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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Adónde va el PSC de Barcelona?

Mientras atacan a la alcaldesa Ada Colau y al equipo de gobierno del cual aún forman parte, plantean unas propuestas claramente conservadoras

Jaume Collboni, alcaldable por el PSC, junto a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, durante el debate electoral organizado por EL PAÍS y la SER.
Jaume Collboni, alcaldable por el PSC, junto a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, durante el debate electoral organizado por EL PAÍS y la SER.Albert Garcia
Paola Lo Cascio

Las próximas elecciones municipales serán -cómo siempre ha pasado y pese a que se quieran considerar menores-, decisivas. Hay muchas etapas de la vida política española y catalana que son simplemente inexplicables sin tener en cuenta las hegemonías en las instituciones más cercanas a la ciudadanía. Sólo hace falta pensar, por ejemplo, que en los primeros años de la Transición el gobierno de UCD pospuso deliberadamente las votaciones para renovar a los consistorios, y éstas se celebraron sólo en abril de 1979, después de dos generales que habían afianzado el poder del gobierno de Adolfo Suárez. Había unas razones “históricas” (todos tenían bien presentes el impacto de las elecciones municipales de 1931 sobre los equilibrios de la forma de estado) y también una constatación empírica: según los sondeos, en todas las grandes ciudades las izquierdas tendrían muchas opciones de gobernar.

Fue así prácticamente en toda España y, fue en las ciudades en dónde primero se experimentaron los grandes cambios en términos de ensanchamiento de derechos y construcción de los servicios públicos que, en cierta manera anticiparon la larga etapa de profundización democrática encabezada por los socialistas a partir de 1982. Por otra parte, y unos años más tarde, fue precisamente la victoria de la derecha en plazas importantes como Madrid o Valencia el canario de mina que anunció el vendaval conservador de aquello que, en su máximo desarrollo, se llamó aznarato.

Una vez más, en tiempos más recientes, después de la crisis de 2008, de la aplicación de las medidas de austeridad y del surgir del 15M, fueron unas elecciones municipales -después de unas europeas en que empezaba a despuntar Podemos-, los comicios que marcaron en 2015 el inicio del ciclo de un cambio decisivo en la política española. Sujetos políticos y candidaturas nacidas de los movimientos sociales gobernaron ciudades con una agenda política de radicalidad democrática, social, ambiental y redistributiva inédita. En la mayoría de los casos, arrastraron al PSOE a posiciones que -ahora sí que se puede decirlo-, a la postre evitaron su pasokización. Ahí estuvo, poco después (y no sin conflictos internos profundísimos en el socialismo español), la construcción del gobierno de coalición progresista presidido por Pedro Sánchez, ahora mismo quizás la experiencia con la agenda reformadora de izquierdas más importante de la UE. Ahora, en el conjunto de España, delante de las elecciones municipales que vienen, los socialistas renuevan la voluntad de seguir profundizando esa senda de cambio de la mano del espacio situado a su izquierda.

Por todo ello y aún descontando las dinámicas propias de la política catalana, es francamente desorientadora la manera con que el PSC de Barcelona está encarando las elecciones municipales del mes que viene: mientras atacan a la alcaldesa Ada Colau y al equipo de gobierno del cual aún forman parte, plantean unas propuestas claramente conservadoras (desde el transporte público al urbanismo, a las políticas de vivienda). Reniegan de la obra de gobierno llevada a cabo y coinciden con una derecha nacionalista representada por Trias, con la cual ya han dado señales de querer pactar. Sería interesante para la ciudadanía saber si estas posiciones tan marcadamente contradictorias con la agenda política, la composición y los sectores de referencia del gobierno de coalición que los mismos socialistas lideran a nivel estatal, así como de sus políticas de alianzas en municipios y comunidades autónomas en el conjunto de España, son una ocurrencia de algún candidato o el preludio de un cambio de orientación política a gran escala.

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