400 agentes intentarán evitar las aglomeraciones y botellones en la Santa Faz de Alicante
El monasterio donde se guarda la reliquia permanecerá cerrado al público y el obispo Jesús Murgui bendecirá la ciudad desde el Castillo de Santa Bárbara
El calificativo se repite en todas las declaraciones institucionales. Este año, la Peregrina de la Santa Faz, una romería que cada año congregaba a cientos de miles de alicantinos, va a ser “atípica”, como señalan desde el Ayuntamiento y desde la Subdelegación de Gobierno. Casi 400 policías y guardias civiles controlarán este jueves los accesos al Monasterio de la Santa Faz y las zonas de reunión habitual de jóvenes para evitar las aglomeraciones y botellones. No se podrá acceder al camarín en que se conserva la reliquia y el obispo de Alicante, Jesús Murgui, bendecirá la ciudad desde el Castillo de Santa Bárbara.
El año pasado, la festividad local, que siempre tiene lugar el jueves siguiente al domingo de Pascua, fue imposible de celebrar. “Todos estábamos confinados y era imposible venir”, recuerda el concejal de Seguridad de Alicante, José Ramón González. Este año, todo va a ser “más complicado”, reconoce, “porque no podemos evitar que la gente venga”. El dispositivo activado no impide que los peregrinos que deseen acercarse al templo en el que se custodia la Santa Faz, un retal del paño utilizado por la Verónica durante la Pasión de Jesús, según la tradición, cumplan con la tradición. El único cierre perimetral establecido estará en la plaza del monasterio, donde se realizará “un control de acceso” que se cerrará al menor signo de “saturación”, explica el edil.
Lo que sí se va a vigilar y arrancar de raíz son los dos efectos colaterales de la Peregrina. En primer lugar, las aglomeraciones. Cada año, el consistorio alicantino calcula en unas 250.000 personas el número de romeros que visitan el monasterio, situado a unos siete kilómetros de la capital, junto al municipio de Sant Joan d’Alacant. Una avalancha difícil de someter que ha conducido al ayuntamiento a abrir la Santa Faz a los ciudadanos desde el pasado viernes 9 hasta el próximo domingo. González insta a los alicantinos a “aprovechar toda la semana” e incluso pide que “mañana no vengan”. Las puertas estarán cerradas en un templo en el que el pasado mes de febrero se detectó un brote de coronavirus entre las monjas de clausura que custodian la reliquia.
En segundo lugar, se van a vetar los botellones. Pese a que esta costumbre, popular entre los más jóvenes, ya se prohibió en las ediciones de la romería anteriores a la pandemia, en esta ocasión se va a potenciar con la participación de 200 policías nacionales y 185 guardias civiles, según informa la subdelegada de Gobierno, Araceli Poblador. La misión, subraya, está clara, “evitar el consumo masivo de alcohol, sobre todo en menores”. Las fuerzas de seguridad se desplegarán no solo por el entorno de la Santa Faz, sino también en los sitios habituales de reunión juvenil. “Actuarán en la Santa Faz, en la zona de playas”, especifica González, en áreas próximas como Vistahermosa y Orgegia y también en tres puntos clave de la lucha generalizada contra el botellón: la calle Castaños y la avenida del Pintor Xavier Soler en Alicante y la avenida de los Países Escandinavos en la playa de San Juan.
El dispositivo, prosigue el edil alicantino, tampoco va a dejar sin vigilancia otros puntos conflictivos al aire libre como las calas del Cabo de las Huertas o los castillos, el de San Fernando y el de Santa Bárbara. Este último, además, será la sede del acto principal de un programa de actos que ha sufrido considerables variaciones en 2021. Habitualmente, los actos comenzaban en torno a las 7 de la mañana, con la puesta en marcha de la romería a pie desde las puertas de la catedral de San Nicolás hasta la Santa Faz. Este año, todo ha cambiado. A las 10 se celebrará una misa en el monasterio y a las 11 se abrirá el camarín en el que se guarda la reliquia. Una hora más tarde, el obispo Jesús Murgui bendecirá a la ciudad desde el punto más alto de la fortaleza del Benacantil, hacia los cuatro puntos cardinales. La Santa Faz, que protegió Venecia de la peste en el siglo XV, poco antes de que un sacerdote de Sant Joan se la trajera como regalo de Roma, debe adaptarse a los nuevos tiempos de otra epidemia, la del coronavirus.
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