El padre de las víctimas también ha sido condenado a seis meses de prisión y a multas por un delito de malos tratos habituales en el ámbito familiar, exhibicionismo y exhibición de material pornográfico a los menores.
Ambos progenitores no podrán acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con los perjudicados y tendrán que indemnizar conjuntamente con 20.000 euros a cada uno de ellos. La pareja ahora condenada se enfrentaba a más de 45 años de prisión -15 años para el hombre y 30 años para la mujer- por los citados delitos, cometidos contra sus hijos menores de edad.
El juicio contra la pareja, aplazado hasta en dos ocasiones por la incomparecencia de la acusada, fue celebrado finalmente a puerta cerrada el pasado mes de octubre.
Los menores, cuatro chicas y un chico nacidos entre 1999 y 2008, quedaron bajo tutela de la administración desde 2009, cuando se decretó, tras varios intentos fallidos de intervención por parte de los servicios sociales en la delegación de Castellón, su situación legal de desamparo. Entonces tenían entre dos y 10 años. Hoy, tres ya son mayores de edad.
La resolución judicial muestra como hechos probados que desde el nacimiento de los pequeños, ninguno de los progenitores afrontó “el menor cuidado de los niños”, incumpliendo “de forma grave y reiterada” los deberes de la patria potestad.
De hecho, los cinco hijos ingresaron en un centro de acogida en mayo de 2010 “al apreciar en los menores indicadores de riesgo derivados de la negligencia en su cuidado y atención” por “alimentación inadecuada y ropa en mal estado”, o la “delgadez, el retraso en el desarrollo y el absentismo escolar” que presentaban los niños fruto de la “absoluta falta de respuesta y colaboración de los progenitores”.
De las cinco víctimas, fueron las tres más mayores, dos niñas y un niño, los que se vieron afectados en mayor medida por estas negligencias debido al tiempo que pasaron con sus padres, menor en el caso de las dos hermanas pequeñas, que tenían 2 y 4 años cuando se les declaró en situación de desamparo, siendo su tutela asumida por la administración.
Los procesados tuvieron ingresos intermitentes en prisión, más prolongados en el caso del padre. Según la sentencia, los cinco hijos de la pareja no sólo fueron víctimas de una situación de “completo abandono derivado de la desatención en todos los niveles de la vida” sino que dicha situación se vio agravada por “conductas reiteradas de tipo vejatorio” propinadas contra los menores, víctimas de malos tratos psicológicos y físicos.
Los pequeños eran agredidos “con crueldad” por parte de los acusados. “La procesada, de forma dominante y activa, sometía a sus hijos a este tipo de situaciones sin oposición ni intervención defensiva por parte del otro progenitor, ausente por sus ingresos en prisión”, recogía la fiscalía en su escrito de acusación. Un maltrato plasmado también en la sentencia, que indica que los tres niños mayores eran agredidos físicamente por la madre, que les golpeaba con palos, cinturones o hierros, les tiraba del pelo y les arrastraba por el suelo. Al niño varón le llegó a poner una cuchara hirviendo en la zona genital en una ocasión. El temor de los menores a las agresiones era tal que escondían los objetos con los que eran golpeados.
También constantes eran los malos tratos de tipo emocional: los menores escuchaban de forma habitual por parte de la madre que no los quería, que no eran hijos suyos y que tendría que haberlos “abortado”.
Los dos condenados, con adicción a la cocaína y la heroína, consumían a diario en presencia de sus hijos. Tres de ellos eran además los encargados de proveer de este tipo de sustancias y de jeringuillas a sus progenitores, llegando en alguna ocasión a probar la droga, indica el fallo. Los niños eran utilizados para la práctica de la mendicidad y acompañaban a sus padres en pequeños hurtos.
La pareja también mantenía relaciones sexuales delante de los menores y era frecuente que visionara con ellos películas de contenido pornográfico, por lo que el chico, desde los 7 años, comenzó a desarrollar conductas sexuales inapropiadas para su edad, tanto en casa como en el colegio, de las informó el centro escolar al que acudían los hermanos, que elaboró un Procolo de Desprotección.
Cuando el procesado ingresó en prisión, entre 2004 y 2007, la hija mayor, que en ese momento tenía entre 6 y 7 años, fue objeto de abusos y agresiones sexuales por parte de un familiar y por una de las parejas que entonces tenía su madre, sin que ella lo impidiera. Esta experiencia ha provocado a esta víctima graves secuelas psicológicas tanto a nivel de salud mental como de desarrollo de su personalidad.
El “grave y continuado” maltrato físico, psíquico, emocional y sexual sufrido por tres de los menores interfirieron en su salud mental. Precisan de atención terapéutica continuada por sus “serios problemas de relación y conducta”, entre los que figuran estrés postraumático, depresión o comportamientos autolíticos.
La sentencia dictada por la Sección Segunda de la Audiencia de Castellón puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
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