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El arte resistente de Joan Genovés, más allá del icónico cuadro de ‘El abrazo’

La Fundación Bancaixa abre una completa exposición dedicada al pintor valenciano. Su hijo Pablo considera injusto que el Reina Sofía no le haya dedicado una retrospectiva

Ferran Bono
El hijo de Joan Genovés, Pablo Genovés, posa delante de una de las obras que forman parte de la exposición del artista Joan Genovés en la Fundación Bancaja.
El hijo de Joan Genovés, Pablo Genovés, posa delante de una de las obras que forman parte de la exposición del artista Joan Genovés en la Fundación Bancaja.Rober Solsona (Europa Press)

Es la retrospectiva posiblemente más completa del pintor Juan Genovés (Valencia, 1930-Madrid, 2020), un recorrido por más de seis décadas de su universo artístico, de compromiso social y político con su tiempo de un creador que creó en 1976 una obra icónica, una pintura que simboliza la amnistía de presos políticos del franquismo en España y el inicio de la Transición tras la dictadura, El abrazo. Este cuadro forma parte de las 70 obras que componen la exposición presentada este jueves en la Fundación Bancaja de Valencia y que se podrá ver hasta el 16 de abril.

El título de la muestra, Joan Genovés, fue además una petición del propio artista, ante su “frustración” por haber perdido su nombre en valenciano con el que era llamado de niño, según ha relatado la comisaria de la exposición, María Toral, en la presentación a la prensa de la exposición.

El fotógrafo Pablo Genovés, hijo del artista, ha agradecido a la Fundación Bancaja que haya apostado por su padre con esta retrospectiva y ha echado “en falta” el reconocimiento de los museos españoles -entre ellos el Reina Sofía- sobre todo del lado político de su obra, ya que “siempre ha estado escondida”. “Que no se haya hecho es injusto, no para él, que ya no está, sino para todos los españoles”, ha aseverado. Fuentes del Museo Nacional Centro Reina Sofía, que dirige el castellonense Manuel Borja-Villel, han señalado a este periódico que no se pueden hacer restrospectivas de todos los artistas representandos en su colección y han recordado que se han expuesto obras del artista, como El abrazo, que pertenece a los fondos del centro.

Una persona observa 'El Abrazo', de Genovés.
Una persona observa 'El Abrazo', de Genovés. rober solsona (Europa Press)

Pablo Genovés ha reivindicado además un museo de la guerra y la transición, a partir de una labor científica, que refleje todas las partes y “sane esa herida” y a su juicio suponga un verdadero “abrazo” con esta parte de nuestra historia. El abrazo pasó mucho años en los almacenes del Reina Sofía hasta que en 2015 se prestó al Congreso de Diputados.

Genovés ha recordado a su padre como una persona que daba una imagen exterior de “muy optimista y extrovertido” pero que ocultaba un “dolor en su interior muy profundo”, que se inició con sus vivencias de niño en la guerra, en su València natal, junto al estadio de Mestalla, que pasó de ser el escenario de su gran afición, el fútbol, a acoger fusilamientos.

El recorrido expositivo aborda el trabajo individual de Genovés -tras su paso por los colectivos como Los Siete”(1949), Parpalló (1956) y Hondo (1960)- que inició en los años 60 con el tratamiento de la figura humana en el contexto social y político del momento, y que le acompañó hasta su muerte. “Juan entiende que el arte no puede llegar a transformar la realidad pero sí cambiar nuestra forma de ver la vida y de entender la historia y creó un lenguaje universal y atemporal”, ha destacado Toral.

La exposición parte de un escenario oscuro y negro, con cuadros en blanco y negro, un ambiente que ofrece la sensación de “angustia” que reflejó en sus primeras obras, junto a textos inéditos del autor que nos acercan al “ser humano” detrás del artista.

Varias de las obras que forman parte de la exposición del artista Joan Genovés en la Fundación Bancaja.
Varias de las obras que forman parte de la exposición del artista Joan Genovés en la Fundación Bancaja.Rober Solsona (Europa Press)

De finales de esta etapa es también la obra influenciada por el Pop Art, inundada de colores para denunciar los crímenes de guerra, y una serie ya en los años 70 en la que se vuelve a olvidar del color influido por el cine negro.

En los años 80, con la llegada de la democracia, el artista sufrió una etapa de transición y buscó un lenguaje nuevo con el que llegar al público, con ciudades y hombres en los que sigue experimentando, hasta llegar a los años 2000 en los que crea “multitudes”, figuras humanas empequeñecidas, que esconden el trasfondo de “las personas que han sufrido y lo combaten con una apariencia de sencillez”, ha señalado la comisaria.

Obras con las que “se adelanta a su tiempo y trazan caminos en los que estamos absolutamente aborregados”, añade Toral, y que se explican en sus textos y los títulos de los cuadros.

De su última etapa ha destacado que “estaba metido como nunca en la pintura por sí misma”, tuvo una vida “muy plena a pesar de todas sus angustias de ser un resistente” y hasta la misma mañana antes de morir estaba trabajando en su estudio con su último cuadro, que se expone por primera vez.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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