Josep Torrent, la vida de un periodista
Con motivo de la presentación del libro que reúne artículos de Josep Torrent, a la que asistió este martes el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, reproducimos este texto del compilador
Hay un viejo axioma que afirma que los periodistas nunca deben ser noticia. Pero, como casi siempre en la vida, hay excepciones. La publicación por parte de la Institució Alfons el Magnànim del libro Josep Torrent, El periodisme compromés ha vuelto a poner de actualidad la obra de quien fue uno de los periodistas de referencia en la Comunidad Valenciana durante décadas.
Sus crónicas, informaciones, análisis, reportajes, opiniones llenan las páginas de los principales medios impresos valencianos (también estatales) desde la transición política española hasta su muerte repentina en 2016. Valencia Semanal, Qué y dónde, Diario de Valencia, Noticias al Día, Saó, Levante-EMV -medio en el que llegó a ocupar el cargo de subdirector-, Información, Valencia Plaza y El País -donde fue delegado de la Comunidad Valenciana entre 1997 y 2014- tienen su huella, así como un buen número de tertulias de radio y televisión, incluida la SER, que buscaban su sensata opinión en medio del ruido mediático.
¿Por qué tiene interés la publicación de una selección de artículos de la obra de Josep Torrent? Son varias las razones. La primera es que los periodistas son los primeros historiadores que llegan al lugar de los hechos y dejan documentados acontecimientos, datos, actitudes y opiniones que luego servirán de base para trabajos más sosegados y completos, realizados a posteriori con las técnicas más exigentes de investigación. Es material de actualidad que, como en otras disciplinas de la vida, si dispone de la calidad necesaria pervive más allá de las 24 horas de vida de un periódico impreso.
Ese es el caso de buena parte de los artículos de Pep Torrent. Unos artículos que nos permiten volver a sentir, como si fuese hoy, las intrigas del proceso de construcción de la autonomía, la estulticia que acompañó los estertores de Canal 9, la cangrena de la corrupción con los gobiernos del PP, o el grito en el vacío de los valencianos ante problemas estructurales como la financiación o las infraestructuras.
Otra de las razones de peso es que sus artículos no caen nunca en la falsa neutralidad. El compromiso de su obra con los intereses y el desarrollo de la sociedad valenciana es más que evidente, lo que implica una toma de posición basada en hechos contrastados y en el análisis de la situación. Si hay un ejemplo evidente es su voluntad, durante años, de dar visibilidad, presencia y voz a las víctimas del accidente de metro del 3 de julio cuando la mayoría de los medios -con excepción de Levante-EMV y la Cadena SER- las habían abandonado a los pocos días.
Torrent sabía que su fuerza era la que le daban sus redactores, como sabía que el buen periodismo es un indicador de la calidad democrática de las sociedades. Por eso, siempre dio libertad a sus periodistas para que llegasen lo más lejos; por eso, nunca le tembló el pulso para enfrentarse a los abusos de poder, fuesen políticos o económicos. Condiciones que le valieron el respeto y el reconocimiento de la gran mayoría porque, aunque todos sabían que su alma era socialdemócrata y su querencia futbolística era por el Barça, también sabían que no dudaría en poner el foco sobre cualquiera que debilitase el funcionamiento democrático o atentase contra los intereses de una sociedad que soñaba moderna, respetuosa con su historia y sus raíces e influyente en las políticas de Estado.
El libro Josep Torrent, el periodisme compromés recoge una selección de artículos estructurados en ocho bloques temáticos, que se pueden leer aleatoriamente, que incluyen ejemplos de buen periodismo contrastado que son un modelo frente a la banalidad de cierto periodismo ciudadano, las fake news o la gobernanza de las redes sociales.
La selección de artículos es una oportunidad para el debate y la reflexión y refleja buena parte de los principales acontecimientos registrados en la sociedad valenciana. El libro podría haberse titulado La vida de un periodista, como se tradujo la biografía de Ben Bradlee, director del Washington Post, al español. Aunque estoy seguro que a Torrent le hubiese gustado más usar el título original en inglés Una buena vida. Lástima que Bradlee se nos adelantó.
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