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La Ruta 99 por los pueblos valencianos con menos habitantes: “Ahora se nos ve mucho más”

Un recorrido por algunas de las 24 localidades que no llegan a 100 vecinos del programa de la Generalitat permite convivir con la gente, descubrir impresionantes paisajes y valorar su patrimonio

Ferran Bono
Maximino y Roberto, amigos y vecinos de Fuente la Reina, en la entrada de la población castellonense.
Maximino y Roberto, amigos y vecinos de Fuente la Reina, en la entrada de la población castellonense.Mònica Torres

Hay unas casas colgantes que no están en Cuenca. Forman parte del espectacular perfil de Fuente La Reina, en el interior de Castellón, pegado a Teruel. Roberto y Maximino explican al visitante cuál es el mejor lugar para apreciarlas. Los dos amigos fueron juntos a la escuela, luego la vida les separó y ahora han vuelto a reunirse en la jubilación. Están tomando el sol a la entrada de la localidad, una de las 24 poblaciones con menos de un centenar de habitantes de la Comunidad Valenciana que conforman la Ruta 99.

Por sus calles no se ve a nadie. El pequeño bar está cerrado. Es miércoles. El día es soleado y por fin hace un poco de frío, a unos 1.000 metros de altura. “En verano sí que está lleno el pueblo. Se duerme muy bien. Ahora, por lo menos viene más gente los fines de semana, hay muchas sendas por la montaña”, apunta Roberto mirando la llamativa señal de la ruta que jalona el itinerario propuesto por la Generalitat este año con el objetivo principal de visibilizar estos pequeños núcleos. “¿El artista? Ah, sí, buen chaval, estuve hablando con él”, comenta.

Perspectiva de las casas colgantes de Fuente La Reina, cuyo nombre se debe a doña Leonor, la única reina portuguesa de Aragón que murió a causa de la peste negra en 13348 o estuvo muy enferma en este municipio. Fue enterrada en Jérica y posteriormente sus restos fueron trasladados al monasterio de Poblet.
Perspectiva de las casas colgantes de Fuente La Reina, cuyo nombre se debe a doña Leonor, la única reina portuguesa de Aragón que murió a causa de la peste negra en 13348 o estuvo muy enferma en este municipio. Fue enterrada en Jérica y posteriormente sus restos fueron trasladados al monasterio de Poblet. Mònica Torres

El artista es Luce, que ha participado a su vez en el programa de intervenciones Confluencias, organizado por el IVAM en sintonía con la Ruta 99. “Elegí intervenir en la torre eléctrica, siendo respetuoso con el entorno, sin alterar el espacio”, indica el conocido creador valenciano, que integró una serie de mensajes en el edificio, tras pasar una semana en el pueblo. Por ejemplo, escribió con lo que parecen letras de hierro forjado un verso de una vecina del pueblo, que dice: “Agua lleva y corro con ella”.

Correr no es aconsejable por la serpenteante carretera de montaña que conduce a la vecina Villanueva de Viver, otra población de la ruta. Se nota su mayor cercanía a la autovía Mudéjar, que conecta con Valencia en una hora en coche. Hay más gente. Hay un bar y una tienda abierta, en cuyo interior se instaló el pasado verano un cajero para intentar evitar el robo. Josefina, la alguacila, se fue a vivir allí hace 10 años desde Tarragona. Ha constatado un ligero aumento de una población que se dedica o dedicaba a la agricultura, a la miel y a la trufa. “La trufa silvestre aquí es muy buena, pero no ha llovido mucho y no hay casi”, dice Enrique, jubilado, detrás de sus gafas de sol.

Villanueva de Viver, desde la zona nueva del polideportivo.
Villanueva de Viver, desde la zona nueva del polideportivo.Mònica Torres

En el porche de la tienda se concentran varios vecinos. Reconocen que la Ruta 99 sirve para dar a conocer al pueblo, sobre todo durante los fines de semana. “Ahora se nos ve mucho más, viene más gente, muchos son moteros”, comenta uno. Sin embargo, apenas hay casas rurales en alquiler. Muchos inmuebles del pueblo permanecen vacíos hasta que sus dueños los ocupan en verano. “Pero esta ruta no es para repoblar el pueblo, para luchar contra la despoblación, sirve para darnos a conocer, eso sí”, afirma una vecina que lleva una esterilla para practicar yoga y prefiere no dar su nombre. Los vecinos reconocen que por fin ha mejorado la conexión con Internet, “pero la 1 no se ve bien”, apostilla uno. Jaume ayuda en la tienda y estudia el grado de Energías Renovables en Segorbe.

Enrique, al sol del invierno, en Villanueva de Viver, donde tienen fama su miel y sus trufas.
Enrique, al sol del invierno, en Villanueva de Viver, donde tienen fama su miel y sus trufas. Mònica Torres

Por la autovía, se toma el desvío a Caudiel para acceder a la carretera comarcal en dirección a tres poblaciones más de la Ruta 99, Higueras, Pavías y Torralba del Pinar. El paisaje de la Sierra Espadán impresiona, sobre todo, al urbanita costero ignorante. El 56% de la superficie de la Comunidad Valenciana es terreno forestal. Las montañas colmadas de bosques de pinos, alcornoques y encinas del parque natural se extienden formando pequeños valles y vaguadas por donde discurre el agua de los ríos Palancia y Mijares, afluentes y riachuelos. Solo un tractor y una Harley-Davidson se cruzan por el estrecho camino hasta Higueras, donde dos parejas acaban de recorrer con sus bicis de montaña una senda circular. “Hemos descubierto todo esto gracias a la ruta. Está muy bien. Pero a veces no hay cobertura y no podemos lograr nuestra acreditación digital”, apunta una mujer del pequeño grupo formado por “tres jubilados y un jefe”, condición que les ha permitido escaparse entre semana por el interior de Castellón.

Usuarios de la Ruta 99 con bicis de montaña en un descanso para comer en Higueras.
Usuarios de la Ruta 99 con bicis de montaña en un descanso para comer en Higueras.MONICA TORRES

La Ruta 99 empezó estampando sellos que se debían obtener en las poblaciones visitadas, al modo del camino de Santiago. Pero a veces no había nadie para cuñarlos y se introdujo la acreditación virtual por geolocalizador, explica Regina, coordinadora del plan de la Generalitat desde la federación de municipios. “Hemos superado las expectativas con la ruta. Nos escribe mucha gente para preguntarnos sobre los pueblos, sobre las actividades. Al principio, repartíamos mochilas a los peregrinos, ahora camisetas”, explica.

Ricardo y Amelia, encargados de la La cantina del Ruyo, en Higueras.
Ricardo y Amelia, encargados de la La cantina del Ruyo, en Higueras. Mònica Torres

Amelia lleva enfundada la camiseta de la Ruta 99, así denominada como un guiño a la peliculera Ruta 66 que cruza EE UU. Ella se encarga del comedor y Ricardo de la cocina en La cantina del Ruyo, una parada obligada para el avituallamiento en Higueras. Están contentos por la iniciativa, si bien les sorprende la escasa curiosidad que muestran algunos viajeros por conocer el pueblo, según comentan mientras sirven un reconstituyente revuelto de güella (embutido típico de la zona) con setas de temporada.

Pavías cuenta con un museo etnológico y un interesante conjunto acuífero integrado por fuente, abrevadero, y balsa de riego. Allí se reunía la gente. Del cuidado Torralba del Pinar parten numerosas sendas que se internan en sus frondosos bosques. “Aquí antes se vivía de la madera: ahora de nada. Los jóvenes se marchan, claro. Bueno, viene gente los fines de semana”, señala un jubilado.

Los lavaderos de Pavías, donde antes se reunía la gente del pueblo que ofrece hasta cinco rutas a pie por el inmenso bosque que lo rodea.
Los lavaderos de Pavías, donde antes se reunía la gente del pueblo que ofrece hasta cinco rutas a pie por el inmenso bosque que lo rodea.Mònica Torres

De los 24 pueblos de la Ruta 99, 14 pertenecen a la provincia de Castellón, tres a Valencia y cuatro a Alicante. Herbés es el último pueblo, por el norte. Su alcalde, Daniel Pallarés, destaca cómo la ruta ha permitido presentar los pequeños pueblos como lugares con futuro y posibilidades. El municipio cuenta solo con un bar que, a su vez, es hostal y funciona como una concesión del ayuntamiento, con lo que la repercusión económica no es mucho, “pero a la gente del pueblo le gusta que vaya viniendo gente”, informa María Fabra. Por Herbés, quienes más pasan son moteros, al igual que por Castell de Cabres, el pueblo más pequeño de la Comunidad Valenciana, con 20 habitantes censados, apenas 10 vecinos en el invierno. Hace apenas un mes acogió la primera matinal motera con la inscripción de cerca de 500 participantes. La alcaldesa, María José Tena, señala que probablemente ha sido la cita que más público ha concentrado en el pueblo.

“Lo importante es la interacción con el entorno, el cohabitar con los vecinos, incorporar procesos de escucha y establecer vínculos con el territorio”, destaca Eva Bravo, coordinadora del programa Confluencias del IVAM, que incluye a artistas de generaciones distintas.

Calles de Torralba del Pinar.
Calles de Torralba del Pinar. Mònica Torres

Este programa es paralelo a las diversas actividades que organiza la Ruta 99 con la finalidad de dar a conocer y los pueblos y consolidar vínculos más allá de una visita puntual, sostiene Jeannette Segarra, directora general de la Agenda Valenciana Antidespoblament (Avant) y responsable del plan. Segarra destaca que se está consiguiendo esa visibilización que se pretendía hasta el punto de que se apunta la posibilidad de presentar una Ruta 99 ampliada. Recuerda que este proyecto forma parte de las diversas actuaciones para luchar contra la despoblación del interior, como los programas para la instalación de cajeros, para la conexión con Internet o para llevar nuevos vecinos a las poblaciones más deshabitadas.

Luce, con la población de Espadilla al fondo, donde ha intervenido, al igual que en Fuente la Reina.
Luce, con la población de Espadilla al fondo, donde ha intervenido, al igual que en Fuente la Reina.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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