Bernardo, el poeta reconvertido a personaje televisivo que divide a la Barceloneta
El cantante de Barcelona, muy popular en los programas de entretenimiento de los años 90, ha sido recordado con una placa tras su fallecimiento, un reconocimiento que los vecinos cuestionan


“En esta finca vivió Bernardo Cortés Maldonado (Jaén, 1934 – Barcelona, 2017). Rapsoda y cantautor conocido como El poeta de la Barceloneta”. Este escueto mensaje se puede leer en la placa instalada, el sábado, en la fachada del número 49 de la calle Pescadors del barrio marinero de la capital catalana. Uno de los pisos de este edificio fue la última morada de Bernardo Cortés Maldonado, un músico callejero que gozaba de gran popularidad entre los barceloneses y que alcanzó fama en toda España en los 90 gracias, sobre todo, a los programas de variedades y destape que popularizó Telecinco. Bernardo era un superviviente bohemio que sobrevivía de los donativos —aunque vestía con traje y corbata y pedía la propina en un platillo de plata— cantando en las terrazas de chiringuitos y terrazas. Un personaje, a priori, naif fruto de una Barcelona preolímpica en el que las mermas de arte se solventaban a base de picaresca y toneladas de inocencia. Cortés murió en marzo de 2017 y, ocho años más tarde, el Consistorio ha colocado una placa en su honor. Al acto de homenaje acudieron solo una docena de personas. Muchos de los vecinos de este barrio —siempre marcado por la polémica— ya han manifestado su oposición a reivindicar la figura de Cortés. El resto de generaciones, las más jóvenes, sólo recuerdan a Bernardo por la imitación del actor Oriol Grau en los programas de Andreu Buenafuente. Un personaje que se bautizó como Palomino y que enfadaba al auténtico Bernardo.
“En la Barceloneta nos preguntamos quién decide qué personaje es merecedor de este honor”, cuestiona el cronista gráfico del barrio Vicens Forner. Este fotógrafo ha retratado a la mayoría de vecinos de la Barceloneta desde los años 70. “Bernardo no se ha relacionado con nadie en el barrio a excepción de algunos propietarios de restaurantes de la playa en los que actuaba. No ha hecho ningún esfuerzo para socializar con sus vecinos”, denuncia Forner lamentando que no se consultara a los vecinos antes de otorgar placas. “Sí que merecen este honor mossèn Pau, sor Genoveva, Paco Jover…”, mantiene. La presidenta de la asociación de vecinos de la Barceloneta, Carmen Piera, aseguraba el lunes en RAC1 que hay personas con “más peso histórico” merecedoras de la placa. “Bernardo en ningún momento ha hecho nada por el barrio”, sostenía.
¿Por qué hay vecinos del barrio que se oponen a reconocer al cantautor de piezas tan mediáticas como Mi ovejita Lucera o Ay Corazón Corazón? Bernardo murió el 3 de marzo de 2017 en el Hospital del Mar. Llevaba más de un mes ingresado aquejado de una insuficiencia renal y recibía muy pocas visitas. El 15 de marzo de 2022, la entonces concejal de ERC, Marina Gassol, pidió en la Comisión de Derechos Sociales del Ayuntamiento que se colocara una placa en honor de Bernardo. Gassol comparaba a Bernardo con personajes populares de Barcelona como La Moños u Ocaña. “Bernardo Cortés nos evoca los olores, los sonidos y los sabores de unos barrios hoy desaparecidos y añorados. Nos evoca a la Barceloneta de los tinglados, las piscinas de baños, los chiringuitos y los merenderos”, aseguraba Gassol. La concejal mantenía que Bernardo fue “fiel durante toda su vida a su barrio y su gente”. La concejal pedía un “gesto de generosidad que esperan vecinos y vecinas de la Barceloneta” y que se colocara una placa en honor al cantautor. Jordi Rabassa era entonces el concejal de Ciutat Vella en el último mandato de Ada Colau. Rabassa apoyó la iniciativa y comenzó a buscar a familiares del cantautor. “Los vecinos de la Barceloneta me dijeron que solo había vivido unos años en la calle Pescadors. Los amigos del cantautor no se ponían de acuerdo en dónde había vivido y yo creo que las placas son para celebrar la vida plena no para colocarlas en el lugar donde vivió los últimos años”, ha asegurado Rabassa a EL PAÍS.

En junio de 2023 Collboni se hizo con la alcaldía de Barcelona y Rabassa no consiguió el acta de concejal (la obtuvo tras la dimisión de Colau en octubre de 2024). La placa de Bernardo quedó en el aire hasta que el 18 de septiembre de 2023 la ponencia del nomenclátor aprobó la placa que se colocó el sábado pasado.
Toni Herrero, uno de los responsables del restaurante el Cangrejo Loco, conocía a Bernardo: “Actuó muchas veces en nuestro restaurante. Era encantador y muy agradable. Ya era hora que se pongan placas a la buena gente y a las buenas personas”. El agitador cultural Joan Estrada lamenta la politización de los homenajes: “La placa a Bernardo me parece bien pero estamos al borde de la locura. Es absurdo que se pida una calle a Carmen de Mairena o que el otro día independentistas y la ultraderecha del PP y Vox votaran en contra de dar una medalla a Loles León”.
El showman televisivo Toni Rovira fue el último que llevó a Bernardo a las pantallas. “Al igual que Carmen de Mairena, a Bernardo cuando se hizo mayor las televisiones le olvidaron”, lamenta. “Bernardo se sentía un filósofo y era un poeta del pueblo. Era uno de esos personajes de una Barcelona que ya no existe y que era el propio pueblo. Me parece oportunísimo recordarlo con una placa en la Barceloneta”, defiende.
Marina Gassol, la concejal de ERC que consiguió el reconocimiento al cantautor, falleció en 2023 antes de la instalación de la placa. El sábado solo algún consejero de barrio acudió al acto de reconocimiento del cantautor en el que participaron muy pocas personas. Bernardo siempre recordaba que en su juventud fue campeón de Jaén de mecanografía. Escribía 523 pulsaciones por minuto. Hoy la polémica placa que homenajea su existencia descansa justo al lado de la placa a la activista vecinal Emilia Llorca. Emiliona, como la conocían en el barrio, acabó teniendo una calle con su nombre en el último mandato de Colau. Su placa, al menos públicamente, no fue cuestionada como si lo está siendo la del Poeta de la Barceloneta.
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