El actor Roberto G. Alonso, después de sufrir una agresión homófoba: “Nadie me ayudó”
Alonso ha denunciado ante los Mossos el ataque que sufrió en el centro de Barcelona, con golpes e insultos, al grito de “maricón”
El actor Roberto G. Alonso iba por la calle con el móvil en la mano, como muchas personas, y la mirada clavada en la pantalla para poder seguir la ruta que le indicaba Google Maps. Salía con prisa del dentista porque tenía la rueda de prensa de presentación de la nueva temporada de Jo travesti, donde se denuncia la violencia contra el colectivo. Como también pasa a menudo, Alonso chocó sin querer con un hombre. “Ay, perdón”, se excusó. El tropiezo cotidiano degeneró en una agresión homófoba, con gritos de “maricón”, golpes y Alonso tirado en la calzada. “Nadie me ayudó”, lamenta, por teléfono. En ese mismo momento llamó a los Mossos y denunció. “Estoy dolorido, magullado y triste”.
La agresión pasó a las once de la mañana del jueves en el centro de Barcelona, en el cruce de las calle de Diputación y de Bruc. “A ver si miras por dónde vas, gilipollas” fue la respuesta a las disculpas de Alonso, de 52 años. “No hace falta que te pongas así, ni que respondas de esa manera”, se defendió Alonso. La siguiente contestación ya fue directa al insulto homófobo: “Que te calles, maricón”. Alonso se lo recriminó: “No te consiento que me digas eso”. Y le recordó, ante las repeticiones insistente de “que te calles maricón”, que su comportamiento es un delito en España. “¿Qué quieres? ¿Que te rompa la cara? Maricón de mierda”, reaccionó el hombre. Y lo acompañó con un puño amenazador en alto, antes de alejarse. Alonso, que llevaba el móvil en la mano, decidió grabarle, y el hombre volvió a por él. “Vino, enfurecido, insultándome. Me cogió del pelo, me tiró al suelo, me arrastró, y me propinó puñetazos”, cuenta Alonso. Él se hizo “una bolita” en el suelo para protegerse de los golpes.
Además del dolor físico, Alonso se resiente de la indiferencia de todos los testigos de lo ocurrido. “Me caí a la calzada, y empecé a gritar y pedir ayuda. Nadie me ayudó. Nadie hizo ningún intento de separarlo de mí”, relata, hasta que el agresor se marchó. “Fui yo quien llamó a la policía”, sin que nadie se inmutase, o saliese de las terrazas, ni siquiera para tener el gesto de ayudarle a levantarse. “Un coche pasó cerca de mí y me dijo ‘lo que tienes que hacer es calmarte e irte a casa”, recuerda, sobre una situación que encima le ha hecho sentir culpable. “Como si fuese tu culpa por plantarle cara”, lamenta.
Tampoco consiguió que ninguno de los testigos de lo ocurrido declarase ante los Mossos. “Fui a parar a los pies de un hombre, en carga y descarga. Y unas chicas lo vieron todo desde una terraza”, detalla. Les pidió si podían contar a la policía lo ocurrido, darles su DNI. Pero no quisieron. “Es una sensación de desamparo, de vacío”, abunda. “Parece que por tu condición, por tu identidad, te pueden agredir. Yo no lo escondo, tengo pluma, voy con las uñas pintadas, tengo el pelo largo... Y parece que eso les dé derecho”.
El “colectivo de artistas” del que forma parte sí se ha volcado en él. “Quiero darles las gracias”, pide, porque justo después de lo ocurrido se encerró en casa “un poco desconectado del mundo”, solo con sus amigos íntimos. Uno de ellos, el director de teatro Josep Maria Miró, denunció el ataque a través de un escrito en Twitter. “De golpe, me he encontrado el móvil colapsado de mensajes. Estoy muy agradecido al colectivo y a la profesión”, añade.
Alonso sigue recuperándose del ataque, que los Mossos d’Esquadra investigan. “Me cuesta levantarme y sentarme de la silla. Tengo arañazos de cuando me caí por el asfalto”, detalla. Hace casi 20 años ya le atacaron, pero pensaba que las cosas habían cambiado. “Socialmente, decimos una cosa. Todos estamos a favor de las buenas causas, pero a la hora de la verdad, se practica el silencio, el mirar hacia otro lado”. Y lamenta que las leyes y los debates conseguidos en realidad sirvan de poco... “La sorpresa es que hemos vuelto a los años 90″.
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