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Un crucero con 1.500 pasajeros está paralizado en Barcelona por la presencia de 69 bolivianos sin visado

Las autoridades españolas responsabilizan a la compañía MSC, que ya ha autorizado al resto de viajeros a desembarcar unas horas

Crucero de la compañía MSC con unos 1.500 pasajeros a bordo, este miércoles en el puerto de Barcelona.Foto: GIANLUCA BATTISTA | Vídeo: EPV

Un crucero de la compañía MSC con unos 1.500 pasajeros a bordo se encuentra paralizado desde el martes por la mañana en el puerto de Barcelona debido a la presencia de 69 ciudadanos de Bolivia que, presuntamente, viajan con visados falsos. Las irregularidades en la documentación de estos pasajeros, entre los que hay 14 menores de edad, fueron descubiertas en ruta, una vez que el barco había zarpado de Brasil en un viaje de placer por el Mediterráneo que tenía como destino final Italia. Las autoridades españolas han denegado el desembarco de los 69 bolivianos, pero insisten en que en ningún momento impiden que el buque siga su camino. A las 13 horas de este miércoles, y mientras se busca una solución, la naviera ha permitido al resto de viajeros abandonar el barco unas horas para visitar Barcelona.

El MSC Armonía permanece atracado a la espera de que las autoridades desencallen el conflicto mientras crece la angustia entre las familias de los bolivianos, que han llegado desde ciudades de toda España y les esperan en la terminal. Fuentes conocedoras de esas negociaciones al máximo nivel —que involucran a la Policía, la Delegación del Gobierno, la empresa, un juez de guardia y la diplomacia boliviana— apuntan a que este jueves el crucero seguirá su ruta mientras que los 69 ciudadanos de Bolivia serán custodiados para iniciar el proceso de deportación a su país, todo a cargo de MSC.

“Estamos presos aquí, junto con los bolivianos. No entendemos por qué no nos dejan bajar”, se quejaba a media mañana Rafael Kondlatsch, un periodista brasileño de 40 años que embarcó en su país el 19 de marzo. Como el resto de pasajeros, ha permanecido en el barco desde las 15.30 del martes, la hora en que el crucero debía partir de nuevo y seguir su ruta, con varias paradas, hasta Venecia. MSC Cruceros les ha anunciado que se saltarán, como mínimo, la visita a Ajaccio (Córcega), que era la siguiente en el mapa. “No nos informan, apenas nos dicen que hay un problema de migración”, lamentaba Kondlatsch.

Alrededor de las 13.00 y a través de megafonía, la compañía ha avisado de que organizará un vuelo chárter gratuito para trasladar a quienes lo deseen a Roma. También ha anunciado que los viajeros —que serán indemnizados y recibirán descuentos para futuros cruceros— pueden salir del barco siempre y cuando lleven consigo el pasaporte y regresen antes de las dos de la madrugada del jueves. Todos menos los 69 bolivianos con documentación presuntamente falsa.

Fotografía del interior del crucero proporcionada por los pasajeros.
Fotografía del interior del crucero proporcionada por los pasajeros.

La Policía y Bolivia apuntan a MSC

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El Cuerpo Nacional de Policía estudia las posibles responsabilidades de la compañía MSC porque, según diversas fuentes, sabía que esos 69 pasajeros carecían de la documentación necesaria para entrar en el espacio Schengen. La intención de las autoridades es que la empresa se haga cargo del regreso de estas personas a su país de origen, indican fuentes policiales, que muestran su preocupación ante la posibilidad de que se abra una nueva vía para la llegada de inmigrantes en situación irregular a España, en esta ocasión a través de cruceros.

En un comunicado, el Ministerio de Exteriores de Bolivia ha pedido a la compañía que dé “una inmediata solución” a los pasajeros porque “su obligación era corroborar los documentos de ingreso o salida a cualquier destino”. Bolivia admite que sus 69 ciudadanos “no cuentan con los documentos de ingreso al espacio Schengen”. Aunque pudieron desembarcar en Tenerife, los problemas comenzaron poco antes de su llegada a Málaga, cuando las autoridades ya habían constatado la falsificación documental, y en Barcelona, último punto de su visita por territorio español, donde el barco ha quedado retenido.

La compañía MSC ha asegurado, en una nota, que trabaja con las autoridades españolas “para gestionar una situación con un número de pasajeros de Bolivia, que incluye familias y niños, que están viajando con documentación no válida”. La empresa defiende que, en el momento de embarque en Brasil, “parecía que tuvieran documentación apropiada”. Una vez alertados de la irregularidad, las personas afectadas no han podido bajar en Barcelona, que “era su destino final”. Concluyen que siguen trabajando en el proceso y que van “informando regularmente a los pasajeros a bordo”.

Pero los viajeros consultados por este diario acusan a la compañía de opacidad. “¿Por qué la naviera no toma cartas en el asunto? Estamos encerrados”, se quejaba, también por la mañana, Leonor García, de 66 años. “Que nos den una solución, al menos un crucero gratis”, exigía. Para Antonio Piñeiro, de 74 años, el problema es la Policía: “Estamos siendo víctimas de un numerito de las autoridades españolas. Somos rehenes de una de sus bravuconadas”.

“No entiendo cómo han podido entrar al barco sin documentación”, protesta Ana Carmona, de 48 años, valenciana, que acababa de sumarse al viaje y solo ha visitado Barcelona. “Estamos perdiendo un tiempo que es nuestro y que hemos pagado”. El MSC Armonía partió de Santos (Brasil) el 17 de marzo en un viaje de placer a Europa. Llegó a Barcelona a las 7.00 del martes y la Policía, al comprobar la irregularidad en la documentación de los 69 ciudadanos bolivianos, impidió el desembarco. Las fuentes consultadas por este diario señalan que ese proceso puede comenzar este mismo jueves para permitir que el buque siga su camino.

Las autoridades no iniciaron en ese momento, sin embargo, un procedimiento de denegación de entrada. Ese proceso de deportación es el que se sigue, por ejemplo, con las entradas irregulares a través de los aeropuertos: se traslada a los pasajeros bajo sospecha a una zona de admisiones y, mientras se gestiona su situación, se permite la salida del vuelo con el resto de los viajeros. En el puerto de Barcelona, sin embargo, no existe un área de esas características, de ahí que hayan tenido que permanecer en el barco.

Familiares de los viajeros bolivianos, este miércoles en la terminal de cruceros del puerto de Barcelona.
Familiares de los viajeros bolivianos, este miércoles en la terminal de cruceros del puerto de Barcelona.Gianluca Battista

Los familiares denuncian una estafa

Mientras las partes acaban de desencallar la situación, crece el malestar entre las familias de los 69 bolivianos. El martes se les permitió acceder al pie del barco, desde donde oían a los suyos gritando desesperados porque querían salir. Este miércoles, desde la terminal de cruceros, aseguran que han sido víctimas de una estafa: sostienen que una agencia de viajes, de la que no han podido dar la identidad, ofreció a sus familiares un “paquete completo”, una “oferta” que incluía el crucero y la emisión de un visado para entrar en España.

En el MSC Armonía viaja el sobrino de Luis Zelaya, que espera noticias bajo el sol que golpea el puerto. “Embarcó en Río de Janeiro. Cuando faltaban seis horas para llegar a Málaga les dijeron que sus visados no eran legales. Ellos no lo sabían. Compraron una oferta en internet. Han sido víctimas de un engaño”, denuncia. Aunque en un primer momento cuentan que sus familiares venían “de visita”, la mayoría acaba admitiendo que, en realidad, su objetivo era instalarse en España para trabajar y mejorar sus condiciones de vida.

Según la versión de las familias, los viajeros bolivianos pagaron una elevada suma (hasta 1.000 dólares solo por el supuesto visado). “Les ofrecieron el crucero a un precio relativamente bajo. La empresa tendría que haberse dado cuenta en Brasil de que los visados eran falsos y no deberían haberlos dejado embarcar”, lamenta Neisa Ledesma, que tiene en el barco a su hermana, una estudiante universitaria.

Los 69 bolivianos, confirman distintas fuentes, están aislados del resto de pasajeros en un área del barco. Aunque sus necesidades están cubiertas, trasladan a través de llamadas y mensajes la angustia por lo que ocurrirá con ellos: si serán devueltos (en barco o avión) a su país de inmediato o bien podrán poner pie en suelo español y solicitar el asilo. Los familiares prefieren esta última opción, que les abriría una mínima esperanza de permanecer en España. “Y si tienen que deportarlos, que los deporten, pero que no estén más encerrados ahí. Hay niños pequeños”, lamenta Ledesma.

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