Illa se propone recuperar con el fichaje de Duch la relación perdida con Bruselas por el ‘procés’
El nuevo consejero de UE y Acción Exterior, con una larga trayectoria europea, tiene el reto de ganar protagonismo para la Generalitat ante las instituciones comunitarias
El nombramiento es el mensaje. El fichaje de Jaume Duch, nuevo consejero de Unión Europea y Acción Exterior de la Generalitat —y hasta el pasado domingo director general de Comunicación del Parlamento Europeo— por parte de Salvador Illa señala el objetivo con claridad: devolver a Cataluña el espacio que perdió ante las instituciones europeas durante el procés. Bruselas siempre ha sido una prioridad para los presidentes de la Generalitat, desde Jordi Pujol hasta Pere Aragonès. Pero las cosas se torcieron mucho para la Generalitat en la UE desde que el expresidente Artur Mas puso el marcha el procés. En los últimos años, Aragonès (ERC) ha tratado de volver a tener una voz escuchada en Bruselas: viajó a la capital comunitaria y fue recibido por varios comisarios. No obstante, la designación de Duch, con una dilatadísima experiencia en las arenas comunitarias, apunta la clara intención de dar un salto adelante en este campo.
Fuentes próximas al nuevo presidente de la Generalitat admiten con nitidez que con Duch se pretende priorizar el papel de Cataluña en Europa y “volver” a esa relación que Barcelona había cuidado con esmero desde que se restauró la autonomía, deteriorada gravemente desde la llegada del proceso independentista unilateral. El propio Illa lo ha apuntado sin ambages en la toma de posesión de los nuevos consejeros al situar la relación “de la nación catalana en el espacio público compartido que es España, la España plurinacional” junto a “la relación en el espacio público compartido que es Europa, con un horizonte federal”.
Por su parte, el nuevo consejero ha puesto en valor “su experiencia de muchos años en Bruselas, en el Parlamento Europeo” en el traspaso de carteras. “Pueden hacerse muchas cosas muy bien hechas”, ha afirmado Duch junto a su predecesora, Meritxell Serret, quien le ha pedido que “continúen las políticas de acción exterior, con una apuesta clara por ser un socio activo, proactivo y fiable en el marco de las instituciones europeas”.
El nuevo presidente catalán siempre ha señalado a Bruselas como uno de los escenarios políticos en los que estar presente. Ha visitado la capital comunitaria cada año desde 2021, es decir, desde que es jefe de la oposición y líder de los socialistas catalanes. En esos viajes, se veía con comisarios —por ejemplo, Paolo Gentiloni, de Economía y Finanzas, y Thierry Breton, de Mercado Interior—, embajadores, parlamentarios. Siempre había hueco, además, para un encuentro con el director general de Comunicación de la Eurocámara, a quien ahora ha elegido para ponerse al frente de la diplomacia catalana. También hay quien recuerda que, dentro de esa labor de cuidado de las relaciones europeas, Illa visitó a António Costa a finales de 2022 y que el PSC premió al ex primer ministro portugués, que ahora va a ser presidente del Consejo Europeo, en febrero de este mismo año. Es decir, al poco de dimitir y cuando parecía que su carrera política estaba acabada.
El funcionario catalán con “mayor rango”
La agenda de esos viajes la preparaba los eurodiputados del PSC y miembros de la ejecutiva del partido Laura Ballarín y Javi López. Este último no duda en apuntar que el nombramiento de Duch muestra una “vocación europea”. Además, el ahora vicepresidente del Parlamento Europeo pone en valor el fichaje del que hasta ahora era “el funcionario catalán de mayor rango en las instituciones europeas”.
La tarea del nuevo consejero de Unión Europea y Acción Exterior será devolver a Cataluña “la conversación técnica en Bruselas, de la que había desaparecido”, analiza Juan Pablo García-Berdoy, que fue embajador representante de España ante las instituciones europeas durante la mayor parte de años del procés. “La capacidad de defender [los intereses de Cataluña] había quedado muy afectada por el próces”, apunta el diplomático, ahora al frente del área de Asuntos Públicos Europeos en la consultora LLYC, quien cree que el nuevo consejero tiene la capacidad para recuperar, “desde la ortodoxia y la seriedad”, el terreno que pudiera haber perdido la comunidad autónoma y “ganar ese espacio natural para Cataluña”.
Otra de las personas consultadas para este artículo define a Duch como alguien “institucional, es difícil encontrar alguien que lo sea más”. En estas palabras, hay una clara referencia a la posición contraria al procés de quien ha sido director general de Comunicación de la Eurocámara en los últimos años. Además, subraya que es alguien muy reconocido, con la experiencia y el conocimiento necesario de las instituciones de la Unión para desarrollar la tarea encomendada, en la que no faltará el reconocimiento del catalán en las instituciones.
Tiene la misma opinión quien hasta ahora ha sido la jefa del nuevo consejero, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola: “Cataluña ha ganado un respetado experto en política exterior y de la UE”, escribió en la red social X el domingo por la noche la conservadora maltesa.
With the appointment of @jduch as a Minister of the Region, Catalonia has gained a respected expert in EU & external policy.
— Roberta Metsola (@RobertaMetsola) August 11, 2024
The @Europarl_EN will miss his insight & leadership. But I know he will continue to play his part in bringing politics closer to people.
Good luck Jaume!
Del cuidado con el que la Generalitat trató siempre su relación con Bruselas, habla el hecho de que el primer ente con el que el gobierno autonómico de Pujol desarrolló su acción exterior se llamaba Patronat Català Pro Europa, creado en 1982. Era un órgano con el que de forma indirecta se trataba de desarrollar una tarea que entonces no tenía el amparo directo del primer Estatuto de Autonomía. También da cuenta de ello otros conceptos de los que se habló mucho en el pasado, como las cuatro regiones a las que se llamaban los cuatro motores europeos, en los que estaba Lombardía, Baden-Wurtenbberg, Rhone-Alps y Cataluña, que llegaron a firmar un acuerdo de cooperación en septiembre de 1988.
Pero esa actividad de décadas se deterioró cuando comenzaron las políticas independentistas unilaterales. El segundo Gobierno de Mas ya comenzó a tener problemas para tener problemas para concertar citas de alto nivel. En julio de 2015 fue su última cita con un representante del Ejecutivo europeo. Y, posteriormente, ni Carles Puigdemont ni Joaquim Torra fueron recibidos por comisarios europeos. El deshielo llegó siete años después con Aragonès: primero con la visita a Barcelona del vicepresidente de la actual Comisión Europea Margaritas Schinas en junio de 2022 y después con los viajes del republicano a Bruselas, en octubre de ese mismo año y enero de este 2024.
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