La plaga de jabalíes, un peligro mortal en las carreteras catalanas

La plaga de jabalíes no solo causa molestias a vecinos de los barrios de montaña y daños económicos a la agricultura, también se está convirtiendo en un peligro mortal en la carretera. El Servicio Catalán de Tráfico informó este miércoles que un accidente mortal ocurrido el lunes en Calella pudo ser provocado por la presencia de un ejemplar en la carretera. Dos turismos chocaron frontalmente en un lateral de la C-32 tras intentar esquivarlo y una persona murió y otras tres resultaron heridas. Hace poco más de un año, el 23 de enero de 2022, un motorista también falleció al chocar con otro ejemplar en una carretera a su paso por el municipio de Abrera (Barcelona). Según un reciente informe de los Mossos d’Esquadra, los jabalíes y los corzos, con poblaciones cada vez más descontroladas en la comunidad, ya provocan el 30% del total de accidentes en Cataluña, explica Jordi Batista, subjefe de la División de Tráfico.

La mayoría de accidentes provocados por los animales en las carreteras son leves, explica Batista, aunque este subjefe de los Mossos d’Esquadra advierte de que en los últimos años ha habido un exponencial incremento de los siniestros. A la problemática del jabalí también se le suman los corzos, otra especie en auge en las comarcas montañosas. El año pasado se produjeron en la comunidad 5.482 accidentes a causa de estas dos especies, un incremento del 25,5% respecto a 2021. Aunque porcentualmente el número de accidentes con corzos se ha multiplicado más (casi por cuatro), los incidentes con jabalíes casi se han doblado desde 2017. Según recoge el informe de la policía catalana, siguen siendo los más numerosos: 4.243 (por 1.239 de los corzos en 2022). El documento solo cuantifica los accidentes sin víctimas mortales. En 2022, una media de 15 accidentes diarios se originaron por la presencia de un animal en la carretera.

“[El jabalí] no suele provocar accidentes con víctimas, aunque el aumento de siniestros es preocupante”, dice Batista. El último accidente de Abrera evidencia que la plaga supone, cada vez más, un peligro mayor para la vida sobre el asfalto. Hace menos de un mes, otro siniestro en Sils (Girona), pudo acabar en tragedia cuando un coche se cruzó con una manada que cruzaba la vía: en el vehículo viajaban 6 personas (dos adultos y 4 menores). Todos necesitaron asistencia hospitalaria.

Los motoristas son especialmente vulnerables a las incursiones de la plaga de jabalíes que, advierten desde hace años los expertos, se ha acostumbrado a la presencia humana y es empujada por la sequía a zonas urbanas en busca del alimento que falta en las montañas (mayoritariamente las bellotas). “Tenemos comarcas centrales, en los Pirineos, en Lleida, donde prácticamente el 50% del total de accidentes ya son provocados por animales”, advierte Batista. El subjefe de Tráfico recomienda a los conductores, especialmente los de dos ruedas, que pongan especial atención a partir de las seis de la tarde, cuando anochece, y los animales hacen sus incursiones.

Son especialmente peligrosas las carreteras con curvas, como la que conduce al barrio de Vallvidrera, el más alto de Barcelona y en plena sierra de Collserola. Un lugar donde la plaga se ha descontrolado desde hace años y en demasiadas ocasiones se tiene que sortear su presencia. El pico de accidentes se produce sobre las once de la noche. Los Mossos advierten, además, que hay siniestros mortales con motoristas que podrían ser causa de estos animales, pero que no recogen las estadísticas. “Hay casos de accidentados que aparecen en cunetas y cuya salida puede ser causa por un cruce del animal, pero no puede confirmarse”, dice el subjefe de los Mossos d’Esquadra.

Ante el auge, el Servicio Catalán de Tráfico va a estrenar este año una señal de tráfico para alertar de la presencia del jabalí en las zonas más peligrosas. Como recomendación, aparte de reducir la velocidad por la noche, Batista recomienda no tratar de esquivar al ejemplar si el choque ya es inevitable y llamar al 112 para que el animal, que puede haber quedado herido, sea sacrificado y no pueda provocar así otro siniestro.

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