Dos crías de un tiburón en peligro crítico de extinción nacen en el Oceanogràfic de Valencia
Los recién nacidos, tras una gestación de seis meses, pertenecen a la especie nodriza de cola corta que habita en zonas oscuras y rocosas, donde se refugia y deposita los huevos
Ahora las dos crías se escabullen entre los dedos de sus cuidadores cuando las alimentan con tres papillas diarias de pescado, compuestas de arenque, calamar y merluza. Pero cuando estos dos ejemplares de tiburón nodriza de cola corta (Pseudoginglymostoma brevicaudatum) crezcan y se conviertan en adultos medirán hasta 70 centímetros. El reciente nacimiento de los dos machos ha sido recibido con satisfacción debido, especialmente, a que se trata de una especie que se encuentra en “peligro crítico” de extinción, según la catalogación de la Unió Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Es, además, el primer nacimiento en el Oceanogràfic de Valencia de este tipo de tiburón, lo que supone “un éxito tanto para el centro como para la conservación de la especie, que ha disminuido su población en un 80% en los últimos 30 años”, apunta el acuario en una nota. Según establece la IUCN, no se registran datos sobre estos animales en su hábitat natural desde hace 15 años.
El tiburón nodriza de cola corta se caracteriza por ser una especie nocturna que habita en zonas oscuras y rocosas, como cuevas y espacios con muy poca luz, donde se refugia y deposita los huevos, ya que es un animal ovíparo con puestas estacionales.
La última puesta en el Oceanogràfic tuvo lugar en diciembre y, tras detectar los huevos, los cuidadores los trasladaron a la zona de cuarentena del acuario, para poder así chequear y controlar diariamente el desarrollo de los embriones. Tras seis meses de gestación, nacieron las dos crías. Cuando sean lo suficientemente grandes, volverán al acuario del Edificio de Accesos junto a los cuatro ejemplares adultos que habitan actualmente.
El tiburón nodriza de cola corta es un animal que se distribuye, principalmente, en el océano Índico, concretamente en las zonas de Tanzania, Mozambique y Madagascar. En los últimos años ha pasado de ser catalogada como una especie vulnerable” a “en peligro crítico” de extinción, según la IUCN. En su clasificación, solo hay un paso más paran la extinción de la especie, tras considerarse en peligro crítico, su extinción en el hábitat salvaje de la naturaleza.
Es una especie que tiene muy poco refugio frente a la pesca al vivir en aguas profundas y, además, está cada vez más sujeta a la pérdida de su hábitat debido, principalmente, al calentamiento global, añade la entidad internacional.
Marga Ardao, responsable de Océanos del Oceanogràfic de Valencia, apunta que en España solo el acuario de Gijón alberga esta especie de tiburón. “No es que sea una especie complicada de mantener en un medio controlado, pero sí que es necesario tener un gran control de estos animales. Debido a su biología y su zona de distribución es una especie que requiere de áreas de poca luz y una temperatura del agua de 26 grados”, señala en declaraciones a este periódico.
Cuevas en el acuario
Para ello, el equipo del Océanos del Oceanogràfic ha instalado zonas con cuevas en el acuario en el que habitan e imitaciones de corales para favorecer las áreas de puesta de los huevos.
“Es una especie que normalmente descansa durante el día y se vuelve más activa durante la noche. Además, cuando son adultos, no necesitan de una alimentación diaria, pero sí que se controla que coman unos tres días por semana”, explica Ardao.
“Después de nacer, y durante los primeros días de vida de las crías, estas se alimentan de las reservas del saco vitelino que tienen dentro de su cuerpo. Tras los primeros días, sus cuidadores los alimentan de papilla de pescado triturado y variado que le ofrecen con una pipeta tres veces al día, ya que tienen una boca muy pequeña”, añade.
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