El futuro de la Copa del América en Barcelona: un ‘moltes gràcies’ y muchas incógnitas
El campeón neozelandés alaba la predisposición de las administraciones catalanas, pero el Ayuntamiento quiere cambiar las condiciones para seguir siendo sede en 2026
El mensaje ondeó por el Mediterráneo y llegó a todo el mundo a través de la señal televisiva internacional: “Moltes gràcies, Barcelona”. Pocos minutos después de conseguir la Copa del América en la capital catalana, el Team New Zealand izó en su barco una bandera de agradecimiento a la ciudad. “Todas las administraciones han estado increíbles por cómo nos han acogido desde que llegamos”, compartió el jefe del equipo neozelandés y director ejecutivo de la organización, Grant Dalton, minutos después de confirmar el triunfo.
La Copa del América termina con muchos agradecimientos y unas cuantas dudas sobre si su futuro pasa de nuevo por Barcelona. Como ganador de la competición, el Team New Zealand tiene ahora la misión de organizar la próxima edición. Y lo único que se sabe es que Dalton considera posible celebrarla en 2026. Mantener la sede en la capital catalana es una posibilidad que todas las partes han tenido en mente en los últimos meses, pero hay varios factores que intervienen en la decisión final.
A diferencia de los grandes equipos del circuito de Copa del América, el Team New Zealand no cuenta con un millonario que sostenga su estructura. Detrás del Ineos Britannia, el finalista en Barcelona, se encuentra el británico James Ratcliffe, el 110º hombre más rico del mundo según Forbes; el dueño de Prada, el italiano Patrizio Bertelli (573º), acompaña al Luna Rossa Prada Pirelli (Italia); y el Alinghi Red Bull Racing (Suiza) cuenta con el apoyo del helvético Ernesto Bertarelli (194º). Todos ellos aportan millones de euros (el presupuesto total alcanzó entre los 150 y los 200 millones para la edición catalana) que saben que no recuperarán.
Pero detrás del Team New Zealand no hay una gran fortuna y el equipo vive de los patrocinadores y de inversiones público-privadas. Al comprobar que el gobierno de Nueva Zelanda no contaba con invertir para 2024 la suma que Dalton consideraba necesaria, buscó alternativas y encontró una solución en Barcelona, que pagó unos 70 millones de euros para convertirse en sede.
El problema es que para la próxima Copa del América, los kiwis seguirán necesitando una inyección monetaria importante. Y el Ayuntamiento de Barcelona no parece estar actualmente dispuesto a dar este paso, o al menos en las mismas condiciones. Existe un coqueteo desde hace meses que no acaba de concretarse e incluso en las últimas semanas el interés parece haberse enfriado.
Fuentes del consitorio barcelonés admiten que siguen interesados en albergar la Copa del América una edición más, pero siempre que las condiciones económicas cambien. Tras reurbanizar buena parte del litoral y el puerto de la ciudad, el equipo municipal entiende que la inversión debería ser menor de cara a un segundo baile. Tampoco ayuda la dificultad de las administraciones para seducir a una ciudadanía que hasta los últimos días de competición no ha respondido a las expectativas. El Ayuntamiento percibe que los barceloneses observan el turismo como un problema cada vez mayor, y la relación de la Copa del América con la movilidad internacional ya genera algunas dudas en algunos despachos del Consitorio.
En la entrega del trofeo al campeón, este sábado en el Race Village, el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, felicitó al Team New Zealand por su triunfo, pero no fue más allá. “Hoy Barcelona celebra vuestro éxito con orgullo”, afirmó antes de agradecer a Dalton su apuesta por Barcelona.
En las próximas semanas se moverán algunas piezas del puzzle. También se sabrá quién será el Challenger of the Record, el retador del Defensor (volverá a ser el Team New Zealand), cuya opinión también cuenta para la organización. “El próximo Challenger será anunciado a su debido tiempo, pero esperamos que se anuncie en unos días”, aseguró Dalton. Ineos Britannia, el finalista, se postula como uno de los probables aspirantes. Con un campeón, un retador, y una posible fecha, ahora solo falta la sede. Barcelona y Dalton se lanzan agradecimientos mutuos. Ahora deberán despejar las incógnitas sobre el futuro de la competición.
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