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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ante el caos climático: planificación ecológica

Es el neoliberalismo el que está colapsando, a la humanidad y al planeta aún nos queda mucho por decir

Un operario instala placas fotovoltaicas en un tejado.
Un operario instala placas fotovoltaicas en un tejado.Europa Press (Europa Press)

A la espera de conocer el último informe de la COP27, todo apunta a que sus conclusiones volverán a ser decepcionantes. Otra vez. Otra vez un desfile de buenas palabras y pocos acuerdos concretos para asegurar un justo abordaje de la crisis climática o hacer pasos decisivos hacia la descarbonización. Algo esperable, si tenemos en cuenta la participación en la cumbre de más de 600 lobistas del petróleo, el gas y el carbón —un 25% más que el año pasado— cuyo objetivo no era otro que el de bloquear cualquier medida que arañara sus bolsillos.

Sin embargo, y a contracorriente del clima de época, la COP27 también nos ha dejado algún momento para la esperanza. Concretamente, el discurso protagonizado por Gustavo Petro, presidente de Colombia, que afirmó, bajo la mirada atenta de los buitres del oro negro: “Es la hora de la humanidad, no de los mercados. Es la hora de la humanidad, no de los tecnócratas”. Una idea con un objetivo muy claro: inaugurar un nuevo paradigma para un ecologismo democrático y popular desde el cual reorganizar nuestras sociedades. Un nuevo ecologismo, por lo tanto, alejado del principio de la responsabilidad puramente individual, de la superioridad moral, de la falsa dicotomía entre el planeta y la humanidad y, sobre todo, orientado hacia el principio de la planificación ecológica como palanca para la movilización de todos los recursos públicos y privados al servicio del bienestar colectivo.

En este sentido, si la dimisión de Liz Truss y el fracaso de su plan para bajar los impuestos a los ricos han supuesto enterrar definitivamente el paradigma neoliberal para la gestión de la crisis, la planificación ecológica está emergiendo como la única apuesta realista frente a un cambio climático cuyas consecuencias ya son parte del hoy. Una oportunidad para la reindustrialización, para el cambio de modelo productivo, para avanzar en soberanía energética y dejar de depender de Rusia, pero también de Estados Unidos. Un nuevo paradigma pensado para quienes no podrán, ni pueden, aislarse de las transformaciones que está viviendo el planeta a base de talonario y necesitan del orden y la seguridad que solo pueden ofrecerles las instituciones.

Con la gestión de la covid demostramos que ante una amenaza colectiva se podían unificar todos los esfuerzos hacia un objetivo. Hoy se trata, sin embargo, de ir más allá. Como afirma la economista Mariana Mazzucato, el Estado debe dejar de ser una herramienta pensada únicamente para “reparar”, es decir, para ejecutar incisiones concretas en momentos de dificultad, y pasar a ser un instrumento que nos permita “preparar”. Frente a la emergencia climática se trata, entonces, ya no solo de frenar el calentamiento global, sino de reorganizar la vida para planificar los cambios que no tienen por qué producirse necesariamente en forma de catástrofe si sabemos anticiparnos desde las políticas públicas. Es el neoliberalismo el que está colapsando, a la humanidad y al planeta aún nos queda mucho por decir.

Jéssica Albiach es presidenta de En Comú Podem

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