Los delitos crecen un 10,5% en Badalona pese a las promesas de mano dura de Albiol en seguridad
El alcalde exige cambios legales contra la multirreincidencia en la ciudad, que sufre el mayor incremento del área metropolitana por detrás de Sabadell y Mataró
La obsesión de Xavier García Albiol con la inseguridad y los esfuerzos que ha desplegado en ese terreno no han servido, por ahora, para contener la delincuencia en Badalona. La cifra de delitos va al alza por más que Albiol situara la mejora de la seguridad como eje de la campaña que le condujo a obtener, por primera vez, la mayoría absoluta en las elecciones municipales de 2023. De las seis ciudades más pobladas del área metropolitana, Badalona es la tercera en la que más crecen los delitos, un 10,5%, según los datos del primer semestre del año hechos públicos por el Ministerio del Interior, que sitúan el incremento en un 2,9% para el conjunto de Cataluña.
La competencia en materia de seguridad es de los Mossos d’Esquadra y, por tanto, de la Generalitat. Los ayuntamientos juegan su papel, a menudo limitado, a través de las policías locales. Durante la campaña electoral, Albiol denunció con insistencia la existencia de un clima de inseguridad en la ciudad que atribuyó, en parte, a la inacción del gobierno municipal, entonces en manos del PSC. Ya como alcalde, Albiol comparte como propios los éxitos policiales y subraya la idea de que su gobierno incide en la lucha contra la delincuencia con la incorporación, por ejemplo, de efectivos de la Guardia Urbana “en todos los barrios, desde el centro hasta el más alejado”.
Pero la realidad es tozuda y pone de relieve que ni los discursos de mano dura ni los planes municipales sirven, por sí solos, para evitar que la delincuencia siga creciendo. La comparación de los primeros seis meses de 2024 —ya con Albiol plenamente instalado en la alcaldía— con el mismo periodo del año anterior no deja a Badalona en buen lugar.
Los delitos convencionales —en este reportaje se ha excluido de la comparación, para todas las ciudades, la ciberdelincuencia— han crecido un 10,5%. De las casi 6.400 infracciones denunciadas en el periodo, casi una tercera parte son hurtos, un capítulo que ha mejorado (-2,9%) junto al de los delitos sexuales (-25%) después de los escándalos por las violaciones múltiples en torno al centro comercial Màgic y otros lugares de la ciudad del año pasado. El mayor número de robos con violencia e intimidación (5,7%) y de robos con fuerza en casas y comercios (10,3%), que son además los que generan más inseguridad y congoja en la ciudadanía, explica el crecimiento de la delincuencia.
El gobierno municipal insiste en que ha aumentado “un 30%” los 220 agentes con los que se inicio el mandato pero reconoce que no es suficiente. “Pese a los esfuerzos para aumentar los recursos, el gobierno se encuentra desprotegido frente al fenómeno de la multirreincidencia. En algunos casos se ha llegado a detener a individuos hasta 58 veces, pero salen en libertad en menos de 24 horas, lo que complica la tarea de mantener la seguridad de los ciudadanos”, han trasladado a este diario fuentes municipales consultadas por la estadística de criminalidad del ministerio.
“¿Desde que gobierna Albiol ha cambiado alguna cosa? Para nosotros, no. Seguimos teniendo los medios que tenemos y hemos de trabajar con eso”, asegura Joan Marc Zamora, portavoz de SIP-Fepol, el sindicato mayoritario en la Guardia Urbana de Badalona. A su criterio, hacen falta más policías —”necesitamos 350″— para combatir una delincuencia creciente. “Nuestro principal trabajo es colaborar en la resolución de los delitos, no perseguirlos”, explica, sobre la repartición de tareas entre Mossos y las policías locales. Pero en la práctica la realidad les desborda, y les obliga a actuar en todo tipo de situaciones.
“En los últimos tiempos, varios alcaldes se han focalizado en la seguridad. Muchos hacen el esfuerzo de pensar en ello, usan buenas palabras… Pero luego la realidad te pone en tu sitio”, opina Toni Castejón, portavoz del sindicato policial Fepol, que sitúa el problema, en especial sobre la multirreincidencia, en la legislación. “Los alcaldes tienen a la policía local y hacen un sobreesfuerzo en seguridad ciudadana, que sobre el papel no es su competencia. Pueden pedir más seguridad, más patrullas… Pero a nivel político. El nivel operativo está fatal”, considera. Mientras se disparan algunos delitos (la última preocupación es el aumento del uso de las armas blancas) poco parece cambiar en el trabajo policial: “Seguimos con lo mismo: mismos efectivos y mismas leyes”.
Con el paso de los meses al frente de la alcaldía, Albiol ha asumido que la solución no es policial y ha insistido en la necesidad de una reforma legal contra los multirreincidentes. “Ya podemos contratar a mil policías y poner uno en cada esquina que aquí no pasa nada”, ha escrito en X, donde reitera la necesidad de expulsar a los delincuentes de origen extranjero y pide al Gobierno de Pedro Sánchez que “reaccione”. “O el gobierno se pone las pilas cambia las leyes y se pone en serio a expulsar a esta gentuza que ha venido a delinquir o habrá una rvuelta en las calles de cualquier ciudad y lo triste será que la gente tendrá razón”, escribió en julio.
Albiol aplaudió la reciente incorporación de Núria Parlon (PSC) como consejera de Interior, con la que reconoce coincidir “en muchas cosas en materia de seguridad”. La que ha sido alcaldesa de la vecina Santa Coloma de Gramenet durante los últimos 15 años también situó la seguridad en el epicentro de su acción política. “Sin seguridad no hay democracia”, llegó a decir antes de las municipales del año pasado. Parlon ha pedido a los Mossos un esfuerzo extra para combatir la “pequeña delincuencia”, ha defendido una mejor coordinación con las policías locales, y se ha encomendado a un plan que elabora el nuevo director general de la policía, el major Josep Lluís Trapero, para lograr su objetivo: “Revertir la curva delictiva”, algo que por ahora se nota solo en algunas ciudades. Como Barcelona.
La excepción de Barcelona
De las seis ciudades más pobladas del área metropolitana, Barcelona es la única que ha logrado una reducción (-1,2%). En la capital catalana se denunciaron casi 80.000 delitos, de los que la mitad son hurtos; los delitos contra el patrimonio en general representan el 65% del total de infracciones. La reducción en ese capítulo tan abultado en comparación con el mismo periodo de 2023 es lo que explica los buenos datos: caen los hurtos (-5,9%) y los robos con violencia (-8,3%). Es un éxito relativo, puesto que Barcelona viene de cosechar malos datos en los últimos años y porque el periodo no incluye los meses de más afluencia turística.
La presión política para reducir la curva delictiva en Barcelona era enorme, en especial desde que el socialista Jaume Collboni alcanzó la alcaldía, el año pasado, y fijó como prioridades el civismo, la limpieza y la seguridad. Fuentes municipales subrayan que, aunque el dato es positivo, conviene no lanzar las campanas al vuelo, puesto que se trata de una foto fija y el periodo comparado, de apenas seis meses, no permite hablar de un cambio de tendencia prolongado en el tiempo. Las prioridades de los despachos se han trasladado a las comisarías, y los cuerpos de seguridad (Mossos y Guardia Urbana) han redoblado esfuerzos para contener la delincuencia, con la mirada en el trabajo conjunto.
En el área metropolitana, donde las cifras de partida no eran tan altas, se siguen procesos desiguales. L’Hospitalet (1,5%) y Terrassa (2,6%) la contienen, mientras que Mataró (11,4%) y sobre todo Sabadell (17,9%, con un importante incremento de los hurtos y los robos con fuerza) han visto cómo se disparaban hasta los dos dígitos, lo mismo que en la Badalona de la seguridad de Albiol.
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