El alza del gas amenaza a la industria cerámica española, concentrada en Castellón
La patronal Ascer valora el anuncio de Sánchez de aplicar la excepción ibérica a la cogeneración para retornar competitividad a las empresas pero alerta de que no solucionará los problemas del sector
No hay alternativa posible al gas hoy por hoy en el sector cerámico, uno de los más afectados por la crisis energética. “O es gas natural, o es gas natural. No hay más”, zanja el secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), Alberto Echavarría. El reciente anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez de que esta industria española, concentrada en Castellón, quedará acogida de forma temporal al mecanismo de compensación del tope al gas, la llamada excepción ibérica, ha sido bien recibido por el sector que genera 17.000 empleos directos y hasta 60.000 indirectos en España, pero se reclaman más medidas.
El gas natural es el único capaz de elevar hasta 1.200 grados de temperatura de los hornos para dotar de resistencia y durabilidad al producto. El uso del hidrógeno para este mismo fin “está a años luz”. Existen proyectos piloto para la electrificación de parte de los procesos, “pero el precio de la luz nos pondría directamente fuera del mercado”; y el biogás tampoco se erige como alternativa ahora: “habría que hacer malabares logísticos”, indica Echavarría. Sobre el biogás, hay una hoja de ruta en España “pero sin demasiada ambición”, aunque el problema es que no es suficiente. Fija un objetivo mínimo de producción anual de 10,41 teravatio-hora (TWh) en 2030 “cuando solo nuestra industria consume 17 TWh al año. No supone ni el 3% del consumo de gas en España”.
En este escenario de dependencia gasística y de alza sin tregua del precio de la energía que alimenta los hornos, el futuro de una industria en España que suma 102 empresas (92 azulejeras y una decena de atomizadoras, empresas que manipulan las arcillas que luego se utilizan para hacer cerámica), el 95% concentradas en la provincia de Castellón, se hace cuando menos cuesta arriba. “Hace mucho que estamos en tiempo de descuento”, advierte Echavarría. Urge “más ambición en las ayudas” para mantener la actividad del sector, insiste. La concentración territorial dispara el daño: los golpes a esta industria “generan unas ineficiencias brutales en la provincia y la Comunidad Valenciana”.
El frenazo de la producción está ahí. “La mayoría de empresas opta por reducir producción, por parar parte de los hornos o quitar turnos como medida de ahorro. Antes del verano, por lo que respecta al ritmo de producción, estábamos trabajando al 70%”, señala la patronal. El sector suma de enero a junio de 2022 un total de 33 ERTE con 4.570 trabajadores afectados.
Uno de los ejemplos de contención más recientes para hacer frente a la crisis energética está en el cese de producción de la atomizadora Azuliber, adquirida por Pamesa hace un año. “Desde junio no hemos bajado de los 200 euros el megavatio/hora, con picos de hasta 340 euros registrados en marzo de este año, cuando en enero de 2021 el precio del gas era de 20 euros y durante todo el pasado ejercicio se mantuvo en una media de 50 euros el megavatio/hora”, dice la patronal. “No esperamos que baje por las tensiones en el suministro de gas en Europa”, por lo que las previsiones de doblar la factura en 2022 respecto a 2021 barajadas a principios de verano, se irán, indican desde Ascer, bastante más arriba.
Ni siquiera el anuncio del presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, de que la gran industria que recurre a la cogeneración quedará acogida de forma temporal al mecanismo de compensación del tope al gas, conocido como excepción ibérica, revertirá, dicen desde la patronal, ese salto al vacío en el que se halla inmerso el sector azulejero. Ven positiva la medida, pero puntualizan que lo que hace es “enmendar un error y corregir una situación injusta”. “No va a solucionar el problema de los sectores dependientes del gas, como el cerámico”, advierte el secretario general de Ascer. La cogeneración permite a las empresas que necesitan grandes cantidades de calor para sus procesos productivos aprovechar su fuente de combustible, normalmente el gas, para generar dicho calor y, a la vez, electricidad.
Potenciar la cogeneración en la industria figura entre los primeros puestos del listado de medidas de ahorro que ha vuelto a trasladar el sector cerámico para su inclusión en el Plan de Contingencia que el Ejecutivo debe enviar a Bruselas y en el que debe especificar qué hará España para capear la crisis energética. “Es una herramienta de eficiencia energética brutal, una medida de ahorro automática y la que con más vehemencia hemos defendido”, afirma Echavarría.
Pero desde Ascer inciden en los otros dos pilares que sustentan su paquete de reivindicaciones. Las empresas han de seguir activas “y para ello necesitamos ayudas, una respuesta por parte del Gobierno y no solo mensajes de que no va a faltar gas. Eso nos tranquiliza, pero si está a precios que no podemos asumir no es una solución”. Así, indican que si va a llegarse al punto de tener que parar por no poder asumir el coste, “pedimos que desde el gobierno se compense la parada”. Recuerdan que solo el sector cerámico supone el 8% del consumo del gas industrial en España.
Mantener vivas las empresas
Por otro lado, y en la línea de “mantener vivas” a las empresas, esta misma semana se ha trasladado en la reunión con los ministerios de Industria y Transición Ecológica, la adhesión del Gobierno a los artículos 52 y 53 del marco temporal de ayudas de Estado, que permite cuantías mucho más ambiciosas que las propuestas. En este momento la subvención máxima por empresa es de 400.000 euros, mientras que la Unión Europea contempla inyecciones de hasta 50 millones de euros para sectores especialmente afectados por los costes energéticos. “Es cierto que los criterios para optar a estas ayudas son muy estrictos, pero contribuirían a mantener vivas a las empresas”.
“¿Cuánto tiempo vamos a aguantar? Eso depende del mercado: si devuelve esa subida de precios que debemos aplicar a parte del producto, aguantaremos menos, dejaremos de producir y pararemos…”, reflexiona Echavarría. Esa resistencia se prevé más duradera en el mercado europeo, “que entiende la situación y a qué se debe el incremento de costes”, pero es más incierta en Estados Unidos o en Oriente Medio, donde la raíz del problema no se comparte. Ambos figuran entre los principales destinos de la cerámica española. “Perciben el producto español como de alto valor añadido, y lo valoran, aunque la demanda empieza a verse afectada; pero en mercados con competencia de producto chino y turco, todo indica que estaremos totalmente fuera”, afirma.
La exportación del clúster cerámico de enero a junio de 2022 asciende a los 2.415 millones de euros. El 75% de las ventas son al exterior. La mitad tiene como destino la UE.
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